Capítulo X

79 20 5
                                    

Un golpe de suerte

Sábado 19 de enero

Son las diez menos veinticinco de la noche. No tengo ni idea de cómo salir de aquí.

Necesito la ayuda de Alissa.

Pregunté a mi mamá que en donde viven los empleados de aquí, dijo que en la casa de junto, cada habitación es un mini departamento para los trabajadores.

Fui a la pequeña casa, ella debe vivir en alguno de estos departamentos, pero no sé en cuál. Camino por el pasillo y veo una puerta entre abierta. Toco la puerta y veo que allí está ella, sentada, leyendo un libro.

—¡Pss, pss... Alissa...! —le digo en voz muy baja.

Ella me mira sorprendida.

—¿Puedo pasar?

—Claro, señorita, dígame, ¿en qué puedo ayudarla?

—En mucho, necesito salir de aquí.

—Pero su padre nos pidió estrictamente no dejarla salir por ningún motivo.

«¿Mi padre hizo qué?». ¡Vaya, eso es nuevo!

—Oh, con más razón, debes ayudarme a salir.

Ella niega con la cabeza.

—Por favor... —digo con un puchero suplicando su ayuda.

Ella me mira dudosa, pero finalmente acepta.

—Y bien, ¿qué debo hacer?

«Buena pregunta, no creí llegar tan lejos.»

—Eh, no sé —le digo.

Lo pienso un poco.

—Bueno, tú debes tener alguna llave para salir o algo.

—La puerta tiene candado electrónico, necesita una tarjeta y solo la tiene Elías. Y ni piense saltar el muro, tiene alambre eléctrico.

Razono un poco mientras me explica.

—Bien, si todo funciona con electricidad aquí... ¡Hay que hacer un corto circuito!

—Pero el regulador de voltaje está en la parte trasera de la casa. Cerca del departamento de Elías.

—Oh, está bien, quédate tranquila, veré que hago.

Salgo de ahí y me dirijo a la parte trasera de la casa.

Veo un pequeño cuartito donde está el regulador, solo hay que bajar una palanca.

—No puedes estar aquí.

Esa voz tan fría y seca es de Elías.

—¡Esta es mi casa y puedo andar donde yo quiera!

—Lo siento, muchachita —pronunció despectivamente—, no puedes estar aquí, son ordenes de tu padre.

—Escucha... —interrumpo la oración por el brusco movimiento de su mano dentro de su chaqueta.

El tipo saca una pistola de voltaje.

—No, esta vez no, su padre autorizo cualquier medida para evitar su salida... —habla y se acerca a mí poco a poco.

Se escucha un pequeño golpe.

Elías cae al suelo desmayado.

Alguien le pego muy fuerte en la cabeza. Cuando él cae se ve la silueta de Alissa.

—Señorita, será mejor que no apague nada, va a levantar sospechas. Mejor —ella busca en los bolsillos del repugnante sujeto—, use esta llave y —me entrega la tarjeta— yo me encargo del resto, pero, por favor, regrese antes de las 7 a. m., o estará en serios problemas.

Diario del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora