ADELANTO CAPÍTULO 1 DE INQUEBRANTABLE!!

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Holaaaaa!! Después de algunos días, decidí dejarles un regalito: un adelanto de Inquebrantable!! Nada más y nada menos que el capítulo 1 completito!!

Ojalá que les guste ❤❤ y ya saben, comenten qué esperan ver en el libro 2 y todo lo que les ha gustado o preferirían modificar, me sirven de inspiración.

A leer!! 😎
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Me mantengo con los ojos cerrados mientras oigo la melodía más hermosa de todas. Me relaja oír y sentir el corazón de James debajo de mi mejilla y su respiración tibia golpeando en mi coronilla.
Podría ser un sueño, pero no lo es. Mi mano descansa sobre su abdomen fuerte, aunque no me atrevo a deslizar los dedos y tocarlo. No quiero despertarlo, aunque muero por ver su rostro...aunque se que tendré que irme.
Mientras me quedo aquí, acurrucada entre sus brazos, las imágenes no paran de llegar. Debería estar recordando la fiesta de Markham Alcott, cómo me obligaron a usar un vestido navideño para parecer otro jarrón de la casa. Incluso debería ir más atrás, hacia la masacre en las calles el día del Festival, hacia los garrotes en mis pies. Diablos, debería estar pensando en Buddy, con lo que acabo de hacer. Pero sólo el recuerdo de las manos y los labios de James se repite una, y otra, y otra vez, hinchando mi alma.
No es como si en Fairytale fuera un secreto el sexo. A pesar de sus ciudadanos retrógrados, como James los llamó una vez, hay un cierto libertinaje a costa de la esterilización de la población. Pero yo nunca había deseado tanto estar con un hombre, tal vez por tanto trabajo, quizás por falta de tiempo...o porque no había estado enamorada así de fuerte.
Cierro los ojos y aspiro ese aroma que me vuelve loca, que quita la voluntad de pensar. Me he agazapado a mi amo como una garrapata, pero ese es el problema. Es mi amo. James es mi amo. Y ésta ha sido la noche más contradictoria de todas, ahora que estoy aquí entre sus brazos, no tengo ni la más pálida idea de cómo sucedió. No esperé que él declarara que había estado pensando en mi y mucho menos que me besara. Ni siquiera se qué significa, porque un amo no puede enamorarse de su esclava. Cielos, si hace apenas unas horas me daba vergüenza que viera mis labios pintados de rojo. Pero él me besó como nunca me habían besado y me deseó, y de tener vergüenza de mis aspecto pasé a sentirme la mujer más hermosa del mundo entre sus brazos. Él acarició con sus labios cada trocito de piel y no paró de susurrarme lo hermosa que soy, sin alejarse un sólo centímetro. Si alguna vez imaginé mi primera vez, no había sido así. De hecho, creí que sería por obligación después de casada por órden de un Narrador. No pensé que estaría enamorada, mucho menos de un hombre como James, y que sería tan perfecto. Porque lo fue, a pesar del dolor y de todos los miedos a no ser suficiente, a que alguien entre por la puerta y nos descubra, fue perfecto. Dominique una vez me dijo que un hombre en la cama se comporta como lo hace fuera de ella, y dió en el clavo. James fue tan dulce, amable y seductor. Me aseguró varias veces que podía parar si lo deseaba, cosa que estaría muy loca para pedirle. Fue despacio, sin apuro, y me llenó de caricias que me elevaron a las estrellas y volvieron a bajarme de nuevo.
Sabía que no lo olvidaría jamás, pero una esclava es una esclava. Cuando todo acabó, creí que era hora de irme. Ya había obtenido lo que tan impulsivamente se me había metido en la cabeza y le había dado lo que él buscaba, sin siquiera ponerme a pensar un poco, y es que ¿quién puede pensar cuando está bajo el influjo de esa boca maravillosa?
_¿A dónde vas?_me dijo, sentándose en el enorme colchón de la cama. Se me colorearon las mejillas al verlo, una imagen divina, tal como llegó al mundo. Me tapé un poco con el vestido rojo que acababa de recoger del piso y lo apreté contra mi pecho, intentando no tentarme con la visión de ese Dios frente a mí.
_A mi habitación..._susurré.
_¿Por qué?_él frunció el ceño y se levantó de la cama. James había despertado en mí tantos impulsos, mis ojos se escaparon sólos a recorrer su cuerpo desnudo, y me entraron ganas de arrojar el maldito vestido y saltar sobre él, lo cuál era estúpido porque todavía me dolía entre las piernas.
_Porque... no puedo quedarme aquí. Si alguien viene..._las palabras se quedaron en mis labios cuando se acercó lo suficiente y bajó la cabeza para besarme suavemente. Una de sus manos rodeó mi cintura y la otra deslizó el vestido, quitándolo de mis manos. Sin la tela de por medio, mis pechos rozaron su piel y me estremecí cómo una flor en el viento.
_La puerta está cerrada con llave, pero nadie vendrá. No tienes que irte, no te vayas, Lenore..._murmuró en mi oído con esa voz ronca y masculina, logrando que vuelvan a temblarme las piernas._Duerme conmigo..._depositó un beso en mi cuello y no esperó por una respuesta. Me levantó entre sus brazos por segunda vez en la noche y me llevó con cuidado hasta la cama. Podría decirse que me depositó allí con ternura y luego se acostó a mi lado, tapándonos a los dos con las mantas. Después tomó una de mis manos y pasó su brazo debajo de mi cabeza, de modo que nos abrazamos y descansé finalmente sobre su pecho.
_¡Las sábanas...!_exclamé.
_No te preocupes, las quitaré en la mañana.
_Tengo que trabajar temprano..._me había puesto un poco nerviosa, pero James, tan agradable y consentido como siempre, no iba a dar brazo a torcer.
_¿A qué hora? Pondré una alarma._ni siquiera le molestó el hecho de que el reloj lo despertaría a él también a las siete de la mañana. No me dejó poner excusas, volvió a abrazarme y apoyó la mejilla sobre mi pelo.
_Duerme Lenore, estás haciéndome cosquillas con las pestañas._las yemas de sus dedos se movieron en círculos en la parte alta de mi brazo en el inicio del hombro, pero no fue suficiente para dejarme dormir. Creo que él tampoco pudo hacerlo por un buen rato, no se si por motivos similares a los míos o no, pero mientras me quedé como un búho quietita entre sus biceps, James acabó por acompasar su respiración y supe que se había dormido. Cerré los ojos, pero no hubo forma, lo que menos tenía eran ganas de dormir. Nadie podía culparme, el hombre más sexi que había conocido estaba desnudo y pegado a mí, mientras el total del gobierno diabólico de Fairytale se encontraba en la planta baja, bailando como elegantes ángeles caídos en sus mejores galas, planeando matar a cuanto esclavo se cruzase en su camino.
Y estoy aquí, horas después, haciendo algo prohibido con mi amo. Podrían colgarnos a los dos en esa plaza a mediodía, y yo sólo puedo pensar en el latido de su corazón y una sonrisa bobalicona se me extiende por la cara como si tuviera quince años. ¿Qué está mal conmigo? Estoy confundida, pero más segura que nunca de lo mucho que lo amo, o no habría hecho una estupidez tan grande con la casa llena de Narradores y Protectores. ¡Y qué grande...!
Decido hacer lo que tendría que haber hecho en un inicio y me muevo un poco, cuidando de no despertar a James. Su mano se desliza unos segundos por mi cintura y me paralizo, pero él continúa en su sueño luego de suspirar profundamente.
Me siento con lentitud y aparto las sábanas sin destapar su cuerpo. No quiero ver su cara durmiente o estaré tentada a llenarlo de besos antes de partir.
El mármol blanco, elegante y brillante de la habitación está frío, dejando una cruda sensación que asciende por mis dedos y luego por mis piernas para distribuirse por el cuerpo, dejándome la piel de gallina. Apoyo una punta y luego la otra, antes de echar un vistazo hacia atrás.
En medio de la oscuridad regalada por las pesadas cortinas distingo el rostro de James, dibujado en sombras, exageradamente hermoso, tan cercano y tan lejano a la vez.
Cierro los ojos antes de agacharme a recoger el vestido, las imágenes casi irreales se repiten de nuevo, recordándome que jamás olvidaré esta noche. ¿Cómo podría? No es sólo eso, sino James a quien no podré olvidar, y una daga invisible se me clava en el pecho. La confusión sigue intacta, las preguntas, los miedos... ¿Por qué me besó? ¿Por qué pensó en mí? Él no me lo dijo. Y mi mente se niega a creer que también pueda amarme como yo lo hago. ¿Qué tengo yo de especial? Pasamos demasiado tiempo juntos y tal vez es sólo eso, la comodidad. O la facilidad, porque no lo pensé ni un segundo. ¿James podría querer a una esclava? Es una buen hombre, amable y generoso con todo el mundo. Pero aspira a mucho más, la sociedad no le permite quererme. Para la sociedad soy un mero adorno, algo que se usa y se deja. No soy una trabajadora del placer, pero soy una esclava, debo servir y tal vez eso es lo que hice.
No soy sólo una esclava, soy una cobarde. Tengo preguntas, pero no ne atrevo a averiguar las respuestas. Si fue sólo sexo que sucedió sin más, ¿Por qué me pidió que durmiera con él? Escuché a muchas chicas diciendo que una vez que estaba hecho, se acababa todo. Salvo que hubiera amor. Si lo hubiera, tendría que haberse confesado de forma cursi, habría citas y arrumacos. "Hazlo esperar", dijo Dominique, "si le das lo que quiere antes de tiempo, despídete, amiga".
No es como si pudiera tener citas con mi amo. Él ni siquiera puede quererme, no pertenecemos al mismo mundo. Ahora es un Consejero, una de las cien personas más importantes de todo Fairytale. Yo le lustro los zapatos y le sirvo la merienda. Él usa trajes que cuestan más de treinta sueldos míos, a mi no me alcanza para comprarme ropa porque acabé mis ahorros en un uniforme que ya está gastado. Él sabe de política, de historia, de arte y de cultura; yo leí algunos libros a escondidas. Él no me amaría. ¿Por qué lo haría? Sólo se por qué lo quiero yo y también se que está mal. El asunto de los genes es una farsa tan grande como me creo o estoy demasiado defectuosa.
Camino por la habitación a pasos pequeños y silenciosos. No encuentro mi ropa interior. El calor se trepa por mis mejillas, no puedo dejar aquí mi triste conjunto negro. Puede verlo alguien, puede verlo James, y eso me avergüenza ahora que tengo la mente más despejada. Mi ropa interior no es sensual, es suficiente. Y hace mucho que no compro ropa nueva... ya ni siquiera es de color negro, creo que se cataloga más como un gris oscuro.
Encuentro el corpiño y la bombacha a un lado de la cama. Me apuro a vestirme para salir de la habitación y ruego no cruzarme a nadie que pueda ver mi cabello aún húmedo después de esa ducha rápida y acompañada.
Tengo que dejar de pensar.
Lanzo una última mirada a James, la luz del inminente amanecer se cuela apenas entre las cortinas lanzando un débil rayo pálido sobre su hombro. Me muerdo el labio mientras ignoro la vocecita que me trata de cobarde. Sólo estoy manteniendo nuestras cabezas en su sitio. Además, yo sólo quería un beso, era todo lo que quería. Obtuve mucho más que eso, y él también supongo. Se acabó.
Un recuerdo. Eso es lo que James debe ser.
Abro las puertas ignorando la punzada otra vez, las incógnitas que me carcomen la cabeza.
Ésto sólo fue pura calentura. Recibimos una noticia amarga, necesitábamos compañía, sólo sucedió. No tengo que pensar teorías idiotas y romantizadas, por mucho que me gustaría. De todos modos, ¿Hasta dónde podría llegar antes de extinguirse? James es un Consejero y es mi amo. No puedo olvidarme de ello.
Cuando cierro la puerta, el corazón se detiene en mi pecho y la sangre caliente de mis recuerdos ardientes se enfría de un segundo a otro. No hay nada allí, afortunadamente, pero sí está la adrenalina de mi cuerpo que me pone los pelos de punta. Temo que salga un Protector de una esquina y me apunte con el arma: acabo de acostarme con mi amo, vaya, si con sólo llamarle James me pueden desarmar el pescuezo.
Pero nada sucede. Llego a mi habitación sana y salva, y me siento más sola que nunca. Observo las paredes blancas, la pequeña camita en el lado derecho y el armario casi vacío. No hay vida aquí, y hace mucho frío. Me recuerda lo temporal que soy, así como Clarke. Cuando muera, esta habitación seguirá igual, nadie recordará que existí.
¿James me recordaría?
Meneo la cabeza y trato de despejar los pensamientos oscuros que se arremolinan a mi alrededor cuando estoy sola. Me meto en la cama, pero las mantas no alcanzan, tiemblo acurrucada durante un rato hasta que consigo un poco de calor. No es demasiado, pero me basta para aguantar hasta las siete de la mañana.
James debe estar despertando con la alarma. Debería haberla apagado, pero me olvidé.
Cierro los párpados y recuerdo sus brillantes ojos azules mientras se inclinaba sobre mí. Mi mente ahora es menos sana que antes. ¡Demonios! ¿Por qué es tan dificil? ¿Por qué?
El vestido rojo ni siquiera se ha arrugado después de su paseo por el piso y debajo de éstas frazadas. Es la segunda cosa más cara que he tenido después de esa cajita de chocolates que James me regaló. Vaya, si todo me hace pensar en él. Ahora entiendo por qué Dom se la pasa hablando de su esposo.
Cuando consigo salir al pasillo y aparentar que sí he dormido y que he pasado una noche normal, me encuentro con el bullicio de esclavos, más callado que lo usual. Y es que hoy, no tenemos motivos para estar muy alegres.
Cuando llego a la cocina, Mildred me sonríe de pie junto a un nuevo guardia Protector de la casa. Tiene una cadena en la mano y se que es para mí, brillante, blanca y horrible. Suspiro para armarme de valor, mientras pareciera que toda la casa cae sobre mis hombros, aplastándome.
Y me quejaba antes... ahora soy la farsa de Fairytale en su versión potenciada. Soy una esclava de verdad, con cadenas y todo.
Mildred se coloca en cuclillas y cierra el artilugio en uno de mis tobillos. El que se usa en el hogar es doble, por lo que otro aro blanco se coloca en mi otro pie, dejando un pequeño tramo de cadena en medio que arrastro incómodamente al caminar.
Mientras nos explican las nuevas reglas me entran ganas de llorar, pero me contengo y bajo la cabeza de forma resignada.
Los meses anteriores parecen un sueño demasiado lejano e irreal. Pensar que el primer día aquí arrojé café muy caliente sobre la camisa de mi amo, y ahora estoy hasta las trancas por él. Le discutí como una loca y hasta lo llamé imbecil. Estuve en un Parque de atracciones en su compañía, comí chocolate caro, leí libros prohibidos, aprendí a decirle James, a secas, en lugar de amo o James Alcott.
Pero todo se puso raro. Y feo. Aquel día en el parque creí que iba a besarlo, pero acabé viendo dos muertes y tuve que huír despavorida. Una de las esclavas de la casa fue asesinada en ese Festival. También fui amenazada por el padre de James por oír algo que no debía, cosa que no me atrevo a contarle. Han pasado tantas cosas que ya no se si las recuerdo todas, pero no imaginé jamás que estaría atada con cadenas.
No es demasiado necesario usarlas en la Mansión, pero dado que es la casa de Markham Alcott debemos dar el ejemplo. Ahora, si salimos a la calle nuestra cadena estará unida a la de nuestro compañero. Si no nos comportamos, moriremos los dos. Si nos desviamos de la vía establecida, se activarán los choques electricos y no se detendrán hasta que alguien de seguridad nos encuentre o hasta que se nos cocinen las neuronas. Particularmente preferiría un balazo, menos doloroso y más veloz.
Tampoco sería sencillo correr con esta porquería entre los tobillos, dicho de paso. Y no lo haría ni en broma sabiendo que Mildred es dueña de un control. Su sonrisa psicótica augura problemas, por lo que bajo la cabeza y asiento a todas sus ridículas peticiones toda la mañana. En parte es bueno, porque consigo despejar la cabeza y olvidarme de imposibles, pero trabajar no se me hace fácil. Todavía me da ese feo calambre en la entrepierna y las cadenas se enriedan en el vestido y la hierba. Me caigo de bruces un par de veces antes de tratar de buscar una solución inexistente. Si pongo la cadena entre los muslos sigue siendo demasiado incómodo y no puedo trabajar de forma correcta, por no decir que me da el doble de miedo que me den choques electricos con el artilugio tan arriba, en una zona más delicada.
Al mediodía, nos colocan en filas al costado de la casa. Mildred se pasea dando órdenes y revoleando el mando de las cadenas por los aires, como si fuera un juego de los más divertido. Se oyen exclamaciones y saltitos cada vez que el mando vuela y cae en sus manos, podría apretarse por error y electrocutar a alguien en vano, pero parece que eso es lo que divierte al vejestorio que nos ordena: el miedo en nuestros ojos, la necesidad desesperada de que pare y se quede quieta de una puta vez.
Bjorn llega arrastrando sus cadenas y mira a Mildred de reojo, casi con odio. Creo que no me sorprende, dado que lo he escuchado hablar un poco rebelde de vez en cuando, aunque sabe mantener el lugar. Cuando sus cadenas son atrapadas con las mías levanta la mirada y me observa.
_Lenore..._parece sorprendido al verme, como si no esperara que yo fuera su compañera.
_Hola Bjorn._él peina su cabello rubio con los dedos y baja el mentón un momento. Parece que no soy la única que no pegó ojo por la noche, aunque no creo que por las mismas razones. Las ojeras de Bjorn son oscuras y profundas debajo, dándole un aspecto un poco pálido y demacrado.
_Supongo que iremos a la plaza._murmura. Se me revuelve el estómago en anticipación y asiento. Se lo que veremos allí.
De repente nos rodea un grupo de Protectores cargando fusiles._¡Caminen!_ se oye, palabra procedente desde más adelante, tal vez del jefe. Bjorn hace un gesto con la cabeza y maldice bajito. Las cadenas se mueven creando un pesado ruido apagado brevemente por el roce con la hierba. Otra vez vuelvo a quedarme enganchada en algo, mi pie se traba y me desequilibro hacia atrás.
Una mano de Bjorn sujeta mi codo en el momento exacto, evitando que cree un dominó de esclavos. _¿Estás bien?_sus ojos castaños se abren grandes, esperando mi respuesta.
La cadena de adelante que me une a otro esclavo tira de mi otro pie, por lo que me sostengo ayudándome con el brazo de Bjorn y me apuro a seguir el ritmo.
_Gracias._le digo.
_Al menos podrían haber sido más originales._dice de mala gana señalando las cadenas._No hay mentes muy brillantes allí._una risita nerviosa se me atora en la garganta y observo de reojo a los Protectores. El ruido se ha vuelto más estruendoso en la pequeña calle para esclavos, por lo que parece que no lo han oído.
_No iban a pensar demasiado,_ contesto._ellos no van a usarlas.
Los árboles crean una sombra ventosa y un poco fría. El clima es cada vez peor, ha empezado a hacer frío pero las tardes y mediodías son extremadamente calurosos. Buddy dijo que antes las estaciones eran más notorias, cuando los inventos científicos no habían afectado el clima, pero aquí todo el año es igual, repartido entre frío y calor a partes semejantes y en momentos imprevistos. El leve sudor producido por el trabajo y el Sol se seca, dándome un pequeño escalofrío. Cruzo los brazos sobre mi pecho intentando darme un poco de calor.
_¿Tienes frío?_oigo preguntar a Bjorn.
_Pasará cuando deje de haber sombra._él aprieta los labios y se mira las manos. No se en qué está pensando con el entrecejo fruncido, guarda la misma expresión que al salir de la casa.
_¿Ha ido bien tu día?_ No es precisamente la pregunta más feliz que podría haberme hecho ahora. Estamos yendo a un matadero, pero mis mejillas se ponen rojas recordando lo que ocurrió justo antes de que se hiciera de día._El amo James estaba enfermo, según tengo entendido._comenta, y el nerviosismo regresa.
_Ah, sí, él tomó unas píldoras..._respondo vagamente. No es como si hubiera tenido tiempo de planear algo con James para mentir si me preguntaban. Hasta donde se, su salud estaba más que bien. Estaba como un toro.
Contrólate, Lenore.
No quiero pensar en James, tengo miedo de delatarme, sobre todo bajo la escrutadora mirada de Bjorn. Él levanta una ceja y continúa preguntando:_ ¿Y qué es lo que él tenía? Porque ahora que es un Consejero debería haberse quedado en la fiesta con los demás._lo dice en un modo cantarín que me molesta, como si se burlara de James. Recuerdo cuando se comportó de forma maleducada aquella vez que Mildred quebró mis pies. A Bjorn no le cae bien nuestro amo, quizá porque en realidad no quiere a ningún amo, pero fue extraño cómo se portó aquel día. Además, ¿Por qué siempre pregunta por él?
_No lo se._digo, tajante, pero sin sonar demasiado molesta._A mi no me incumbe, yo sólo llevé esas pastillas que me dió Alexia. ¿Por qué preguntas?_ quito la goma que sostiene mi cabello y lo dejo libre un momento antes de volver a acomodarlo en un moño más fuerte. Oigo a Bjorn aclarándose la garganta.
_Sólo es curiosidad. La fiesta fue para celebrar su ascenso.
_¿Sólo para eso?_murmuro, pero él me oye y se ríe. La fiesta también fue un circo sanguinario para los más ricos.
_Están malditamente locos._dice, y le pego un codazo en las costillas señalando a los guardias.
_¡Cállate, Bjorn!
_Lo siento._una sonrisa casi adorable se planta en su rostro. Hasta parece inocente._Pero a mi nadie me ha preguntado si quiero usar estos trastes._señala las cadenas y yo niego con la cabeza, un poco sorprendida por la casualidad de que ha pensado igual que yo.
_¡Ustedes!_un Protector se acerca a nosotros y apunta con el rifle en varias direcciones._¡Cierren el pico!_agacho la cabeza igual que Bjorn, y el tipo se va después de lanzarnos una mirada molesta. Un suave golpe con el codo a mi costado me vuelve a causar gracia y me río bajito. Quizás estoy loca, o simplemente busco un consuelo para lo que estoy por ver, pero la compañía de Bjorn es un alivio por un momento. Sus bromas mientras finge que las cadenas están súper pesadas me quitan un par de carcajadas más y vuelven a retarnos, amenazando con los choques eléctricos. Se que debo estar callada, pero me permito mantener la mente en otro sitio mientras vamos por las calles con centenares de otros esclavos. De verdad parece que nos llevan al matadero, y las risitas se van acabando de a poco reemplazadas por los temblores en el cuerpo.
El movimiento se hace más lento conforme nos acercamos a la Plaza Central de Fairytale. Ya no hay sitio para bromas ni charlas, hay Protectores por doquier, y pantallas gigantes que muestran el escudo de Fairytale apareciendo y desapareciendo en un borrón. El ruido de las cadenas es ensordecedor mientras movemos los pies a paso lento.
El pasto de la Plaza vuelve a amortiguar un poco los sonidos, pero nos nos permiten continuar avanzando. El jefe de los Protectores que nos acompañan se acerca a otro tipo en una especie de caseta de seguridad y le entrega una libreta. Supongo que allí están todos nuestros nombres. Regresa acompañado con ese mismo hombre y otro par de guardias, por lo que bajo la cabeza y actúo mi posición.
_Esclavos. Se les colarán estos auriculares durante la condena de los asesinos. Miden la actividad de su cabeza, sobre todo de párpados y ojos. Si planeaban ser rebeldes y traicionar a su patria apartando la mirada de este acto de justicia, serán castigados con ondas magnéticas que derretirán su cerebro en segundos haciendo que se les caiga por la nariz. ¿Lo han entendido?
_Sí, amo._Repetimos al unísono.
_Supongo que bien clarito._canturrea y empiezan a distribuír los nuevos artilugios. Un Protector se acerca a mí y levanta el auricular, similar a una fina diadema sobre mi cabeza.
_¡Mirad al frente!_nos gritan._Si bajan la cabeza demasiado tiempo, se fríen. Déjenlo para los Seguidores._el pánico se apodera de mí mientras escucho las risas malévolas que van quedando atrás conforme volvemos a caminar. La bendita cadena vuelve a encontrar un sitio para engancharse y suelto un grito histérico antes de agacharme y tirar con una mano de ella, cuidando de no bajar la cabeza lo suficiente.
No quiero morir. No quiero morir.
Algo roza mi mano y me doy cuenta de que es Bjorn. Sus dedos aprietan los míos y me permito sostenerme en él, para no perder la cordura.
_Shh..._arrulla con voz suave._Tranquila. Estaremos bien, sólo mantente mirando al frente. No soltaré tu mano._le agradezco y le doy un apretón. Ahora me siento bendecida por tenerlo a mi lado. El pánico no se va, no nos están amenazando en vano, pero se que los dos saldremos de aquí y regresaremos a salvo a la mansión.
Nos ubican en un sitio frente al área de ejecución. Es una especie de tarima o escenario de madera, donde sólo hay una palanca y varias cuerdas, unas pocas, para ser que colgarán a todos los esclavos que servían en la casa de un millonario. Las pantallas gigantes rodean el escenario para poder ser vistas desde cualquier ángulo.
Conforme pasa el tiempo, me tiemblan las piernas y siento las manos sudadas. El agarre que tengo con Bjorn se afloja un poco, pero ambos hacemos presión para no soltarnos las manos.
Alguien aparece en escena y recita alguna clase de discurso hipócrita que no escucho a causa del pitido en mis oídos. Sólo puedo ver las cuerdas colgando lánguidas delante de nosotros, estirando el cuello tanto que duele, por temor a activar los sensores que nos han colocado.
Entonces una fila de Protectores aparece, mostrando primero los cascos conforme van subiendo las escaleras. Pero no van sólos, sino que a su lado va un esclavo, el terror estampado en sus ojos.
_¡Soy inocente! ¡Por favor! ¡Por favor!_grita una mujer, y la reconozco. Es aquella a la que le destrozaron las manos._¡No hice nada! ¡Ayuda!_el corazón se me atora en la garganta cuando un garrote vuela y golpea sus costillas. Aprieto la mano de Bjorn cuando la mujer cae al piso y luego es arrastrada por las escaleras sin delicadeza o compasión para ser subida a la tarima.
Ya no suplica. Nadie lo hace, todos están resignados.
Las sogas son acomodadas en tres pares de cuellos antes de que los ridículos discursos se escuchen otra vez. De nuevo, no les hago caso, observo las caras que no fueron cubiertas con capuchas para que no nos perdamos detalle, enmarcadas en el zoom de las pantallas. Las arrugas son profundas, las lágrimas caen, las miradas están vacías.
Entonces el piso se abre y los cuerpos caen hacia abajo.

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FINAL DEL ADELANTO

¿Qué les pareció? Ya lo quieren leer? Jiji
no se preocupen, que aquí mismo colocaré la fecha de publicación de Inquebrantable. También lo anunciaré en mi perfil de Wattpad. Para enterarse a la primera, pueden seguirme.
Ahora sí, me retiro.
Las quieroooo!! ❤

Fairytale (Fairytale #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora