Capítulo cuatro.

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—Despierta gordo, es hora de hacer ejercicio, necesitas deshacerte de toda esa grasa sí o sí.

Jimin abrió sus ojos poco a poco mientras observaba a la persona que le gritaba por parlante, desde ese momento supo que su verdadero infierno iniciaría a partir de ese día.

—Tienes veinte minutos para darte un baño y cepillar tus dientes, no queremos que te conviertas en cerdo, aunque ya lo parezcas.

El chico se levantó de su cama un tanto desorientado y entró al baño enfurecido, definitivamente odiaba al ser que le "ayudaría" a adelgazar, era el mismísimo satán, no podía creer que personas así existieran, se creen mucho por ser delgados, pero la única verdad es que son peor que pisar mierda en la calle.

Se preguntaba que tan mala infancia pudo haber tenido para ser tan cruel y despiadado con sus palabras, aunque ese tema no le correspondía, pensaba en él y le daba algo de lástima, sólo personas sin amor son capaces de actuar de tal manera.

Con rapidez se dió un baño y cepilló sus dientes, tal como le había ordenado Yoongi, salió del baño y buscó su ropa deportiva, sin hacer contacto visual con el pálido, volvió al baño y se dedicó a vestirse.

Antes de salir se preparó mentalmente para lo que el campamento le tendría preparado para ese día, los nervios eran más grandes que él, no podía dejar de pensar en lo que le harían hacer.

—Por fin sales, creí que te habías quedado atascado en alguna parte. -soltó Yoongi una vez vió a Jimin salir del baño- bien, primero tendrás que darle veinte vueltas a la manzana junto a todos ellos- abrió la puerta de la pequeña cabaña y señaló a todos los obesos que se iban acumulando detrás de una línea- yo estaré contando las vueltas que hagas, así que ni se te ocurra hacerte el listo, puerquito.

Jimin no dijo ni una sola palabra, solo acató la orden y fue a cumplirla, se puso de último y se preparó para iniciar a correr en cualquier momento, en ese instante sintió como unos dedos regordetes tocaban su espalda tomándolo totalmente desprevenido.

—¡Seokjin!, es un gusto verte. -exclamó Jimin entusiasmado.

—Lo mismo digo Jimin -dijo mostrando una gran sonrisa- ¿Cómo te va con la persona encargada de torturarte para que logres adelgazar?

Jimin soltó una pequeña carcajada para luego suspirar.

—Es horrible, es la peor persona que he conocido en todo el mundo, su nombre es Min Yoongi.

Un chico menos obeso que el otro par volteo con una mirada de lamento hacia el pobre Jimin.

—Lamento que me meta, pero déjame decirte que eres la persona con menos suerte en este campamento.

—¿Por qué lo dices, no todos son así? -preguntó Jimin.

-No, bueno si, pero él es el favorito de Soo Man por su característica forma de tratar a los chicos que pasan por él, es frio y nunca mide sus palabras, yo conocí al anterior chico, el que estuvo con él antes de ti y el pobre se fue destruido.

—¿Destruido?, ¿En qué sentido? -preguntó esta vez Seokjin interesándose por el tema.

—Se enamoró, no sé cómo, pero lo hizo, no solo sus palabras de asco hacia él lo hicieron adelgazar, sino que también su amor hacia Yoongi lo impulsó a ello.

—¿Pero él adelgazó? -pregunto Jimin.

—Si, él lo hizo, pero al final terminó siendo rechazado por Min.

Jimin iba a hacer otra pregunta, pero el sonido de un silbato siendo sonado lo interrumpió, en eso todos los chicos empezaron a trotar provocando que él les siguiera, su cabeza no daba crédito a lo que había escuchado hace un momento, ¿Qué persona puede ser tan estúpida como para enamorarse de Min Yoongi?, no llevaba ni un día con él y ya lo detestaba.

La resistencia de Jimin era casi nula, ya a la quinta vuelta estaba mas que cansado, aún no lograba saber cómo es que haría quince más sin lograr desmayarse.

—¡Vemos Jiminnie, tu puedes! -Seokjin le tomo de la mano y juntos empezaron a trotar, a Jimin le motivó mucho aquello, las palabras y apoyo de Seokjin le ayudaron a culminar las vueltas sin tener en mente la idea de rendirse.

Por otro lado, Soo Man, que iba justamente los días martes a supervisar observó aquella escena, la cual no toleraba en lo mas mínimo, el compañerismo estaba prohibido en el campamento.

—Min -dijo acercándose al nombrado- ¿Quién supervisa a los obesos que están tomados de la mano?

—Yo superviso al obeso castaño señor.

—Asegúrate de que no haga amistades, sabes que están prohibidas.

Yoongi asintió y vió como Soo Man se alejaba sin dejar de ver a Jimin, el cual se encontraba feliz por haber conocido a Seokjin y pensaba que después de todo, aquel campamento no sería tan malo con la compañía de Seokjin.

Pero todas sus ilusiones fueron destruidas al ver como Yoongi lo miraba desaprobándolo.

—Lamento que se los diga, pero este lugar no es para hacer amistades.

La sonrisa que tenia cada uno fue desapareciendo poco a poco al escuchar aquellas palabras.

—Lo que dice él es cierto, esto no es un campamento para vacacionar Seokjin, creí que te lo había dicho. -dijo una cuarta persona.

Se trataba de Kim Namjoon, la persona encargada de Seokjin, el cual era rudo, pero no llegaba a compararse con Yoongi, nadie en ese campamento lograba ser como el por más que quisiera.

—Así que tu eres el encargado de este chico, quiero que te asegures de que permanezca lejos del mío, no tolero las distracciones, mientras más rápido adelgace es mejor para mí.

—Como digas Yoongi, espero no volver a toparme contigo. -dijo Namjoon llevándose a Seokjin.

La verdad es que ambos eran totalmente opuestos, una vez Yoongi descubrió a Nam siendo gentil con un chico que se le había asignado, al ser descubierto por él se sintió amenazado, desde ese momento las cosas entre ellos nunca fueron igual.

Yoongi nunca le dijo nada a Soo Man, no era capaz de hacerlo, a pesar de que nunca llego a ser cercano a Namjoon no haría algo que pusiera en riesgo a empleados del campamento.

—Hora de tomar un pequeño desayuno, puerco. 

Campamento para gordos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora