5. Bella durmiente.

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Después de que el director y el sheriff se llevaran a Cheryl, todo el cuerpo estudiantil fue a los pasillos a murmurar, de pronto un portazo retumbó en los casi petrificados corredores, el señor y la señora Blossom entraron fúricos por la puerta, sacaron a su hija y la arrastraron cual esclava a la salida. Archie, quien se encontraba al lado mío me dijo que les diría todo, así ella dejaría de ser una mentirosa a los ojos de los demás. 

Al día siguiente Betty me llamó y pidió verme en el azul y oro.
—No quiero estar aquí.— llegué con unas horribles ojeras, pues no había podido dormir más de dos horas por las noches desde que mis pastillas para el insomnio se atrasaron, llegaron esta mañana y debido a mi necesidad de dormir tome una mala decisión e ingerí tres que ya comenzaban a hacer efecto.
—Dios, ¿siquiera dormiste un poco?— pregunto Jughead, quien estaba ahí también.
—Estaba a punto de dormirme cuando mi teléfono comenzó a soñar y Betty me citó aquí.— bufé.
—Fue hace cinco minutos.— reclamó la rubia.
—Dugh.— hice un sonido de obviedad y luego reímos.
—Si el periodismo impreso está muerto ¿que hacemos aquí?— pregunté, Jughead y Betty se miraron y rieron. Yo me acerqué a abrazar a Betty y ella me abrazó a mi.
—Eso mismo dijo él.— explicó Betty. Luego nos dijo el porque nos quería ahí, aunque la historia que yo escribía era totalmente diferente a la de Jughead, trataba de Jason Blossom y su muerte, aunque la mía hablaba en un sentido más nostálgico. Ella dijo que nunca nada tan malo había pasado en Riverdale y quería descubrir la razón de todo esto.
—Quiero que escriban para el azul y oro. Estoy segura de que si juntamos sus estilos de escritura se complementarían perfectamente.— menciono la rubia.
Jughead preguntó si tendríamos libertad de escritura.
—Yo...— dijo Betty y luego movió su brazo en donde yo me estaba quedando dormida. —los revisaría, editaría, aconsejaría, sugeriría pero sería su voz.— dijo estas primeras palabras riendo debido a mi somnolencia, Jughead hizo lo mismo.
—Si esto me libra de clases estoy dentro.— susurré con los ojos cerrados.
—Eso no suena a total libertad.— repeló Jug.
—Vamos Juggie.— supliqué, me acerqué a él y lo abracé, él sorprendido me correspondió.
—Bien lo haré.— río.
—En tal caso les tengo un trabajo.— sonrío mi mejor amiga. —Hay una persona que estuvo en el río el cuatro de julio y nadie lo ha mencionado.— explicó.
—Dilton.— empezó el peli negro.
—Doiley.— dije al mismo tiempo, aunque debido al sueño que tenía quedo perfectamente justo después de que Jughead terminara de decir el nombre.
—Exacto.— asintió Betty.
—Debo dormir primero.— reclame.
—Yo te llevare a casa.— dijo el chico y sin soltarse de mi abrazo caminamos a la salida.
Antes de salir, Jughead robó un poco de café de la sala de maestros y me lo dio.
—Gracias Juggie.— reí y lo probé, al sentir su amargo e insípido sabor deje de beber, aunque él insistió en que bebiera todo el vasito, pues no iba a cargarme a casa.
El café me dio suficiente energía para caminar a casa, aunque tuvimos que hacer unas paradas debido a mi estado.

Mi papá abrió la puerta y sorprendido de la forma en la que Jughead me abrazaba por la cintura y yo me sostenía de él con un brazo.
—Dime que no está ebria.— suplicó mi padre.
—No ha dormido en días, de nuevo.— informó Jughead y me entregó a mi padre, quien me cargó y después de agradecer al amable y lindo chico que me había llevado a casa, me llevó a mi habitación y me dejó para dormir. Me metí en las sábanas y escuché mi teléfono vibrar, era un texto de Jug.
—Buenas noches, Bella durmiente. Te veré mañana.—
Sonreí ante aquel lindo gesto por parte de aquel chico que me conocía de toda la vida y finalmente después de mucho tiempo dormí feliz.

Out of a Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora