Un buen cumpleaños
Viernes 01 de febrero
Alguien ríe.
—¡Basta! —grité en un brinco que me hizo levantarme de la cama.
Miro bien a mi alrededor. Solo ha sido un sueño. Estos últimos dos días he tenido pesadillas, y hoy, que es mi cumpleaños, para que no es la excepción, no pararán.
A veces tengo visiones, veo cosas raras. Veo fuego consumiéndome en llamas terribles, donde la única agua son mis lágrimas. Otras veces me veo a mí, sola, perdida en un limbo terrible. No sé si serán reales, pero despiertan en mí sensaciones malas, como el miedo.
Alissa me trajo ropa, la compró cuando notó que no tenía nada aquí.
Creo que me pondré un pantalón y unos botines negros a combinación de una blusa blanca y una chamarra de cuero. Pienso que en mi cumpleaños iré a darme la vuelta por ahí, me quiero perder un rato, y tal vez, para siempre.
Al mirarme en el espejo puedo notar que estoy más pálida de lo normal. Lo disimulo con algo de maquillaje. Todas las heridas parecen no sanar en absoluto, se ven igual que cuando me las hicieron.
Aunque evito pensar en lo que pasó, no puedo. Me la paso encerrada aquí en esta horrible habitación. A veces sentada en la esquina, junto a la ventana mirando el mar. Otras veces me acuesto en la cama a mirar el techo. De vez en cuando viene Alissa a verme, pero ella no tiene que cargar con mis problemas. De hecho nadie. Lo mejor es que me vaya de aquí. No tengo dinero ni un lugar al cual ir, pero estaré bien. Creo.
Salgo de la habitación y estando en el piso de abajo veo que no hay nadie. Mejor, supongo.
Salgo de ahí, camino junto a la orilla del mar. El mar está muy en calma hoy. No pasan ni dos minutos cuando...
—¡Nila! —grita alguien.
Le ignoro, no quiero voltear.
—¡Nila! —gritan por segunda vez.
«¡Joder!», pienso.
—Nila. Espera... —jadea.
Volteo y le miro.
—¿Qué?
—Oye, es tu cumpleaños. Vamos a comer. Te invito...
—Neizan... yo...
—¡Nada! ¡Vamos!
—No quiero convivir con nadie...
Su rostro se aflige.
—No con todos ellos —le termino falsamente mi oración.
—Bueno, vamos a otro lado. ¿Te parece?
Inevitablemente digo que sí. No me molesta, pero no estaba en mis planes.
—Tenemos que regresar a la casa, de ahí salimos.
—Está bien.
En la casa, que aún no he explorado, él toma unas llaves, y me dirige al garaje.
—¿No es lindo este coche? —me dice entre risas.
—¿Es tuyo?
—¡No! —suelta su respuesta entre más risas—. ¡Sube!
Subimos al coche y el conduce muy rápido. Pasado un rato llegamos a la cima de una montaña con una cabaña.
—Es aquí —me dice—, conocí este lugar hace un tiempo, no preguntes el porqué, solo te diré que es bonito y solitario.
—Es bonito —le digo admirando la vista.
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Diario del Placer
Mystery / ThrillerEl placer de matar personas que poco a poco se convierte en una obsesión va marcando una personalidad hostil desde muy pequeña, logrando así, cometer crímenes atroces. Después de cometer varios asesinatos, uno de ellos la conectará con su pasado, d...