El amor de mi vida se había ido. Me había dejado en un mundo de dolor y angustia por su partida. Me había dejado sola de nuevo. Él era el único que había hecho que mi mundo volviera a girar, él era el que me mantenía viva y ahora ya no estaba aquí. Él era el que me había devuelto la vida. Él era quien podría hacerme sonreír ante la adversidad y ahora ya no estaba. ¿Quién me ayudaría a sonreír? ¿Quién me quitaría los piojos cuando me infectara? ¿Quién estaría dispuesto a andar en bicicleta cuando la nieve estuviera muy espesa?
Besé sus labios aún tibios por última vez y luego dejé que se lo llevaran. Tomé su mano hasta que esta cayó a un costado. Me tiré en el suelo de rodillas y golpeé el suelo firme con mis manos hechas puño.
- ¡Dougie! -gritaba y lloraba una y otra vez. Harry me levantó del suelo y me envolvió en sus grandes brazos. Yo me descargué en ellos, Danny y Tom estaban al igual que yo.
Me separé de ellos y comencé a correr al elevador. Ya no quería estar aquí, ya no soportaba estar dentro de un hospital. Mi corazón estaba demasiado acelerado y yo tosí fuertemente, pues sentía que me ahogaba. Me caí frente al elevador y apreté el botón como pude. Cuando las puertas se abrieron me adentré en él y me quedé tirada en el elevador. Llorando fuertemente hasta que repentinamente me quedé dormida.
...
Al despertar estaba en el auto de alguien, miré al cielo y estaba oscuro. Me enderecé un poco y noté que era Danny quien me llevaba a casa. Recargué la cabeza en la ventana y lloré nuevamente. Abracé mi pecho y me puse la gorrita de la sudadera que tenía puesta. No quería hablar de nada, no quería saber nada. No quería que me preguntaran nada. Lo único que quería era llegar y dormir, dormir y dejar de pensar en toda la realidad. Quería dormir y soñar con que él aún estuviera conmigo.
Llegamos a casa y yo abrí la puerta lentamente. La ropa que traía aún olía a él. Danny pasó un brazo por mis hombros y me acompañó a la puerta. Luego al abrirla subí las escaleras y él me siguió de cerca. Entré a su habitación y me recosté en su parte de la cama. Miré mi mano y yo aún tenía puesto el anillo con el que Dougie me había pedido matrimonio. Apreté los ojos, pero fue inevitable que mis lágrimas se derramaran de nuevo. Danny se acercó a mí y me quitó los zapatos, luego me cobijó y besó mi frente.
- Estaré abajo por si necesitas algo -susurró.
Cerré los ojos y traté de conciliar el sueño. Dougie estaba en mis pensamientos, Dougie y sus maravillosos ojos azules estaban en mi cabeza.
**Recuerdo**
- ¿Qué hora es? -pregunté.
- Las ocho de la mañana –dijo viendo el celular.
- ¡¿Qué?! –dije totalmente sorprendida, encendí la televisión y ya estaba el noticiero matutino.
- Se nos fue el tiempo volando –dijo.
- Cierto –admití.
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- ¿Por qué no? –preguntó él metiendo su cuchara al helado.
- Porque me da miedo, tú eres hombre… solo verás salir la cabeza del bebé, yo en cambio viviré en carne propia el desgarramiento de mi piel –dije asustada y él sacó la cuchara de su boca.
- Ya no quiero helado –dijo y dejó la cuchara. Yo reí.
- ¿Quieres un bebé o no?
- Sí, por su puesto que quiero uno –dije.
- ¿Hacemos uno juntos? –dijo de la nada, me quedé en shock y él se comenzó a reír- ¡Tu cara! –dijo y yo traté de reír pero aún estaba sorprendida.
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Chills in the Evening
Romance“A menudo, el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”- Alphonse-Marie Louis.