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Jeongin siempre había sido un chico solitario. Le gustaba ir al parque solo, aunque acompañado por su niñera, y pasar el rato jugando en el arenal con sólo la compañía de su cubeta y pala. Hyunjin también acudía frecuentemente a aquel parque y siempre encontraba ese chico solitario haciendo castillos de arena, ese niño despertaba cierto interés en él y por eso un día después de que terminara de jugar con sus amigos se acercó a él.

― ¡Hola! ―saludó alegre Hyunjin. ―Me llamo Hyunjin ―dijo, aunque como lo pronunció se entendió Hyunin.

―Ho-hola Hyunin... Yo soy Jeongin ―pero sonó Jongin.

― ¿Jongin, tienes mi edad? ―preguntó curioso Hyunjin.

―Tengo 5 años

― ¡Oh...! Entonces debes llamarme hyung, soy mayor que tú por un año ―dijo orgulloso Hyunjin. Ante eso Jeongin frunció el ceño y lo miró con mala cara.

―No voy a hacerlo ―replicó y luego desvió su atención otra vez al castillo, estaba a punto de terminar la muralla.

― ¿Por qué? ―preguntó un poco triste Hyunjin, al no obtener respuesta cambió de parecer. ―Vale... No me llames hyung... Pero podemos ser amigos ¿verdad?

―Su-supongo... ―respondió con una sonrisa nerviosa.

― ¡Genial! ―exclamó Hyunjin alegre. ―Ahora tengo que irme pero mañana podemos jugar a hacer castillos si quieres.

―Vale

― ¡Nos vemos mañana Jongin!

Hyunjin se despidió efusivamente de su nuevo amigo, deseando volver mañana para poder jugar con él. Jeongin también estaba muy feliz, al fin parecía que alguien quería hacerse su amigo de verdad.

Al llegar a casa Hyunjin les contó a sus padres que había conocido a un chico en el parque que ahora era su nuevo amigo. Cuando Hyunjin llegó a la escuela no paró de presumir que tenía un amigo nuevo que nadie conocía. A partir de ese día Hyunjin siempre, sin faltar ni un día, iba al parque en busca del niño. Y Jeongin por su parte nunca faltaba a sus encuentros. La gran mayoría de veces era su abuela que lo acompañaba pero también iba con su hermano.

Hyunjin tenía muchas ganas de presentarle su amigo a su madre así que aprovechando un día que le habían dado libre en el trabajo Hyunjin le pidió si lo podía acompañar al parque. Yangmi aceptó con una gran sonrisa, le hacía tan feliz ver a su hijo alegre de esa forma.

Al fin la tarde llegó y ambos estaban muy emocionados por verse otra vez. Jeongin ya estaba llegando al parque con su niñera, sin embargo cuando llegó no encontró a Hyunjin todavía así que empezó a hacer la fortaleza del castillo él solo.

― ¡Venga mamá! ―instaba Hyunjin a su madre. ―Vamos a llegar tarde...

Su madre se había parado por el camino a hablar con una conocida y no paraban, parecía que nunca se les acabarían los temas de conversación. Hyunjin empezó a tirar de sus mangas mientras hacía un intento de arrastrar a su madre. Por fin la señora Hwang se despidió y siguieron su rumbo hacia el parque tomados de las manos. Quedaban escasos metros cuando Hyunjin arrancó a correr hacia la entrada del parque, ya había divisado a Jeongin jugando con la arena.

― ¡Hyunjin no corras! ―exclamaba su madre detrás mientras intentaba seguirle el paso pero claro, correr con tacones no es que fuera fácil que digamos.

― ¡Mamá él ya esta ahí!

Hyunjin llegó a trompicones hasta Jeongin el cual se giró sonriéndole tímidamente. Al poco rato llegó Yangmi detrás y se acercó poco a poco a donde estaban los niños.

The 9th apartment || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora