Epílogo

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Las hojas se acaban, no la historia

Lunes 01 de abril

Hoy, junto a la playa veo como la marea alta mueve las olas a gran velocidad. A mi lado está Neizan, y no, este no es un encuentro romántico, es un encuentro con lo que viene: una gran tormenta. Una tormenta de emociones y magia. Una gran estampida de "personas", sí, de personas que intentarán asesinarnos nuevamente.

Esto fue solo el principio.

El axetorágulo está en nosotros. ¿Qué podemos decir? Son ellos o nosotros.

Hoy, Ignus nos ha informado que debido a que ya se corrió la voz, muchos seres mágicos y no mágico intentarán buscarnos y usarnos a su favor... o peor aún, matarnos.

Sea cual sea la intensión de todos, deberemos protegernos y, sobre todo, defendernos.

En cuanto a nuestra vida personal, bueno, Neizan y yo empezamos una relación e intentaremos que funcione. Realmente no nos conocemos lo suficiente.

Por otro lado, viviré con mi papá biológico y mis otros padres lo seguirán siendo legalmente.

Neizan se va, dejándome sola en la playa, así que yo también me voy, pero yo entro a la casa, a mi dormitorio.

Alisto unas cosas en mi mochila, voy a salir.

Hoy es un buen día para matar por placer.

Y si te estás preguntando, no, no tengo miedo. ¿Miedo a qué? ¿Miedo a la muerte? No, ya he muerto una vez, otra más no puede hacer la diferencia.

Tomo mis cosas y voy a la salida de la casa.

«¡Ay, no!»

Ahí está él, tenía tiempo que no lo veía.

—Nila, ¿a dónde vas?

—Por ahí... a algún lugar donde esté una persona por error.

—¿Eso es una buena idea ahora?

—No, nunca lo ha sido, pero es divertido.

—No cambiarás a pesar de todo lo ya vivido, ¿verdad? —espeta con una mirada acusadora.

—¿Tengo un motivo para hacerlo? ¿Tengo un motivo para cambiar? —le pregunto con desdén.

No me responde. Supongo que gané la discusión.

Salgo de ahí.

—¡Nila...! —saluda mientras llega.

—¡Alex!

Un silencio incómodo se presenta unos instantes.

—¡Nila! —repite otra voz que va llegando.

—¡Neizan! —exclamo en un tono casi de pregunta.

Alex mira como llega Neizan y me abraza.

—Entonces, ¿ya son pareja? —pregunta con desaire.

—Así es, Alex —responde Neizan con mucho énfasis.

—Oh, me alegro.

—Sí, bueno, yo ya me voy —digo para terminar con esta conversación tan incómoda. Alex me mira y entra a la casa.

—¿A dónde vas? —me cuestiona Neizan.

—No sé, por ahí ¿por qué?

—Eh... No, por nada.

—Ah, bueno —le contesto, aunque realmente yo le quería decirle algo más.

Me suelto de sus brazos y me voy.

Diario del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora