Capítulo diez.

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Yoongi estuvo a punto de dirigir su rostro al ajeno y robar un beso del menor, si no fuera porque su celular empezó a sonar con el tono de llamada que le había puesto a Soo Man.

Jimin incluso había cerrado sus ojos y sus mejillas se tornaron de un rojo violento, esperando algo que no iba a suceder.

El mayor carraspeó, provocando que el castaño abriera sus ojos de golpe y dirigiera su mirada a otro lugar más que avergonzado por la situación en la que se encontraban ambos.

-¿Nuevo empleado?, iré de inmediato señor.

Yoongi no formuló palabra alguna hacia Jimin, simplemente lo miró por última vez y se retiró.

Por otra parte, el nuevo empleado estaba sentado en el fino mueble de la oficina de Lee Soo Man, el chico mostraba porte y se notaba decidido.

-Ya estoy aquí. –dijo Yoongi entrando al lugar con su semblante frío.

-Hola Yoongi, te presentaré a nuestro nuevo integrante del campamento, el será un encargado al igual que tú, su nombre es Kim Junmyeon.

(N/A: para los que llevan leyendo desde agosto y no recuerdan, Junmyeon es el amigo de Jimin que se le confesó en el segundo capítulo)

Junmyeon se levantó del lugar dirigiéndose hasta el pálido para poder presentarse.

-Es un gusto, espero no ser molestia para alguno de los dos en ningún momento, haré todo lo que se me ordene sin reproche alguno.

-Este muchacho me cae muy bien –dijo Soo Man con una carcajada que desagrado a los dos muchachos- encárgate de mostrarle el lugar, después yo mismo me encargaré de llevarle con el obeso que le toque impulsar a adelgazar.

Yoongi asintió y cumplió con la orden que le dió el mayor, tomando en cuenta la distancia entre él y el chico.

-¿Por qué decidiste trabajar aquí? –preguntó Yoongi mirándolo fijamente.

-Necesitaba dinero, ofrecen buena paga por solo insultar a una persona cualquiera. –contestó simple.

El sexto sentido de Yoongi lo llevó a no creerle al chico, prefirió guardarse las palabras y mostrarle todo el lugar sin decir nada más, hasta que se escucharon unos gritos provenir del comedor y tuvieron que separarse.

Yoongi fue hasta el lugar donde había alboroto, Junmyeon fue a la cabaña donde sabía se encontraba Jimin.

El chico se encontraba saliendo del baño con su semblante agotado, al ver a Junmyeon se sorprendió por completo hasta el punto de quedar horrorizado.

-¿Junmyeon?, no puede ser posible... ¿Cómo lograste entrar aquí?

-No fue fácil la verdad... pero por ti, mi amigo, haría lo que fuera.

Junmyeon caminó hasta Jimin y lo abrazó, aspiro su olor y una sonrisa salió de sus labios después de tanto tiempo.

-Te extrañé como no tienes idea Park, fue difícil llegar hasta aquí, pero jamás se me ocurrió abandonar la esperanza de encontrarte de nuevo.

-No puedo creerlo Junmyeon... ¿Eres empleado?

-Así es mi niño, pero no te preocupes por mí, ¿bien?, ahora dime porqué carajos tus padres aceptaron meterte a una mierda así, esto es horrible, me enteré de todo lo que hacen aquí.

-¿Qué tiene el contrato que firmaste?, ¿Es muy malo?

-No te preocupes por ello –dijo mirándolo de arriba a abajo- vaya... sí que has adelgazado.

-Lo sé, pero... debes ayudarme Junmyeon, quiero hacer que este lugar se vaya cuesta abajo, este campamento debe ser cerrado.

-Confía en mí pequeño, yo te ayudaré, ¿Bien?

Jimin se sentía feliz en un momento como aquel, sin medir sus emociones abrazó fuertemente a Junmyeon, el corazón del mayor comenzó a latir desbocadamente confundiendo una vez más sus sentimientos hacia Jimin.

-Debes irte, mi encargado puede venir en cualquier momento. –dijo separándose del chico un tanto alarmado.

-Tranquilo, él está encargándose de un problema que hubo en el comedor.

-¿Sabes quién es mi encargado?, ¿Cómo...?

-Antes de venir hice investigaciones previas, por eso sabía en qué cabaña estabas.

-Eres el mejor Junmyeon. –dijo con una gran sonrisa en su rostro.

-No me sonrías así, corro el riesgo de volver a enamorarme. –comentó vacilante.

Después de unas cuantas risas contadas, el mayor salió del lugar sin ser visto y Jimin salió mucho después en busca de Yoongi, le preocupaba la situación del comedor.

Cuando llegó al sitio todo se encontraba relativamente en orden, a lo lejos pudo divisar a Seokjin comiendo un puré de papas con los ojos enrojecidos.

Aquello le preocupó y se acercó a él valiéndole mierda si llegaban a llamarle la atención, él era su amigo y no podía dejarlo pasar por simplemente un regaño estúpido.

-¿Qué sucede Jin? –preguntó preocupado.

-Es sobre Nam... él fue citado por Soo Man, no sé por qué motivo le han llamado, pero estoy muy asustado, si no pasa algo peor a lo que sucedió en el comedor simplemente ese inmundo señor concentrará toda su ira en Nam... yo no quiero que eso suceda.

-Yo te ayudaré Seokjin, no te sientas mal, ¿Sí?

El menor se retiró y tomó camino al lugar restringido, iría a formar un gran escándalo a Soo Man, esa era la única manera de que se concentrara sólo en él y no en Namjoon por los momentos.

De lejos Yoongi pudo divisarlo entrar a la gran torre, espantado por aquello corrió hasta el lugar sin encontrar ningún tipo de rastro del castaño.

El pálido estaba entrando en una crisis existencial al percatarse de que el chico del que debía estar pendiente no estaba por ningún lugar, paso a paso fue acercándose hasta el gran despacho de Soo Man, fue en la puerta en donde lo encontró, a punto de entrar.

-¡Jimin!, ¿Cómo se te ocurre?

Unos pasos avisándoles que el hombre estaría a punto de salir los alertó a ambos, Yoongi con los nervios a mil, tomó el cuerpo de Jimin y se escondió en una habitación cercana llena de lujos, una vez dentro visualizó un pequeño closet, lo abrió y tapando la boca de Jimin se escondieron allí.

-¡Mira en que lío nos metiste!, si llegan a encontrarnos nos matarán.

-¿Por qué hizo esto?, pudo decirle a Soo Man que soy un desobediente.

-Puedo estar en problemas al igual que tú, incluso peor. –mintió.

En verdad Yoongi se preocupaba por lo que pudiera sucederle a Jimin.

-Lo siento hyung...

Sus rostros estaban muy cerca, incluso sentían sus respiraciones, Jimin ya tenía a Junmyeon, no tenía la necesidad de utilizar a Min Yoongi, el cual a pesar de ser tan cruel con sus palabras era por mera obligación, él sabía que muy en el fondo el mayor tenía un corazón y sufría al igual que todos los demás.

¿Debía existir algún tipo de excusa para lo que sucedía en esos momentos?, ambos intentaban encontrarla en su mente, pero dejaron de hacerlo una vez el beso que estaban teniendo se profundizó a tal grado de que sus cuerpos se juntaran más y sus manos se posicionaran en la espalda y nuca del otro.

Percatándose de que lo que florecía en esos momentos debía ser destruido por el simple hecho de que era imposible poder llegar a algo más en aquel término.

Sería como dar un salto sabiendo que se estrellarían en el mismísimo infierno.

Campamento para gordos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora