Goku vive una vida aburrida luego de haber ganado el Torneo Del Poder. Caulifla se siente frustrada por no poder progresar como en el torneo y quiere nuevos retos, volver a sentir esa "pasión" que sentía al pelear con aquel "viejo" del U7. Un día a...
— ¡Caulifla...! ¡CAULIFLA despierta! ¡Vamos, no te rindas! — Le suplicaba el Saiyajin a ella en sus brazos mientras le mecía para ver si así reaccionaba.
Ella un poco herida abre los ojos lentamente y nota algo, ¡¡su top no estaba!! Dejando al descubierto sus atributos. Goku al percatarse de eso la suelta e intenta excusarse negando con las manos a la vez que temblaba del miedo.
— N-no mires... ¡¡¡PERVERTIDO!!! — Dice para darle una patada de lleno en la nariz con todas sus fuerzas haciendo que el aludido saliera volando lejos mientras le salía sangre a borbotones de la nariz.
*En corporación cápsula con Goten y Trunks*
— ¿A qué hora viene tu papá? Ya se demoró bastante. —Dice Trunks mirando el reloj casado de esperar al padre de su mejor amigo y éste le responde:
— No lo sé, dijo que vendría pronto.
— Ni modo, tendremos que seguir entreteniéndola. Ven amiga, juguemos con la "Switch" — Dijo el hijo de Vegeta mientras sacaba un juego de "Mario".
*De nuevo en la habitación del tiempo*
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Luego de ese vergonzoso incidente, Goku tuvo que prestarle una de sus camisetas azules a la Saiyajin para que se cubra su torso desnudo. Pero a pesar de eso Caulifla seguía enfadada, durando así una semana entera, en donde solo se dirigían la palabra para comer. Pero de resto los días pasaron rápidos y cada uno entrenaba por su cuenta. Goku ya había recuperado la transformación del Super Saiyajin Dios, pero todavía le costaba llegar al SSJ Blue, en cambio Caulifla siendo testigo de todo esto no pudo evitar tentarse despertando de nuevo su interés por obtener el SSJ3 y decidió acercarse a su maestro. Ella creyendo que le diría algo como "hola Caulifla" o cualquier cosa, sorprendentemente no fue así. Ya que el Saiyajin macho siguió dándole patadas y golpes al aire frenéticamente ignorándola no a propósito, (sino que estaba bastante concentrado en lo suyo). Ella ofendida por eso, le dio la espalda fingiendo que no le importaba.
Después de unos minutos él terminó con lo suyo, pero aun así ninguno decía nada, sino que se quedaron parados en medio de un silencio bastante incómodo para ambos hasta que ella lo rompe diciendo:
— Vamos, dilo.
— ¿Decir qué? — Preguntó éste esperando saber a qué se refería exactamente.
— Pídeme disculpas. —Respondió ella.
— Ya te dije que fue un accidente, más bien tú deberías agradecerme por rescatarte de mi kame hame ha, sino no estarías aquí hablándome.
