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Jeongin se quedó pasmado ante aquel edificio tan alto que se erguía en frente de él. Era un edificio moderno y tenía grandes ventanales, se veía lujoso aunque no esperaba menos de la familia Hwang. Los mayordomos que lo acompañaban lo ayudaron a acabar de llevar las pocas cosas que había empacado hacía el edificio. Miró una vez más al papel con la dirección apuntada.

Noveno piso, apartamento nueve... Sólo espero que el ascensor nunca se estropeé... Pensó Jeongin cansado con sólo pensar en tener que subir nueve pisos a pie. El chico pidió a los mayordomos que ya podían irse en cuanto habían llegado frente la puerta del departamento, no quería dar la impresión a su nuevo compañero de que era un niño mimado que dependía de la ayuda de los sirvientes.

Jeongin respiró hondo y llamó. Hyunjin se levantó sin ganas de su cama, su madre le había dicho que estuviera presentable y diera una buena impresión pero le era indiferente lo que su compañero pudiera llegar a pensar de él. Abrió la puerta lentamente y cuando dirigió su mirada hacia el chico nuevo sus ojos se abrieron como platos. ¿Era real? ¿Yang Jeongin estaba plantado en la puerta de su casa?

― ¿Yang Jeongin? ―preguntó sin acabar de creerlo. No había cambiado desde la última vez que lo vio a los 15.

―Encantado, tu debes ser Hwang Hyunjin ―asumió Jeongin. El mayor asintió y le dijo que pasara mientras lo ayudaba a entrar las cajas. Cuando acabaron de entrar las cajas Jeongin lo miró a la expectativa de que dijera algo.

―Sígueme... ―susurró mientras andaba y el menor obedecía. Se paró delante de la segunda puerta del pasillo. ―Esta es tu habitación, la puedes redecorar como quieras mientras no implique nada de pintar o colgar cosas que dañen la pared.

Jeongin asintió y luego Hyunjin le dio tiempo para que pudiera desempacar, más tarde le haría el tour completo y le daría indicaciones para todo pero ahora necesitaba hablar urgentemente con su madre. Respondió al teléfono al primer pitido, casi se podría decir que esperaba la llamada de su hijo.

¡Hyunjinnie! ¿Ya llegó Jeongin? ―preguntó con un tono alegre.

― ¡Mamá me dijiste que venía el hijo de los Zhang, no Yang! ―replicó su hijo. Él ya se esperaba encontrarse con un chico chino.

Debiste entenderme mal hijo, estoy segura de que dije Yang. Seguro que ya andabas haciendo algo y no prestabas atención y te limitabas a decirme "si, si" ―le regañó su madre. ― ¿Cómo está? ¿Le has enseñado ya la casa?

En eso estoy, te dejo mamá. Adiós ―y sin esperar respuesta colgó.

Maldita sea. Debería haber escuchado mejor a su madre. No es que estuviera haciendo nada especial pero al oír que un nuevo inquilino vendría a su piso dejó de prestar atención a lo que iba después. Hyunjin se dejó caer en el sofá, maldiciendo su suerte.

―Eh... Esto Hyunjin... ―llamó tímidamente Jeongin desde el pasillo. ― ¿Dónde dejo mis cosas del baño?

―Ah, claro. Ven, de paso te enseño la casa ―Hyunjin se levantó y pasó por delante de Jeongin quien lo empezó a seguir. ―Ahí al final del pasillo hay un armario donde yo guardo los abrigos de invierno, las mantas, sábanas y esas cosas. He dejado unos percheros y estanterías libres por si necesitas poner algo ―después se encaminó a la puerta de al lado del cuarto que se le había asignado. ―Aquí tienes tu baño particular, es sólo y exclusivo para ti.

Hyunjin siguió su tour por toda la casa, dándole indicaciones y algunas normas que establecía en función de lo que le agrada y desagradaba.

―Finalmente, este es mi cuarto ―dijo parándose en una puerta que quedaba al otro lado del piso, más apartada del resto. ―Como comprenderás es el cuarto principal del apartamento por eso está más apartado. Aquí no puedes entrar, bajo ninguna circunstancia a menos que yo lo pida o te dé permiso para ello, ¿entendido?

The 9th apartment || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora