Capítulo 16. No me dejes ir.

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(Narra Minna) 

Las semanas habían pasado y faltaban tres días para que fuera Navidad. No había hablado con Dougie desde ese día por computadora, hoy o mañana regresarían a casa así que seguro habría reconciliación. Él no me había llamado, yo tan orgullosa tampoco lo había hecho. 

Él negó que fuéramos novios y explicó que la verdadera razón por la que dijo eso, fue para que dejaran en paz a Danny y así él no tuviera problemas con su novia. La banda habló públicamente sobre eso y acá de vez en cuando me paraban y me preguntaban sobre eso. Yo les comenté que lo que hice fue para ayudar a un amigo cercano, todo fue por sacar del hoyo a Danny. 

Estaba en la oficina preparando una presentación por diapositivas para los proveedores, mostrando el desarrollo de las piezas que nos habían confiado y los nuevos tractores que se habían creado. 

- Señorita Jones, necesito que me haga un favor –pidió mi jefe desde la puerta de mi oficina.

- ¿Qué necesita? –pregunté mirando la pantalla de mi computadora. 

- Que vaya a la escuela por mi nieto y que lo cuide por dos horas, llévelo al parque o a algún lado. 

- Señor, me está pidiendo algo que no tiene nada que ver con mi trabajo. No puedo hacer eso –dije dándole el último toque a mi presentación- ¿Por qué no va usted? 

- Por que tengo una reunión importante en media hora y faltan escasos minutos para que mi nieto salga del Kinder. 

- ¿Qué edad tiene? –pregunté. 

- Cuatro –dijo con media sonrisa. 

- Está bien iré, pero no vuelva a pedirme nada como eso otra vez –dije y tomé mi abrigo del respaldo de la silla. 

- Gracias, señorita Jones. Con usted siempre puedo contar –dijo sonriente. 

- De nada, pero no se acostumbre –pedí y salimos de la oficina, la cerré con llave y le encargué a Kelly mis llamadas y mensajes. 

- ¿Cómo se llama su nieto? –pregunté a mi jefe, que venía caminando a mi lado. 

- Se llama Jake Dallas, está en el Kinder New Dreams, de la calle… 

- Bradford –completé, conocía ese Kinder. 

- Así es… tiene cabello rubio y ojos azules, bueno en la puerta diga su nombre y se lo entregarán, ya me encargué de decirle a la maestra que usted irá por el niño. 

- De acuerdo, al terminar las dos horas… ¿lo traigo aquí o lo llevo a su casa? –dije oprimiendo el botón del elevador. 

- Aquí por favor –pidió mi jefe, las puertas se cerraron y emprendí mi camino al Kinder. 

El camino ahora no fue silencioso, traía puesto el disco de Simple Plan en mi reproductor y venía cantando unas cuantas de sus canciones. Cuando llegué había una fila enorme de carros recogiendo a sus respectivos hijos, cuando llegó mi turno, una señora grande y gorda me atendió, tenía un semblante de molestia. 

- ¿Quién es el suyo? –preguntó, su voz tan gruesa me asustó- ¿Quién? 

- Hem… Jake Dallas –dije y con un altoparlante vociferó su nombre. Un pequeño de ojos tristes se acercó a la señorona y abrió la puerta trasera del auto. El pequeño subió y ni siquiera levantó la mirada para verme. Se abrochó el cinturón de seguridad y siguió con la mirada baja. Aceleré el auto y conduje a un lugar para que comiera, fuimos a un McDonal’s. 

Me estacioné cerca de la puerta y desabroché mi cinturón. Lo miré por el retrovisor y seguía tan triste como cuando lo recogí. 

- Hola Jake, soy Minna –le dije y él no me respondió- ¿tienes hambre? –pregunté y él solo levantó la cabeza y volvió a bajarla, admitiendo que tenía hambre. Bajé del auto y abrí su puerta, le ayudé a desabrochar el cinto y le di la mano para que me acompañara adentro. Él la tomó y caminaba con tristeza. 

Chills in the EveningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora