CAPÍTULO 18

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Tic tac, tic tac
Observo la poca luz que ingresa por la ventanita encima de mi cabeza y suspiro mientras continúo escuchando el reloj. El resto de la habitación empieza a sumergirse en sombras grises poco profundas.
Tic tac, tic tac
Son las siete de la tarde y observo la puerta sin esperanzas.
No vendrá hoy.
Esperaba poder jugar a las cartas otra vez. Aunque esa estúpida vocecilla susurra que sólo quería ver a mi amo. Pero es porque ha sido un día de lo más aburrido. La fiesta de Markham Alcott se acerca y mis compañeros han estado muy ocupados. Ni siquiera he tenido una merienda por la tarde, pero no he querido ir a molestar a la cocina.
Imagino cómo irán los preparativos. Las esclavas estarán haciendo limpiezas profundas de las habitaciones para huéspedes; se estarán recolectando verduras, frutas y hierbas aromáticas para preparar una cena espectacular digna de un rey; los pisos deben estar siendo trapeados y/o encerados según el tipo y los cristales y cubertería de plata frotados hasta quedar relucientes como espejos. Estoy segura de que hay mucho trabajo, y yo todavía estoy aquí.
Continúo escuchando el fastidioso sonido del pequeño reloj a mi lado y observo mis manos. Deslizo un dedo sobre una fina y larga cicatriz que me ha dejado el garrote cuando era niña. De lejos casi no se ve, pero de cerca la piel allí es un poco más brillante y blanca.
Las horas pasan y empiezo a sentir los párpados tan pesados que mis ojos se cierran por voluntad propia. El aburrimiento me ha traído sueño y tal vez debería dormir, ya que no tengo nada mejor que hacer sin romper la regla de quedarme quieta y no mover mi pie enyesado.
Abro los ojos cuando escucho el golpeteo en la puerta, sobresaltándome por un corto instante. Mi corazón salta y late con más fuerza.
_Hola, bella durmiente._es Bjorn quien asoma su cabeza cubierta por cabellos claros y me sonríe arrugando las esquinas de los ojos. No debería sentirme decepcionada, pero lo hago y eso me llena de culpa.
_Hola Bjorn...
_No te he visto hoy, _comenta, mientras atraviesa la pequeña habitación cargando un plato de estofado que luce bastante apetitoso. Trae una expresión de lo más alegre en el rostro, así que me esfuerzo por corresponderle. Bjorn es muy bueno._¿Cómo te encuentras?_me pregunta.
_Bien. Quiero empezar a trabajar. _él echa la cabeza hacia atrás y se ríe a carcajadas.
_Debes tener fiebre, no sabes lo que dices.
_Me aburro aquí todo el día..._me quejo.
_Mmm..._me alcanza el plato y me mira seriamente mientras lo apoyo cuidadosamente sobre mi regazo._se que hoy no tuviste una merienda espectacular para pasar el tiempo._me pongo roja y me siento descubierta, como si hubiera hecho algo malo. Pero Bjorn sonríe y mete la mano en el bolsillo de su chaqueta de mozo._Por eso..._saca la mano con lentitud y me muestra un bollo de servilleta blanca de papel. Separa las puntas arrugadas con la otra mano, como si desenvolviera los gajos de una cebolla. Adentro hay un cupcake de chocolate.
_¡Bjorn!_presa de un corto lapso de pánico coloco la mano sobre la suya en un intento inútil de tapar la servilleta con el tesoro que trae dentro._Te cortarán la mano..._susurro._él se encoge de hombros.
_Nadie me prestó atención._no puedo hacer más que observarlo atónita y después se me escapa una carcajada un poco histérica y a la vez rebelde._ Pero no pienses que he corrido el riesgo para que lo pruebes tu solita._me río y asiento varias veces con la cabeza. Estamos solos, ya no debería haber riesgo. Quiero creer que aquí dentro no nos espían.
_Ok. Mitad para cada uno._Como dos niños traviesos partimos el cupcake al medio, cuidando que no se desparramen migas dulces por todos lados, y lo saboreamos largo rato. La adrenalina nos recorre un momento intenso mientras cometemos el crimen de comer un panquecito robado.
_Se supone que era el postre._dice Bjorn cuando ya no queda nada. Y luego los dos estallamos en risas viendo el plato de estofado recalentado apoyado sobre mis piernas y la sábana blanca de la cama.
_Pues al revés es mejor. Somos personas creativas.
Dos golpecitos en la puerta nos interrumpen. Debe ser Dom o Dafne, pero aún así nos miramos sonriendo de oreja a oreja y soltamos una risita nerviosa. Ya no hay pruebas para inculparnos, la deliciosa masa dulce con chocolate casi se encuentra felizmente siendo devorada por nuestros jugos gástricos. Bjorn y yo compartiremos un secreto.
_Debo irme. Me toca ayudar en la cocina._Bjorn me guiña un ojo y se levanta de la cama mientras la puerta se abre. Después suelta con una voz extremadamente odiosa:_¿Y usted qué hace aquí?_muevo la cabeza para encontrarme al receptor de mi amigo. James Alcott acaba de asomarse apoyando una mano sobre la madera blanca. Mira de él hacia mí y de nuevo a Bjorn con mala cara.
_He venido a ver a Lenore._le dice, con un gesto antipático en el rostro. Sus ojos azules chispean y pasan de él para observarme a mí, indicando que claramente no le debe explicaciones a un esclavo._¿Cómo te encuentras?
¿Qué hace mi amo aquí a estas horas?
_Estoy bien, mejor..._contesto a duras penas, un poco confundida. Aunque pareciera que mi respuesta no es lo más importante que ocurre aquí. De hecho, Bjorn levanta la cabeza y se cruza de brazos ante la presencia de James Alcotten lugar de utilizar la pose sumisa correspondiente, y lo observa con muy mala cara. Por su parte, mi amo, que siempre es tan amable y educado, se mete dentro de la habitación con las manos en los bolsillos y observa a Bjorn alzándole la ceja. Luce poderoso y altivo, invitando a Bjorn a meterse debajo de los cerámicos del piso. Pero el otro no se acobarda, sino que le observa con sorna. No quiero que se busque problemas.
_Bjorn._le llamo._¿Te ibas ya? Lleva el plato, no tengo mucha hambre._en realidad sí tengo, pero no se me ocurre nada mejor para espantarlo. Y James no va a irse dado que se ha cruzado de piernas apoyado contra la pared, sin quitar las manos de los bolsillos ni despegar la oscura mirada del mozo. Me ha parecido que acaba de sonreír, pero su rostro sigue igual de frío que al comienzo.
_Deberías cenar. Ayudará a los huesos._dice él, mirándome finalmente por debajo de sus oscuras pestañas. Los ojos azules brillan con la poca luz de la lámpara sobre la mesita de noche. Parecen de otro planeta.
_No quiero. Gracias, Bjorn._digo, encajándole el plato en las manos al otro. Éste me mira frunciendo los labios y respira hondo. Se da cuenta que lo estoy echando aunque intente ser sutil.
_De acuerdo, buenas noches._se inclina en una reverencia de lo más inapropiada y mirá de refilón a nuestro amo mientras camina erguido y sale dejando la puerta abierta.
¿Pero qué le ocurre?
Mi amo lo sigue con la mirada y levanta las cejas. Después anda hacia el pasillo y cierra con un leve portazo._¿Y bien? ¿Qué tal tu tarde?_pregunta, apoyándose ahora sobre la hoja de la puerta.
Sonríe de lo más angelical.
Arrugo el gesto y lo estudio un rato. Actuaba completamente diferente hace rato, como si estuviera a la defensiva o algo._¿Qué ocurre?_cuestiono, cautelosa y curiosa a la vez.
_Tengo algo para ti._dice, sin molestarse en decir nada más, aunque no tengo derecho a cuestionar su conducta bajo su propio techo.
Parece que hoy es día de regalos. Mete la mano en su fina chaqueta azul, del lado de adentro donde hay un bolsillo oculto y se acerca lentamente con andar casi felino. Luce muy seguro de sí mismo, como si tuviera la certeza de que no hay nada mejor en el mundo que lo que va a ofrecerme. Aunque dudo que le gane a la sensación de comerme ese cupcake robado.
Dirijo la mirada a su mano y mis ojos se desorbitan cuando observo lo que me enseña._¿Ha bebido hoy? ¿Está loco? ¿Qué le pasa?_es peor que Bjorn. Me ha traído un libro.
El corazón se me atora desbocado a medio camino entre la boca y la tráquea. Él se ríe aniñadamente, como siempre, ignorando deliberadamente todo lo que digo. Se ve feliz, con los ojos brillantes y las mejillas rosadas como un bebé._Deja de hablarme como si tuviera doscientos años de edad. Espero que con esto no sufras tanto aburrimiento los días que faltan por recomponerte._observo la tapa del libro. Es tan tentador...Orgullo y Prejuicio. Es el título que siempre observé con curiosidad en la biblioteca. Jamás había logrado ver la portada. Las letras son negras sobre un delicado marco de flores doradas. La imagen de una mujer y un hombre se ve por detrás, con tonos coloridos y un poco borrosos, como si se encontraran al aire libre.
_Es uno de los favoritos de Audrey... creí que también podía gustarte.
Quiero leerlo. Ahora mismo.
_No puedo..._empujo el libro de regreso hacia sus manos y él atrapa mi muñeca. Desliza los dedos suavemente sobre el dorso y arrastra el pulgar sobre la palma de mi mano. Un hormigueo me recorre el vientre. O tal vez fue un escalofrío.
No puedo apartar la mirada de sus hermosos ojos. James Alcott levanta las comisuras de su boca llena con lentitud y coloca el libro sobre mi mano.
_Sí, puedes. Ocúltalo en tu colchón. Cuando acabes de leerlo, házmelo saber y te traeré otro._No se qué decir, estoy boqueando como un besugo. Su mano aún está sosteniendo la mía y la otra obstruye la portada del libro fuera de mi visión.
Oigo que James Alcott carraspea y pierdo de vista sus ojos cuando se aparta y a pasos rápidos vuelve a apoyarse en la pared. Lejos de mí.
Ahora tengo una sensación de vacío en el pecho y mi estúpida mano ruega por otra caricia como esa, pero mi corazón se anima un poco cuando veo el libro que estoy sosteniendo._Estás loco, James Alcott ¿Quieres que nos maten a los dos?
Él parece ponerse serio, aunque no tanto como cuando Bjorn estaba aquí.
_Te prometí que nadie volvería a hacerte daño, Lenore. Y no quiero negarte la posibilidad de conocer historias maravillosas en esos libros.
_Pero...
_Veo el anhelo en tus ojos._él sonríe._ se que deseas leer aunque sea uno solo, y es lo que te he traído. _habla como si supiera de mi curiosidad por este libro, pero es imposible. Aún así, es como una especie de señal que cierra el capítulo donde decido confiar en él._Te daré todos los libros y textos que se te antojen. Nadie jamás sabrá de esto, yo voy a protegerte.
Cierro los ojos, intentando espantar las lágrimas de emoción. James Alcott es... es imposible. Esto es demasiado.
_No puedo hacerte eso._le digo, pero algo ha cambiado. Sabe que está desafiando las peores reglas, es ese brillo en su mirada. Es rebeldía y tal vez algo más.
Él sabe.
_Lenore... tú no estás haciendo nada. Soy yo quien ha elegido y no puedes cambiarlo. Está en tí confiar en mí, aceptar el libro y correr el riesgo conmigo. _el problema es que ya confío ciegamente en él. Si esto sale mal, será mi culpa por hacer todo lo que no debía. Tal vez sería mejor si él siguiera siendo otro muchacho ignorante... pero cuando veo sus ojos...quizá hay esperanza para todos en sus bondadosos iris.
Guardo el libro bajo mi colchón para mostrarle que estoy de acuerdo.

Fairytale (Fairytale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora