"El ama de llaves, como cabecilla de los esclavos, es quien da las órdenes e imparte justicia"
Del Código de los EsclavosNo parecía una morada habitada, la de Clarke. Supongo que cuando yo muera, será igual: en su habitación no hay fotos u objetos personales, solamente un viejo antifaz guardado desde las festividades, y uniformes masculinos. La poca ropa de Clarke apenas si dice algo de él, pero una vez que es sacada de la habitación ya no queda nada, como si nunca hubiera existido.
Eso somos los esclavos. Sólo un cuerpo que trabaja dieciseis horas al día, si es que no se requiere mayor atención de nosotros para hacerlo día y noche. Pero eso a nadie le preocupa. Somos desechables: mientras Clarke se va para siempre, el Estado nos ha asignado un nuevo compañero que llegará a la brevedad.
Recuerdo sus pies, que parecían pelear uno con el otro cuando bailamos en el último festival. Clarke no volverá a bailar de manera descoordinada conmigo. Ni conmigo ni con nadie más.
Bjorn tiene la mirada perdida, está apoyado sobre uno de los ventanales de la cocina. Clarke era su mejor amigo, se conocían desde la Escuela para Esclavos y habían tenido la suerte de continuar juntos desde entonces. Pero el destino acaba de separarlos.
¿Qué dirían los Narradores sobre esto? Nada. Si Clarke hubiera tenido una prometida simplemente hubiera sido reubicada con otro hombre. Tal vez por eso nuestro compromiso es informado con tan poco tiempo de antelación.
_Lo siento mucho._le digo mientras me acerco.
_No se merecía esto._susurra con voz rota, moviendo entre las manos el antifaz de Clarke._ no merecía morir de esa forma.
Por supuesto que no lo merecía, pero no digo nada. Lo dejo desahogarse mientras escucho y paseo la mirada por los árboles. Hoy lucen igual de tristes, con las hojas hacia abajo, inmóviles.
_Apenas tenía veintiseis años._Continúa. _Estaba enamorado... me dijo que si lo delataba me rompería los huesos._se ríe, pero con poco humor.
Un nuevo transporte plateado llega por el camino del portón de hierro. No hay coches negros, banderas o cosas por el estilo para nosotros. Así como llegamos, nos vamos.
El resto de esclavos de la casa empiezan a salir, así que aprieto el hombro de Bjorn con una mano para darle apoyo.
Los hombres del Estado salen cargando el ataud de nuestro compañero. Lo tocamos, como una despedida. Es todo lo que podemos hacer, los esclavos no realizan funerales ni ceremonias de despedida. No se nos permite.
_Adiós, mi amigo._oigo decir a Bjorn.
El coche se va y nos obligan a volver al trabajo. No tenemos tiempo para llorar.
Las tareas se me pasan con velocidad. Nadie dice nada mientras aseamos las habitaciones de invitados.
Dafne me observa con preocupación, pero no sabe qué decir, así que sólo me da pequeños abrazos cuando lo cree necesario.
Se preocupan porque yo lo encontré.
No fue la primera vez que un esclavo falleciera, lo he vivido demasiadas veces para mi gusto. Pero jamás había sido yo la primera en percatarse de ello, he vivido la ausencia del alma, mas no la había observado con mis propios ojos. Y no puedo quitarme la imagen de la cabeza. Es como si no fuera capaz de pensar en otra cosa: su cuerpo inmóvil,el rostro blanco y los labios agrietados y azules.
Él sufrió. Murió de una forma horrible.
Siento que mis ojos escuecen y Dafne se acerca para otro abrazo. Intenta mantenerse fuerte, pero sus labios tambien tiemblan.
Luego la rutina se hace con nosotros.
Mi amo no le ha contado a nadie mi secreto y se ha mostrado tan preocupado como mis compañeros por mi expresión ida y mi falta de energía. Ha intentado hacer chistes, incluso ha encendido la televisión y ha tratado con todas sus fuerzas que me siente a observarla con él.
_Lenore, sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?
_Sí, amo._ Él no lo entendería. No sabría lo que es ver los ojos vacíos de una persona que te ha abandonado. Jamás ha pasado por condiciones similares, James Alcott lo tiene todo.
Él jamás entenderá.
_ Si alguna vez quieres hablar..._ dice._puedes encontrarme aquí. Cuando gustes.
_Lo se, amo._ Él no luce satisfecho con mi respuesta, pero ya no intenta sonsacarme nada. Sabe que no hablaré.
¿Por qué habría de desahogarme con él? Es su culpa también. Es parte de este sistema corrupto, sus intereses son los más importantes, a pesar de su supuesta bondad. Y sabe que no puedo hacer más que quejarme, por eso no me ha denunciado.
Luego de cuatro días, es como si Clarke no hubiera existido. Un nuevo esclavo lo ha reemplazado, pero afortunadamente no le han asignado su habitación. Eso ya sería demasiado.
Bjorn se encuentra deshecho y parece un robot, caminando por la casa y realizando sus tareas de forma mecánica.
Dominique no me ha dirigido la palabra desde aquel día. No me mira y trabaja en silencio, hasta que llega James Alcott a la casa y se despide para buscar a Mildred.
Tal vez me culpa por lo sucedido, y no he querido forzarla a hablarme. Si lo desea, lo hará eventualmente.
Sacudo el edredón de mi amo mientras me muevo para hacer la cama.
Un pequeño sonido ahogado atrae mi atención y me muevo para ver a Dominique de pie con los hombros hundidos junto a la puerta, mientras sostiene la escoba lánguida entre las manos.
_Dominique..._susurro. Está llorando.
_Lo siento mucho._dice, pasando las manos frenéticamente por su rostro. Me acerco a ella y le quito la escoba para apoyarla contra la biblioteca._Es mi culpa, si no hubiera deseado tener un bebé..._explica.
_No tiene nada que ver con eso, Dom.
_Sí que lo tiene. Esa misma noche llegó el comunicado de los Narradores._se me escapa la sangre del rostro, dándome cuenta de lo que está diciendo._ me quitarán el tratamiento de fertilidad la semana que viene. Se me permite tener un hijo, por el momento.
_Dominique...
_Si hubiera sabido que Clarke tenía que morir de una forma tan fea para que yo pudiera tener un bebé no lo habría deseado._se me hace un nudo en la garganta.
_No tiene nada que ver, Dominique. No tiene nada que ver con ello._intento calmarla, mientras la abrazo. Pero creo que sí está ligado. Se ha perdido un esclavo y otro debe cubrir su lugar, tal como ocurrió en esta casa. Al menos podrían haber esperado un tiempo más. Son insensibles.
La tarde con mi amo se pasa de la misma manera, pero hoy no me pregunta si quiero hablar. Me sonríe de forma cálida, demostrando su apoyo y me señala el sillón.
_¿Por qué no te sientas? Creo que te vendría bien descansar un momento. Ni siquiera te has acercado a la banqueta.
_Estoy bien, amo.
_Amo..._repite él. No se qué es lo que le está pasando por la cabeza ahora. Jamás me quitaré esa sensación de que es un hombre extraño. _Ahora que tenemos... cierta confianza, pienso que deberías llamarme sólo James.
No digo nada, así que él coloca el mentón sobre la mano en puño y me pregunta_ ¿No lo crees?
_Usted es mi amo._le retruco. Él mira hacia arriba con desgano y hunde más el mentón masculino sobre la mano.
_Yo te llamo por tu nombre.
_Usted puede hacer lo que quiera, yo sólo soy una esclava._ él sonríe. Ha logrado romper un poco mi cascarón con sus ocurrencias anormales.
_ Preferiría que me llamaras "James", ahora que somos amigos._dice.
_No somos amigos._ le corrijo.
_Vaya eso ha sido doloroso._ se queja y me provoca una pequeña sonrisa.
_No lo somos._reitero.
_ ¿Entonces qué somos?_cuestiona, alzando las cejas. Su hermoso rostro muestra diversión.
_Un amo y su esclava.
_Pues este amo exige que su esclava le llame "James"_habla haciendo la voz más gruesa, tomándome el pelo. Y no se por qué, pero me sonrojo y después lanzo una risita aguda.
_ Le informo que se oye ridículo, amo James.
_Ahora, ese es un avance._dice, señalándome con el índice mientras se sienta erguido_ soy tu amigo si tienes el descaro de llamarme ridículo.
_Sólo lo hago por vergüenza y lástima._le digo. Él lanza una risotada elegante y se echa para atrás, cruzando los brazos.
_Qué maldad, mujer._le doy una pequeña sonrisa y nuestra charla se acaba cuando suena el intercomunicador.
_Ahora vendrá Dominique, amo._le informo.
_James._me corrige._hasta mañana, Lenore._hago una reverencia y salgo de la habitación en busca de Mildred. Supongo que mi amo ha intentado animarme con esa loca conversación, y lo ha logrado, pero claramente no voy a dirigirme a él solamente por su nombre de pila. No es propio.
Encuentro a Mildred en la cocina y me envía a limpiar los pasillos con otras tres esclavas. Armada con un trapo húmedo, una escoba y una cubeta de agua, me dirijo hacia el pasillo principal del ala izquierda. Este tiene forma de Ele, en cuyo fondo están las imponentes puertas de los aposentos de Markham Alcott. Nunca le he visto, pero suelo imaginarme a un hombre tan alto como mi amo y con el rostro más severo. Apenas se oye de él. Parece un hombre distante... o es que nadie se atreve a decir nada por el hecho de que es un miembro del Consejo.
Quito el polvo de las orladas mesas de madera y los jarrones con flores, y también de los enormes cuadros que cuelgan de las paredes. Es imposible no mirarlos mientras paso el trapo por los marcos dorados. Los hay de varios tipos, pero abundan los paisajes y los dibujos abstractos. Son hermosos.
Tomo la escoba y quito la suciedad del pasillo y el polvo que voy levantando de las superficies. No pasa mucho tiempo hasta que regreso hacia el corredor que ya conosco de memoria. Allí sólo hay cuatro obras de arte tan grandes como las otras que adornan el pasillo.
Humedezco un poco más el paño y por instinto me dirijo al cuadro frente a la habitación de Audrey Alcott. Empiezo a moverlo con dedos hábiles sobre el marco moldurado, para alcanzar todos los recovecos. Mi mirada se pierde en la imagen que el artista ha plasmado sobre el lienzo.
Hay paz en ese cuadro. Han pintado el cielo claro, despejado de nubes y con tintes amarillas de un Sol que no se muestra pero que ilumina el paisaje desde detrás de un enorme árbol. Los rayos de luz se expanden desde la copa y el tronco, invitando a acercarse para descubrir qué hay detrás.
Tal vez es el paraíso, allí donde ha ido Clarke. El lugar de descanso eterno. Uno correría por la hierba espesa, descalzo, hasta encontrar la luz del Sol. Tal vez, detrás del árbol están los seres queridos que se han ido a lo largo de la vida, esperando para un reencuentro repleto de felicidad.
_Lenore._es la voz de Mildred. De un salto me giro y me encuentro con su severa mirada arrugada. Está de pie bajo el marco de la puerta de Audrey Alcott. Elen está detrás, con una sonrisa diabólica en el rostro.
_¿Qué estabas haciendo?
_Yo... _bajo la mirada hacia mi mano. El trapo descansa allí, pero no lo estaba utilizando. Estaba mirando la pintura.
_Estabas holgazaneando._no tengo nada para decir en mi defensa ¿Quién sabe cuánto tiempo me estuvieron observando?
¿Cómo fui capaz de bajar tanto la guardia?
_Ven conmigo, Lenore._dice Mildred, con voz animada y alegre. Trago saliva y miro de reojo a Elen, que sonríe de oreja a oreja y luego cierra la puerta desapareciendo en el interior de la habitación.
Estará contenta como perro con dos colas. Si pudiera ver lo que va a ocurrir, se sentiría aún más satisfecha.
Sigo a Mildred por las escaleras y luego por la cocina para ir al patio trasero. Nos alejamos de las plantaciones hacia una zona rodeada de sauces llorones.
Obligo a mis piernas a moverse, a pesar del temblor que percibo. Mi cuerpo entero se tensa para huír. Pero no hay escapatoria, si lo hago, el castigo será peor.
_Acuéstate._indica Mildred, señalando el pasto. Delante de ella hay una tensa cuerda que cruza de un árbol al otro.
Con reticencia y miedo me quito los zapatos y hago lo que ella pide, armándome de coraje.
Observo como la mujer se aleja unos pasos hacia una especie de mueble que tiene varios instrumentos colgados. No los distingo bien desde aquí, pero se que hoy no me corresponde el látigo. Mildred regresa con un garrote fino de color negro, un instrumento que ya he conocido en el pasado.
No dice nada porque yo se lo que debo hacer.
Acomodo el vestido, casi con naturalidad, a mi alrededor, y levanto los pies sobre la cuerda. Está puesto de manera perfecta, no se mueve cuando deposito el peso encima.
Mildred no me pregunta si estoy lista. Cierro los ojos cuando llega el primer golpe.
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Fairytale (Fairytale #1)
Romance"Todo es posible, todo es perfecto. Vive tu destino y se feliz en Fairytale" Fairytale es una nueva organización donde cada persona tiene un destino que cumplir, asignado desde el nacimiento por los Narradores. La sociedad está armada de modo tal qu...