CAPÍTULO 29

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No puedo dormir esa noche. Ni la siguiente. La amenaza de la horca está latente, como la espada de Damocles sobre mi cabeza. La diferencia es que a mí me romperán el cuello con una soga si digo alguna palabra de lo que oí. Tal vez la espada sería más veloz, pero no hay mucho que pueda hacer al respecto.
Ahora le guardo más secretos a mi amo, y ya no se cuál es el peor. Aunque en realidad no entendí ni media palabra sobre lo que Markham Alcott hablaba con los mandatarios, creo que ser amenazada con la muerte es suficiente para darse cuenta que algo peligroso había detrás de esa reunión. Dijo algo sobre bombas y seguidores de Elef, pero jamás he oído tal nombre.
Y lo que más nerviosa me trae es el asunto del sacrificio. "A veces hay que hacer sacrificios",dijo él. Y creo que hablaban sobre matar personas. Le recriminaron que no sería personal esclavo, como si hacer volar esclavos con una bomba no fuera lo suficientemente importante para prestarle atención.
Y no se qué sentir con todo esto. Ha pasado el tiempo y no he tenido noticias sobre ninguna bomba, ¿tal vez no era una bomba de verdad? De esas que estallan y destruyen todo a su paso. Tal vez se trataba solo de una noticia muy sorpresiva, también nombraron la televisión.
Sacudo la cabeza y decido espantar mis pensamientos nerviosos. Si continúo así, hoy tampoco pegaré ojo.
Además, tengo expectadores y no quiero que se den cuenta de que algo está rondando mi cabeza o no me dejarán en paz. Aunque Dafne creerá que estoy así por Bjorn, por eso me guiña un ojo desde lejos. Y Bjorn, que está casi junto a mí podando las plantas quizá piense que él me pone ansiosa por aquel beso que compartimos. Cosa que tampoco le he contado a Dafne, en realidad, prefiero dejarlo en el pasado y si ella y Dom lo saben empezarán a hacer de celestinas. No quiero hacer sentir mal a Bjorn, me arrepentí tanto de dejar que me besara, fue como utilizarlo o burlarme de él. No quiero que me malinterprete, a pesar de que me encantaría estar enamorada de él y no de mi amo, no es justo para Bjorn. No hasta que mis sentimientos se hayan normalizado.
Hoy las tareas en el jardín no son pesadas, pero es imposible no llenarse el cuerpo de tierra yendo y viniendo, cargando cosas y arrodillándose en el suelo. Cuando vuelvo a ingresar a la casa me espera una ducha contada a reloj y luego las habitaciones de huéspedes de la planta principal. Hoy es día de mantenimiento, por lo que junto a Dafne, Jocelyn y otro par de esclavas subimos las escaleras de servicio hasta el ala de invitados.
_¡No! No quiero limpiar la habitación de Bridgette Landon. Ha estado anoche aquí y dejó ropa tirada por todos los rincones.
_¿Estuvo ayer aquí?_se me escapa. Los celos llegan otra vez, como puntadas de cuchillo en el corazón. Pero nadie lo ve a mi manera, solo luzco como otra esclava chismosa que no tiene de qué conversar más que de sus amos.
_¡Sí!_ se queja Lourdes, una de las muchachas que nos acompaña. Ella atiende a Bridgette Landon por las mañanas cuando se encuentra en la casa._Fingiendo que venía a visitar a Audrey Alcott y husmeando detrás del amo James. Oí que él la despachó porque tenía que estudiar._una tonta esperanza me aliviana el alma y sonrío cuando deslizo una escoba por el suelo de princesa de la habitación de Bridgette.
_Yo creo que lo asfixia entonces él le pone excusas para quitársela de encima de vez en cuando._comenta Jocelyn._y hablando de perseguir y asfixiar, ¿irán a las festividades a perseguir a algún muchacho?_las muchachas se ríen y empiezan a comentar los gastos que piensan hacer.
_Yo puedo hacerte un préstamo, Lenore. Si lo necesitas,_ofrece Dafne._no tengo mucho pero para eso somos amigas._me da un apretón cariñoso en el brazo y apoya su cabeza en mi hombro por un instante. Le sonrío.
_No te preocupes, Dafne. Puedo sobrevivir un festival sin gastar demasiado._Jocelyn sacude el acolchado rosado de la cama de Bridgette Landon y arruga la nariz.
_Bueno, no es como si tuviéramos demasiado para gastar alguna vez. Yo llevo ahorrando por meses y nunca es suficiente._entonces lanza una risita pícara._me gusta la buena vida._todas le siguen en coro contando los gastos descerebrados que hicieron en las festividades, generalmente en antifaces o sombreros para lucir en los bailes de la plaza.
_¿Y tú, Lenore?
_Una vez compré un pedazo de torta. _digo._pero fue una de las mejores que comí en mi vida. Valió la pena._las chicas se ríen.
_Bueno, y justamente por eso es tan injusto lo que hizo Mildred._Lourdes hace un gesto indignado y golpetea el plumero entre sus manos._¡No puedo creer que te haya quitado el sueldo de cuatro meses! Quiero decir...¡ese degenerado! Cualquiera le hubiera partido el jarrón en la cabeza.
_Bueno..._empiezo, un poco avergonzada y a la vez enojada por todo el asunto de Michael Bomm y Mildred, pero Dafne se adelanta.
_Todas agradecemos que estes bien, y no es justo. Además lo hizo como venganza.
_Sí, porque el amo James te defendió y la hizo quedar como una bruja._susurra Jocelyn.
_¡Y lo es!_escupe Lourdes._Por eso se dió el lujo de cobrarte un mes extra ¡Pero si te fracturó un pie! Era un castigo no un juego de guerra, por favor.
_Pero ella es así, _dice Jocelyn, sorprendiéndome._yo pasé por ese castigo hace mucho tiempo con Mildred y ella lo disfruta en demasía.
_¡Amo James!_todas damos un respingo y nos giramos hacia la puerta con el corazón en la boca. Sobre todo yo, porque al instante mis ojos se encuentran con los suyos y se que ha escuchado bastante de nuestra conversación. Me perfora ferozmente con la mirada y me obliga a bajar la cabeza por primera vez, verdaderamente intimidada. Está enojado, porque le he escondido algo importante.
Él camina entre nosotras para buscar algo sobre una de las mesas de noche y yo aprevecho para formarme detrás de mis compañeras y salir pitando de la habitación. Esperamos afuera como buenas esclavas, en silencio y con la cabeza baja. Normalmente James nos habría pedido que continuáramos nuestras actividades y no nos preocupáramos por él. Pero hoy sale con paso enérgico dando largas zancadas por el pasillo sin deternerse a dirigirnos la mirada. Lleva un pequeño libro en las manos y la mandíbula apretada.
Afortunadamente, ya no tendré que verlo hoy, pero este es motivo para continuar con insomnio por las noches. Ahora me siento culpable, por no habérselo comentado siquiera. Pero es que todo es diferente para mí desde que admití los sentimientos que guardo. Me tienta continuar esta especie de intimidad y confianza con él, pero por otro lado necesito que se acabe, necesito que deje de ser ese hombre maravilloso que no deja de sorprenderme y embelezarme.
¿Qué me has hecho James Alcott? ¿Por qué tenía que ser justamente yo la esclava extraña que cuestiona todo? ¿Que se tentó por responderle las pullas?
Ingreso a la habitación con los hombros caídos y vuelvo a tomar la escoba. Esto es un infierno. Me estoy comiendo la cabeza dentro de la habitación de su prometida. Es como una patada en el trasero.
Las muchachas continúan chismeando sobre las maldades que ha cometido Mildred a lo largo de su carrera como ama de llaves en casa de los Alcott. No es algo atractivo de oír, siempre le ha gustado castigar esclavos, pero Jocelyn dice que bajó la frecuencia cuando amenazaron con echarla hace un par de años dado que todos los esclavos se estaban comportando de manera ineficiente. Valga decir que no era por su mando, sino porque muchos habrían acabado con huesos rotos como yo. Pero James aún estaba con los ojos vendados como para protegerlos. Las muchachas dicen que debió de ocurrirle a su esclava para que él se diera cuenta de lo que ocurría en su casa, dado que él no se inmiscuía en tareas que incumbían a su padre y su hermana. Pero yo se que es una historia completamente distinta. Si yo no hubiera sido tan lengua suelta y atrevida con mi amo él tal vez jamás se habría enterado de nada. Aunque algo me dice que James habría llegado a ello de algún modo, porque su corazón es enorme.
_¿Lenore?_me giro para encontrar a Dominique en el umbral de las puertas._Cambio de turno._sonríe y camina hacia mí para quitarme mis objetos de limpieza.
_¿Cambio de turno?_pregunto, extrañada. Se supone que ella se quedaría con nuestro amo hasta la noche.
_Sí._repite, revoleando los ojos._cambio de turno._y me da un empujoncito hacia la salida. Mis compañeras no dicen nada, estas cosas son normales, pero hoy no creo que lo sea. Aprieto las manos en la espalda mientras me dirijo al ala contraria hacia la habitación de James Alcott.
Al llegar observo los finos detalles de la puerta, indecisa sobre qué hacer. Tomo una bocanada de aire y giro el pestillo.
Su mirada me golpea como un ladrillo en la frente. Está de pie junto a la otra puerta, con las piernas separadas y los brazos cruzados.
_¿Por qué no me dijiste?_pregunta. No le digo nada, me tomo el tiempo de girarme para trabar la puerta con llave y después lo encaro.
_Porque no era necesario._le digo._Son mis asuntos.
_Creí que Mildred era asunto de los dos._declara, ofendido. Trago fuerte y bajo la mirada al piso. Mala elección de palabras fue la que hice.
_No quiero traerte más problemas._ James camina a zancadas para acercarse a mí pero me alejo de la puerta, por miedo a que alguien escuche nuestra conversación.
_No tiene razón para quitarte cuatro sueldos. Sus motivos son injustos, no puede usar el jarrón..._empieza a hacer gestos nerviosos con las manos y aprieta tanto la mandíbula que siento que se le van a quebrar los dientes.
_¡No importa!_quiero que se detenga._ Ya está hecho. Si seguimos cuestionándola, Mildred buscará la manera de descubrirnos._le digo, y siento un nudo en la garganta cuando recuerdo la amenaza de su padre. Si Mildred habla, esas palabras también serán para James.
_No puede hacerte eso.
_Lo hará. Supongo que has oído a las otras esclavas..._es una frase retórica, se que ha escuchado las historias sobre los castigos de Mildred. Y todavía quisiera contarle lo que dijo su padre en aquella habitación llena de funcionarios. Pero él me amenazó con asesinarme si le decía algo a James, ¿acaso sabe que él charla conmigo para prohibirme contarle? Se me congela la sangre, no había pensado en esa posibilidad.
_Sí, las oí._la voz de James es dulce y una pequeña sonrisa se extiende por su rostro. Ha atribuído mis gestos a las historias narradas en la habitación de Bridgette Landon._No te preocupes, no voy a confrontarla.
_De acuerdo..._murmuro,volviendo a la realidad.
_Pero no dejaré que te quedes sin sueldo por cuatro meses._se da vuelta y entra en su habitación. Le sigo, acostumbrada a meternos allí desde hace días para poder leer libros, jugar cartas o simplemente conversar. Pero James entra a su vestidor y me quedo estática un momento mientras lo veo regresar con algo en la mano.
_¿Cuánto es? Yo te lo pagaré.
_¿Qué?_niego con la cabeza_No, no, no. No es necesario.
_Para mí lo es. Además vienen las festividades, ¿cierto?_sonríe intentando convencerme con su encanto.
_No importa_le respondo, alzando las manos para frenar sus acciones_no puedes pagarme tú cuatro meses de trabajo._en realidad, sí puede. Pero no imaginaba que podía tanto. Abre su billetera de cuero negro y saca un puñado de créditos. Tiene más que lo que yo gano en un año allí, o tal vez en diez._Ten.
_¡No!_me echo espantada hacia atrás._¿Quieres que piensen que me lo he robado?_le recrimino, aunque por supuesto que él no sabe y como siempre, yo debería haberme quedado callada. Lo veo fruncir el entrecejo haciéndose más guapo si cabe con esa expresión confundida.
_¿Por qué?_suspiro y aparto la mirada de él.
_Son demasiados créditos, James. Si alguien llega a revisar... eso ni siquiera se asemeja a un ahorro._le explico, con paciencia, alejándome como si fuera alérgica a los créditos.
_¿Por qué?_cuestiona nuevamente, como un niño de tres años.
_Por que..._No se qué más decirle, ¿qué quiere que le responda?_porque ahorramos mucho menos. Y sería obvio que no son mis créditos porque tuve que comprar un uniforme nuevo._El ceño fruncido de James se profundiza más y luego los músculos de su mandíbula cuadrada se tensan otra vez, recordando como Michael Bomm destrozó mi vestido aquella noche. Me tuve que cubrir con su traje para salir del pasillo.
_¿Por qué no me dijiste?
_¿Tengo que decirte todo, James? Sólo compré un vestido._ruedo los ojos un poco molesta. Mi corazón baila cuando él se preocupa por mí de este modo, pero necesito independizarme de él. Tengo que volver a ser Lenore, la esclava.
_Mildred no tiene por qué quitarte tu sueldo._alega él._Yo me hice cargo de todos esos asuntos, ella no puede pasar sobre mí.
_Puede si se dirige a tu padre._escupo. James se vuelve demasiado sentimental con estas cosas y no piensa antes de actuar. Antes creí que él era meticuloso, que fingía ser amable para un fin cruel, pero James se deja llevar por la ira y necesita palabras para calmarse o volver a tocar el suelo.
Aunque me arrepiento inmediatamente de mis palabras. Un brillo de tristeza cruza por sus ojos azules y baja la mirada hacia la billetera.
_Lo se. Aún así mereces tu sueldo._continúa._ si esto es demasiado, dime cuánto es.
_James, yo no quiero que tengas más problemas por mi culpa..._él me ignora y vuelve a contraer el rostro con enojo.
_Ni mi padre ni Mildred se enterarán de esto. ¿Cuánto?_habla bruscamente y sus iris lanzan chispas. Quisiera suavizar su enojo, acariciar su rostro y besarle la mejilla con ternura. Mi amo justiciero, ¿Quién lo diría cuando lo conocí? Lo observo un instante.
_Cobramos cuatro créditos por mes:_y luego voy señalando cada número con los dedos_ dos de alimentos, uno de higiene, uno de indumentaria._James se queda con la boca abierta y vuelve a mirar su billetera como si no pudiera creer lo que tiene en la mano.
_Eso...
_Sí, James. Por eso te estoy diciendo que esto_señalo el puñado de créditos que aún tiene en la mano._es demasiado.
_Pero... es muy poco._me cruzo de brazos y lo observo. No se por qué le sorprende._¿Tienes ahorros para los festivales? Te gusta el chocolate._dice, y yo me muero de ternura. Adoro que recuerde cada pequeña cosa, como si yo fuera algo más importante que sólo una esclava. Una sonrisita imparable se extiende por mi rostro y meneo la cabeza antes de bajar la vista al piso de mármol.
_Nunca gasto demasiado. No te preocupes._siento sus ojos sobre mí por un instante y luego se apresura a contar créditos en sus manos.
_Ten._observo su mano, ofreciéndome el sueldo de cuatro meses.
_No puedo aceptarlo, James.
_Pero es tuyo, es lo que te corresponde. _suspiro y sacudo la cabeza en un intento de razonar con él.
_Es lo que crees tú que me corresponde, porque eres amable y justo._digo con dulzura._Soy una esclava, James. Estas cosas pasan._tomo su mano y la cierro sobre los créditos que me ofrece, empujándola hacia su cuerpo. El corazón se acelera, como si fuera él quien hubiera buscado el contacto._No te preocupes, no lo necesitaré._Porque no necesito créditos, sino a James vivo recordándome que me gusta el chocolate.
Al día siguiente las actividades en la casa son un poco ajetreadas, pero se respira un aire de alegría por los festivales de Diciembre. Como siempre, todos los esclavos iremos, y dejamos listas todas las tareas del hogar a un horario temprano.
Hoy no he visto a mi amo, y aunque me muero de ganas de echarle aunque sea un vistazo de lejos, me animo con la idea de bailar en la plaza. La última vez bailé con un descoordinado Clarke que ahora no está. Todos pensamos en él a lo largo del día y recordamos sus bromas y sonrisas. Él era muy alegre aunque un poco tímido en algunos aspectos. Clarke era un buen hombre.
Al finalizar mis tareas me dirijo a mi habitación y me preparo para mi corta ducha. La fila de criadas da vuelta a todo el pasillo, pero hoy no hay apuros. Charlamos entre nosotras contando viejas anécdotas, oímos secretos de belleza y nos reímos juntas a pesar de que no nos conocemos entre todas.
Una vez que llega mi turno en la ducha, corro envuelta en la vieja toalla hasta mi habitación. No hay demasiada preparación, tomo mi vestido rojo de siempre porque esta noche corre un poco de viento y las mangas largas me protegen un poco más. No uso los zapatos de esclava sino unos estiletos bajos gastados por el uso de color negro. Luego, acomodo una muy pequeña cantidad de créditos de mis ahorros casi inexistentes en el bolsillo del vestido.
Al salir, hay un bullicio de esclavas en el pasillo, riendo y peinándose. Dafne se ofrece a hacerme un extravagante peinado y a pellizcarme las mejillas como intento de rubor, pero sólo me río y me aparto. Peino mi cabello y hoy lo dejo suelto, libre sobre mis hombros y mi espalda.
A las nueve en punto nos encontramos en grupitos en la puerta de la cocina. Hoy no está Clarke en cuerpo pero su presencia animada se siente en el ambiente. Bjorn está de buen humor a pesar de todo y se ríe de algo que dice Michael, el marido de Dominique quien se sostiene de su brazo. Me alegro por Bjorn.
Afortunadamente Elen no se aparece para meterse de colada, no le dará la cara para tanto después de todo lo que ha hecho. Sólo falta Jocelyn, que  se reune con Dafne y conmigo para alcanzar el grupo de amigos y esclavos, y una vez que estamos todos empezamos a caminar por el camino de tierra hasta el portón para esclavos. Hoy es Bjorn quien lo abre para nosotros.
No pasa mucho hasta que ingresamos al gentío. Las calles están decoradas de forma típica, con papel picado y luces que ahora cubren Fairytale de rojo y verde anunciando la llegada de la Navidad. Los edificios también están cubiertos de alegres y detallados adornos navideños como Cascanueces, renos y muñecos de nieve de plástico, más luces y nieve artificial.
Desde aquí se puede ver el árbol gigante de la Plaza Central donde convergen la mayoría de las Avenidas. Se oye música y vuelan los aromas de comidas calientes para el frío y chocolates. Pero estoy esperando el indicado para mi pobre gasto en este festival.
_Oye..._es Bjorn, me golpea juguetonamente con el hombro y sonríe dulcemente._Apuesto a que ese sombrero le causará tortícolis._da un cabezazo hacia el frente en señal y mis ojos se enfocan sobre un sombrero que sobresale más arriba de las luces y las guirnaldas. La mujer flaquita que lo lleva camina sobre unos tacones kilométricos y tiene que agacharse debajo de cada cable y soga para poder avanzar.
Aprieto los labios y suelto una enorme carcajada. Ha de haber querido llamar la atención con su ropa extravagante y acabó luciendo ridícula e incómoda.
Bjorn sonríe e infla el pecho cuando me río y de repente me siento un poco cohibida. Me aparto con suavidad y camino por el borde de los puestos, observando distraídamente los objetos exhibidos. Hay artesanías de todo tipo, joyas y collares únicos creados a mano por grandes artistas, perfumes artesanales y aromatizantes para el hogar de aroma empalagoso, cuadros de formas infinitas, prendas de vestir y algún puesto ocasional de comidas y bebidas.
El cosquilleo en la nuca me indica que estoy siendo observada. Se que Bjorn no lo hace intencionalmente, pero me siento incómoda. Aún así, es mi culpa y debería tratar de arreglar las cosas,de comportarme de forma normal con él, como antes.
Me giro para buscarlo, pero no lo encuentro entre las personas que caminan detrás de mí. Busco alrededor y encuentro mi grupo de amigos caminando más adelante, sin detenerse a ver los puestos. Me acerco a ellos con paso enérgico aún con la sensación de ser observada y un miedo helado me recorre la espina.
¿Si Markham Alcott me ha enviado a seguir?
Choco levemente con Bjorn y Dafne en mi apuro por ponerme a salvo. Él dijo que no dejaría que me hicieran daño y de algún modo decido buscar seguridad en él._¿Estás bien?_me dice, bajando un poco la cabeza.
_Sí, sólo he quedado rezagada._le contesto. Echo una ojeada hacia atrás cuando él me devuelve una sonrisa y continúa bromeando con nuestros compañeros.
Nadie me sigue. Es estúpido, sólo es mi cabeza creando cosas sin sentido. Pero es que el asunto de la bomba y la horca aún no se han quitado de mi cabeza.
Las muchachas salen corriendo hacia un puesto de vestidos de fiesta que obviamente no podremos comprar jamás y me decido a unirme a ella y dejar de pensar. Me tomo de los codos y camino detrás, pero me detengo en el puesto contiguo donde ofrecen antifaces para esta noche. No tengo créditos de indumentaria para gastar, pero me llama la atención lo bonitos que son, realizados por completo con strass y piedras brillantes en formas elegantes y ondulantes.
Miro hacia atrás, sintiéndome incómoda otra vez. Las muchachas empiezan a caminar y regresan a nuestro grupo masculino que continúa lentamente su andar por el pasillo entre los puestos. Pero me quedo plantada allí al notar los ojos azules que me habían estado observando, los ojos que me habían hecho sentir miedo entre el gentío, cubiertos por un sencillo antifaz negro de raso con imperceptibles bordados dorados. Era una sensación sólo generada por mi mente, porque no hay ninguna amenaza en esa hermosa mirada.
James.
¿Qué está haciendo aquí?

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¿Bjorn o James? He aquí el dilema 🤔

Fairytale (Fairytale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora