27. El inicio del fin

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—No... no, no, no, no, no— apenas pude esbozar, a lo que F.P asintió con pena en su rostro, el resto de la pandilla lo acompañaba.
Ahí, postrados en mi puerta con tristeza en sus caras y luto en el alma, supe que debía hacer algo.
Mi dolor de convirtió en coraje, las lágrimas que estaban en mis ojos, resbalaron sobre mis mejillas en llamas. —Esto se acaba ahora.— murmuré y reuní toda la fuerza que tenía, me separé de Jughead y corrí escaleras arriba, busque mi chaqueta, mis llaves y la memoria que me había dado Betty pues ya había logrado decodificarla y había programado siete copias de lo que sea que había adentro, cada una se enviaría a la oficina del sheriff, al periódico local, al azul y oro, a Jughead, a mi hermano, a los Lodge y la última, a los Blossom. Todo en catorce días a partir de hoy, esto acababa aquí.

No iba a permitir que ese maldito hombre de negro se llevara mi vida así, no de esa forma. Cuando estaba a punto de bajar las escaleras choqué con Jughead.
—Skye, sé que duele pero, por favor, no hagas nada estúpido. Quédate en casa conmigo, me quedaré toda la noche, si eso quieres.— me tomó por los brazos.
—Juggie, estoy harta de que ese mal nacido despedace mi vida cada que se le antoja, se llevó a mi hermano, se llevó a Fangs y sé está llevando a mi padre, pero hoy le pondré fin a todo eso. No permitiré que se lleve a nadie más, ni a las Serpientes, ni a mis amigos... ni a ti.— me dolió tanto verlo a los ojos en ese momento que tuve que detenerme un segundo y respirar —Espérame aquí, volveré en cuarenta minutos, de lo contrario, llama a tu padre y dile que estoy en problemas por el baúl del armario; el entenderá.— le di un rápido beso y baje. F.P no sabia que yo había visto el baúl del arma que tenía en su armario, pero tenía fe en que lo entendería, de ser necesario.

Subí a mi motocicleta y dejé que la rabia corriera por mis venas. Llegué a ese penthouse de nuevo, tan lleno de vacío y soledad.
Esta vez, esperé a que Hiram me dejara entrar. —Sé sutil, simple y directa. Sabes donde le duele, justo ahí, dale un puñetazo.— me repetía a mi misma para poder enfrentarlo de la manera más dominante posible, quería que se diera cuenta de que yo tenía el control y esta vez no le quedaba de otra más que apegarse a mis consecuencias.
—Señorita Andrews.— se levantó de su silla cuando el mayordomo me llevó a su estudio.
—Señor Lodge.— me acerqué y apreté su mano.
—Es un gusto recibirla el día de hoy, pero dígame, ¿a qué debo este placer?— esbozó tomando asiento y estirando su mano para que yo lo hiciera también. Arrojé la memoria USB y me senté con las piernas cruzadas, un poco de lado haciendo parecer que tenía todo bajo control.
—Es un objeto interesante.— dijo tomando la memoria de su escritorio.
—Si que lo es, tiene todo lo que necesito saber para limpiar el nombre de Riverdale y para desenmascarar al asesino de Jason Blossom.— dije modesta —Así como también tiene sus iniciales señor Lodge, y aquel signo que usted mismo tiene aquí.— moví un folder de su escritorio, justo en la esquina como había dicho Ronnie. Había hablado con ella un día antes, me había ido a ver a casa y vió la memoria, mencionó que su padre tenía un signo idéntico grabado en su escritorio.
—Me parece que esto no me respecta de ninguna manera, señorita Andrews.— respondió
—Sabe que si, sabe que si esto sale a la luz será un parteaguas para el teatro de marionetas que está montando en esta ciudad. Todo está arreglado, planeado y calculado para que en el momento en el que yo lo decida, esto sea revelado. Ahora, si me disculpa, si no llego a casa en diez minutos, será muy tarde para prolongar la publicación.— sonreí y me levante victoriosa, tomé la memoria y caminé a la puerta. Me sentía bien, poderosa y supe que podía hacerlo, yo era poderosa.
—Puedes cerrar la puerta al salir, gracias.— intentó restarle importancia y aunque la alarma en su voz estaba tan bien disfrazada, sabia que estaba muerto de pánico.
Cerré la puerta al salí y casi de inmediato escuché un par de gritos, y una conversación que decidí interrumpir entre el señor Lodge y el señor Blossom.
—Cielos, casi olvido decirle que...— entré de nuevo e hice una pausa dramática que siempre había soñado hacer —está atado a esto señor Lodge, debe saber que éste es el fin. Su fin.— sonreí y salí victoriosa, con la sensación de poder corriendo por mis venas y el sentido de superioridad controlando mi boca. A pesar de todo, me sentía mal, incompleta... rota. Me faltaba una gran parte de mi ser, una pieza clave de mi rompecabezas, un gran amigo que me había sido arrebatado.

Sabía que acababa de iniciar una guerra qué tal vez no era capaz de luchar, pero iba a intentar hasta lo último que estuviera en mi poder para quitar a este tormento de mi vida y la de mis seres amados. Porque una serpiente jamás se acobarda. Este solo era el inicio, pero el inicio del fin.

Out of a Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora