- ¡Fue genial! Sin duda uno de los mejores conciertos a los que he ido en mi vida –dije sonriente.
- ¡Eso lo dices porque solo has ido a nuestros conciertos! –dijo Dougie todo sudado frente a mí.
- ¡Cállate, en estos momentos uno solo dice: “Gracias! –dije y lo abracé.
- Gracias –dijo sonriente.
- ¡Minna! –gritó Tom cerca de mí.
- ¡Tom! –dije emocionada- ¡Tu voz… amo tu voz! –dije y me colgué en sus brazos.
- ¿En serio? Gracias –dijo mostrándome ese bello hoyito.
- ¿La mía no? –dijo Danny también sudado al lado de Tom.
- No la tuya no, adiós –dije y volví a abrazar a Tom. Él entrecerró los ojos y se fue de allí, sentido por lo que le dije.
- Harry… tocas genial la batería –dije emocionada- estoy orgullosa de ti –dije y fingí lagrimear.
- ¡Gracias! –dijo riendo.
Íbamos caminando a los camerinos, tratando de alcanzar a Jones, que corría desesperado como si fuera llorando.
- ¡Te alcanzaré Jones! –grité y corrí tras de él. Íbamos a toda velocidad y de repente me metieron el pie haciendo que me fuera de boca y… ¡Suelo!
- ¡Minna! –gritaron todos detrás de mí.
- Lo siento, lo siento. ¿Estás bien? –preguntó una chica a mi lado, tratando de ayudarme a que me levantara- No te vi, discúlpame.
- Está bien no te preocupes –dije y en eso vi su cara- ¿Frankie?
- Así es –dijo con una sonrisa burlona.
- Con permiso –dijo Dougie y trató de levantarme.
- ¡Ay! –dije cuando me tomó de una mano. Me la miré y mi muñeca estaba volteada- Mi muñeca no debería de doblar para ese lado –dije asustada.
- No, no debería –dijo Frankie preocupada, o eso fingía-, llevémosla a un doctor –dijo alarmada.
No supe ni cómo llegamos, pero nos llevaron al hospital y estaba repleto de gente buscando el autógrafo de los chicos. Nos vieron saliendo del local y nos persiguieron en taxis. Bajamos corriendo de la camioneta y en urgencias, rápido me atendieron.
Me dijeron que tenía que tener el yeso por dos meses. Los chicos esperaban por mi en la sala de espera y la única que entró conmigo fue Frankie, ¿por qué ella? Porque insistió demasiado y porque según ella se sentía “culpable”.
- Escucha, sé que esto no salió en cuanto el plan. No te quería tumbar… y menos que te rompieras la muñeca.
- Gracias, pero por lo visto… eso me pasó –dije mostrándole mi yeso.
- En fin, fingiremos que esto no tiene nada que ver con Dougie.
- Haz lo que quieras, yo no quiero estar en una pelea por él –dije saliendo de la sala donde me pusieron el yeso.
- ¿De qué hablas? –dijo confundida.
- Yo no quiero pelear con él… ¿quieres que regrese contigo?, díselo a él. Yo no tengo nada que ver.
- ¿Te rindes, solo así?
- No me rindo, simplemente me abstengo de problemas –dije y caminamos juntas hacia la sala de espera.
- ¿Qué te dijeron? –dijo Dougie viendo mi yeso.
- Tengo que tomarme este medicamento cada ocho horas para el dolor y mantener el yeso por dos meses.
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Chills in the Evening
Romance“A menudo, el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”- Alphonse-Marie Louis.