Todos conocemos el término “Forever Alone”. Todos nos hemos sentido así alguna vez, en mi caso ha sido desde siempre. No tengo familia alguna y mis amigos me han abandonado por el hecho de que soy adicta a mi trabajo.
Trabajo todos los días de la semana a todas horas, soy la mejor en mi puesto y mi jefe me ama. Siempre estoy complaciéndolo y mis compañeros de trabajo me odian porque según ellos… soy demasiado buena.
Tuve un novio que me abandonó por eso. ¿Genial no? Yo era bastante buena con él. Le daba su espacio, hacía lo que él quería, le hablaba cuando me lo pedía y le ayudaba a pagar sus gastos del mes. Simplemente, me consideraba su novia perfecta. Me lo llegó a decir muchas veces. Yo lo escuchaba, pero cuando de verdad le pedía un favor, nunca quería cumplir. Aún así seguía con él porque no quería estar sola.
Llegar a casa y que solo un perro te reciba no es la vida que yo planeaba tener. Sentirte miserable todas las noches pensando en qué pudo pasar si mis padres siguieran con vida o por lo menos tuviera hermanos. Si tan solo tuviera un amigo real.
Él, un chico psicológicamente dañado hablando conmigo, convirtiéndose en mi mejor amigo. Alguien a quien no le importara cuantos días trabajara o lo mucho que me preocupaba por mi empleo. Él quien sonreía todos los días al verme, quien no le importaba criticarme o decirme unas cuantas verdades. No necesitaba verlo todos los días para saber que estaba conmigo, apoyándome. Dándome la familia que nunca tuve.
Todo cambió esa noche en que me besó. Desperté y lo tenía frente a mí, con la mirada seria y con sus ojos azules mirándome fijamente. Ahora… ¿éramos algo? ¿Cómo actuar con alguien que se supone que es tu amigo? Todo se complicaba gracias a él. Gracias a su amistad, al amor que sentía por él, al cariño que me daba… todo se complicaba.
ESTÁS LEYENDO
Chills in the Evening
Romance“A menudo, el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”- Alphonse-Marie Louis.