33. Te amo

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El aire frío chocaba contra mis mejillas, mi nariz estaba helada y mis manos también, el cabello me revoloteaba de un lado a otro, mis piernas hormigueaban y puesto que solo llevaba una pijama ligera, todo mi cuerpo se sentía bajo cero.
Cada vez que revivía las palabras del uniformado, me hacía un vuelco el corazón. No podía creerlo, algo estaba definitivamente mal.
Al llegar al parque de remolques, busqué el trailer de los Jones. Me apresuré a subir las pocas escaleras y golpeé desesperadamente la puerta, mientras esperaba el corazón me latía rápido, mi cuerpo temblaba y no estaba del todo segura si era por el frío, tomé un segundo para respirar profundo, aún sin respuesta.
—Jughead, se que estás ahí.— hablé un poco alto, hubo movimiento del otro lado de la puerta y supe que se había acercado a la misma —Por favor, Juggie... abre.— pegué mi cabeza a la puerta y mi mano estaba en el marco, suspiré.

Deseaba verlo, consolarlo, abrazarlo y decirle que todo estaría bien, quería hundirlo en mis brazos y acariciar su cabello de la forma que tanto le gusta, quería besar sus cálidos labios y fundirme en el calor de sus brazos, lo necesitaba y estaba segura que el también.

Un sonido metálico se escuchó justo en la puerta y al instante se abrió, revelando ante mi un muy afectado Jughead. Estaba ahí parado, ojeroso y con los ojos hinchados, la tristeza decoraba su cara, su cabello era una maraña, sus nudillos estaban rojos y sus mejillas igual, había lágrimas corriendo por sus mejillas y había más de ellas formándose en mis ojos.
No me resistí y me acerqué a él buscando ser su consuelo, sin dudarlo lo envolví en mis brazos y él respondió al instante, sus sollozos comenzaron a oírse mientras me abrazaba de la cintura, yo tenía mis brazos al rededor de su cuello. Aún envueltos en un cálido abrazo, acaricié su cabello que no llevaba su característico beanie y me separé de él lo suficiente para verlo a la cara pero ninguno perdió el agarre, limpié sus lágrimas delicadamente con mis pulgares y le di una mirada comprensiva.

Estábamos parados en la entrada, uno frente al otro, con lágrimas adornando nuestros rostros y la luz de la noche aflorando nuestros sentimientos.

Me tomó por sorpresa cuando él quito las manos de mi cintura e inmediatamente las puso en mis mejillas y sin dejar pasar un segundo más pegó sus labios con los míos. Mis manos seguían sobre su cuello, las moví hacia su pelo para acariciarlo. El beso era apasionado y necesitado, pero a la vez tranquilo y sincero... dulce y salado. Nos separamos por falta de aire y pronto volvimos a unirnos, me llevó adentro sin separarse de mi, cerrando la puerta con el pie.
Caímos sobre el sofá y la temperatura ya no era igual a la de afuera, Jughead me abrazaba con tanta delicadeza pero a la vez su agarre era firme, aquel tacto que solo él tiene, mis dedos jugaban con su cabello y honestamente no sabía que debía hacer. Había venido aquí a consolarlo pero no esperaba que terminara así, por otro lado, teníamos que hablar de F.P.
—Jug.— dije entre jadeos
—Shh, no hables.— dijo con la voz ronca, me convenció de no ocupar mi boca para hablar y seguir la danza de sus labios. Pero el recuerdo de las palabras del oficial me hizo apartarme de inmediato.
—¿Qué pasa?— preguntó intentando acercarse a mis labios de nuevo con su mano sobre mi mejilla. Me aparté de nuevo.
—Juggie, debemos hablar.— traté de empezar suave. —¿Qué sientes?— pregunté refiriéndome a su padre, él de inmediato lo supo y afortunadamente no se desvió del tema.
—Perdido.— soltó después de unos segundos —Skye, él es todo lo que tengo, de ninguna manera dejare que se me escape de las manos como logro hacerlo hace años.— habló serio, estaba muy abatido —Lo estábamos haciendo bien, todo iba excelente. Habíamos logrado recolectarnos, ya estamos sobre ruedas.— en este momento él era transparente.
—Volverá, Jug. Lo sacaremos de ahí. No dejaremos que el maldito de Hiram Lodge se salga con la suya, sé que ese mal nacido tiene todo que ver aquí.— tomé sus manos con las mías y lo obligué a mirarme a los ojos —Te lo prometo que pase lo que pase, jamás me daré por vencida con tu padre.— el sonrío un poco.
Me acosté sobre el sofá y Jughead se acostó a mi lado, lo abracé y él a mi. Se fundía en mis brazos y así estaba bien, por ahora estábamos bien.
—Hay algo que debes saber.— dije,  tal vez, arruinando el momento solo un poco.
—¿Si?— preguntó aferrado a mis brazos con su cabeza en mi cuello.
—Vendrán a buscarte.— dirigí mi mano a su cabellera y es que me fascinaba sentir su pelo entre mis dedos —No tienes que decir que si, solo quería que lo supieras, debes estar preparado.— expliqué enrollando su cabello en mi dedo. Se alejó de mi cuello y quedamos frente a frente.
—Te amo, Skyelar Andrews.— exclamó.

Out of a Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora