Capítulo veinticuatro.

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Jimin ya no sabía qué hacer, a dónde dirigirse, a quién buscar, todo estaba revuelto en su vida y el querer que todo eso fuera una larga pesadilla era su gran deseo.

—¡Jimin!, estuve buscándote por todo el lugar, es para despedirme. —dijo Seokjin muy sonriente, se veía tan feliz que Jimin sintió envidia de él, su vida volvería a ser normal, tal vez saldría de allí con un pequeño trauma o un corazón roto, ya que entre él y Namjoon se veía algo parecido a una relación.

—Te ves realmente bien y sigues siendo tú al menos.

—Gracias, no permití que este campamento cambiara mi interior como le diera la gana, además, tuve un buen motivador, pero sé que lo veré pronto, dime, ¿los rumores son ciertos?

—¿Cuáles?

—Que fuiste reclutado por Soo Man, por algo sigues aquí, ¿no?

—Uh, si algo así...

—Sin embargo es porque tú tienes un plan, ¿no es así? —Seokjin hizo esa pregunta con algo de ilusión y Jimin no quiso acabar con ella, además él si lo tenía.

—Supongo que si... 

—Todo está fuera de lo común, hay empleados sin trabajar, no han ingresado más obesos, casi no están supervisando, Soo Man no ha dado la cara, ¿qué es lo que sucede?, te pido por favor que me lo digas, Nam no ha querido darme información porque quiere que me retire tranquilo, ¿pero cómo se supone que haré eso cuando todo esta patas arriba? 

—Soo Man está muerto, es lo único que puedo decirte.

Seokjin sonrió, estaba feliz, lo que Jimin había dicho le mataba de la alegría, y era de esperarse.

—Jimin esto es maravilloso, pero... ahora debes tener cuidado, no confíes ni en tu propia sombra, este hombre era muy inteligente y tenía gente en todas partes, pueden engañarte, así que mantén la cabeza fría, yo debo irme pero te deseo la mejor de las suertes.

—Gracias, me gustaría ser yo quien te diera esas palabras, sin embargo no es así.

Seokjin le dio un abrazo después de dar un largo suspiro, Jimin se lo devolvió, esperaba volver a verle.

Una vez Seokjin se fue sintió las manos de alguien tocar su hombro, Jimin se volteó y se encontró con los ojos de Hoseok, lucía nervioso.

—Ya llegó el momento de actuar, si nos nos movemos rápido y esperamos a que Yoongi tome el poder de todo se nos hará imposible, la seguridad está por el suelo, ¿con qué empezamos?

—Sacarás de aquí a Junmyeon y Sehun, tienes algo que nos interesa.

—¿De qué hablas? —preguntó notablemente confundido.

—El celular de tú padre, allí debe de tener todo lo que nos interesa de verdad, conversaciones que si mostramos al mundo se les hará imposible olvidarlo con otra noticia para tapar tal cosa.

—Tienes razón, debo buscarlo... Sé que aún debe estar en algún lugar de su oficina.

—Una vez lo encuentres salgan de aquí y asegúrate de dárselo a Junmyeon, no vuelvan aquí, permanezcan afuera, las cosas se pondrán tensas y sé quien puede ayudarme a afrontarlo.

—¿Estás seguro?... Puedes irte con nosotros Jimin, no quiero que te encuentren aquí cuando la noticia salga a luz.

—Quiero quedarme, dile a Junmyeon que ni se le ocurra volver por mi, yo lo veré unas horas mas tarde.

—Está bien, cuídate. —Hoseok dijo aquello sinceramente, quiso abrazar a Jimin pero sintió que sería demasiado hacerlo, por eso se marchó corriendo hasta la oficina de su padre.

Jimin por su parte corrió hasta encontrar a Namjoon, si le pedía que le ayudara con lo que tenía pendiente de seguro aceptaría, muy bien sabía que su relación con Yoongi no era muy buena y si se enteraba de que ahora Yoongi era el siguiente al mando debido a la muerte de Soo Man menos le ofrecería su ayuda, sin embargo lo convencería, ese era su gran poder.

Lo encontró en los comedores, con otro par de empleados, entre ellos habían chicas con rostros preocupados, ellas eran las que llevaban a cabo la rutina de yoga de las obesas que entraban al lugar.

—Namjoon... Yo necesito tu ayuda. —le dijo respirando con dificultad ya que se encontraba agotado por la corrida que había hecho para llegar allí, todos en el sitio le miraron, sabían de la situación de él, ya que no se había ido, también estaban enterados del beso que había compartido con Yoongi. 

—Justo todos nosotros íbamos a buscarte, eres el único de aquí que debe estar enterado de todo lo que pasa.

Jimin no sabía como decir las cosas sin formar un alboroto, no podía permitir que todos en el campamento enloquecieran y reclamaran la cabeza de Yoongi servida en una bandeja.

—B-bueno... lo que sucede es que estamos en una situación difícil.

—Eso ya lo sabemos, al seguridad de los últimos días no es lo mismo, Soo Man no ha vuelto a dar la cara y nosotros no tenemos con quien comunicarnos, ni siquiera podemos escapar por el miedo de que nos hagan algo estando afuera a nosotros o a nuestra familia.

—El punto es que eso es posible, por eso no debemos escapar si no esperar a que podamos irnos.

—¿A qué te refieres? —preguntó Namjoon, quien lucía completamente desorientado, al igual que todas las personas que le acompañaban.

—Debes de ayudarme a sacar a Yoongi antes de que todo se vuelva una masacre en su contra.

—¿Qué está planeando y por qué debería ayudarte?

—Todos nosotros estamos aquí por culpa de una sola persona, tenemos que ayudarnos mutuamente para después no arrepentirnos.

—Sigo sin comprender.

—La cosa es que tienen a Yoongi, lo obligan a estudiar para tomar el puesto de Soo Man. —dijo mintiendo un poco.

—¿Y en dónde está Soo Man?

—Por favor no reaccionen sorpresivamente, los demás no pueden enterarse o todos se van a alebrestar. —pidió Jimin.

—Está bien, sólo termina de decirlo.

—Soo Man ha muerto y afuera Hoseok junto a unos amigos están trabajando para tumbar toda esta farsa de campamento, las noticias estarán concentradas con todo lo que pasó aquí.

Las chicas, que lucían asustadas se emocionaron, igual pasó con los chicos, Namjoon aflojó su rostro a uno mas relajado y pensó en su familia y Seokjin.

—¿Entonces, qué es lo qué quieres que hagamos?

—Ayúdenme a sacar a Yoongi de aquí, no puede quedarse, toda la culpa recaerá en él.

—Lo haremos, pero si todo esto termina siendo mentira tú y el morirán en mis manos.



Campamento para gordos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora