Capítulo 37. Talking to the Moon (Hablándole a la luna)

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Llegamos al hospital y estuvimos en la habitación de Dougie todos juntos. Todos trataban de verlo y de sonreír a pesar de toda la adversidad. Los mejores amigos de él también se encontraban. Fletch, estaba también con nosotros y otras personas más allegadas estaban con nosotros. 

Esa noche todos estuvieron despidiéndose de él, aún mientras permanecía inconciente. Ahora solo estábamos, su madre, Jazzie, quien había llorado durante todo el rato; Danny, Tom, Giovanna, Izzy, Harry, Georgia, Frankie, Fletch, algunos doctores y yo. 

Era hora de despertarlo y yo no podía estar presente mientras le explicaban lo que le pasaba. Salí de la habitación y las chicas me acompañaron. Esperamos a que los doctores lo despertaran, le explicaran la situación y vieran si podría resistir algunas horas vivo. Yo traté de no llorar, pues no quería preocuparlo más. 

- Ya está despierto –dijeron los doctores cuando abrieron la puerta. Yo tapé mi boca y me pegué a la pared. Resbalando hasta el suelo. “No puedo hacerlo, no me puedo despedir de él” –pensaba una y otra vez. 

Las chicas una a una entraron a la habitación. Yo podía escuchar los gritos y los sollozos de todas y cada una de las chicas. 

- Te extraño, te quiero, te amo, vas a estar bien, no te preocupes, te amamos, todo está bien –escuchaba decir desde donde estaba. 

- Los amo, estaré bien… -lloraba mi novio- mamá, ya no llores… -pedía, si tan solo él pudiera verme- Harry… -susurraba Dougie- Tom… Danny –yo tenía un nudo horrible en la garganta. Sentí que mi corazón estaba a punto de estallar. Traté de respirar profundo y me puse de pie. 

- ¿Dónde está? –preguntó él. Apreté los puños y me recargué en el marco de la puerta. 

- Doug… -tartamudeé y al verlo, sentí que mi corazón se hacía añicos. Caminé a paso lento hacia él. 

Dougie me veía con sus ojos cristalinos como el agua, sus mejillas sonrojadas y sus labios temblorosos. Tomé su mano y me acerqué a su cuerpo. Él me rodeó con sus brazos muy débilmente y yo pegué mis labios en los de él. 

- Te…

- Sh –dijo y me besó de nuevo muy lentamente. Mis lágrimas empapaban su rostro y las de él su cuello. Me miraba y acariciaba mi mejilla. 

Sus ojos fijos en los míos, me hicieron pensar que no había nada más que él y yo en esta habitación. Me perdí en ellos, en la luz que de nuevo transmitían, en la forma en que yo estaba reflejada en ellos. 

- Te extrañé mucho –admití mientras subía a la camilla con él. 

- Yo siento que te vi ayer –rió. Puse mi mano entrelazada con la de él, mi cabeza entre mi cuello y pecho- ¿Cómo está Donna? –preguntó y yo tragué saliva, en todo este tiempo no la había ido a ver ni una sola vez. 

- Bien –susurré. 

- ¿Se parece a ti? –preguntó y yo mordí mis labios. 

- A los dos –susurré de nuevo-, aun no está muy desarrollada, pero… creo que se parecerá mucho a ti. 

- Me alegra… podrás recordarme siempre –susurró. 

- No quiero que te vayas –admití abrazándolo más a mí. Dougie puso su mano en mis mejillas. 

- Por más que quisiera quedarme… no puedo –dijo y cerró los ojos. 

- No los cierres, no lo hagas –pedí mientras besaba su frente- no los cierres hasta que sea el momento de irte. 

- Lo siento –susurró y abrió de nuevo los ojos. Me miró y me hizo media sonrisa. 

- Recuerdo bien tus ojos, tienes la misma mirada que cuando te vi por primera vez en esa cafetería. Tus ojos azules con un toque rojizo por haber llorado. Tu sonrisa traviesa y tu cabello todo grasoso –reí y él también lo hizo. 

Chills in the EveningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora