LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.｡o○.

2. Máscara

Al caer la tarde, TaeHyung esperó en la entrada de la mansión, frente a él, un enorme espejo le devolvía su pulcro reflejo. A lo lejos, se escuchaban conversaciones mezcladas entre risas cautas y, además, se olía levemente el aroma de las velas que decoraban algunos rincones del lugar. TaeHyung había asistido como invitado especial, como la persona que alegraría la tarde con sus acordes y, sobre todo, con su presencia.

— Tae, qué bueno que estás aquí —fue MinHo quien lo recibió.

Se conocieron cuando TaeHyung recién comenzaba su carrera, en las calles. MinHo fue quien lo descubrió, quien lo llevó a lugares a los que TaeHyung jamás pensó conocer y así, casi como si fuese el manager de su carrera, MinHo nuevamente lo había llamado a un lugar en el que TaeHyung claramente llamaría la atención.

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Kim TaeHyung era el nombre de un ser prohibido, de la persona a la que muchos desearon conocer y que se valieron de sus contactos para escarbar en su pasado, sin obtener nada a cambio, ningún dato que satisficiera sus inquietudes y que sirvieron, más que todo, para avivar los rumores, para inventar historias y transformar a TaeHyung en una leyenda.

Por lo anterior, MinHo sonreía triunfante cuando llevó a TaeHyung consigo, sonreía porque veía en el resto cómo sus miradas se tornaban lujuriosas ante lo que observaban. TaeHyung, con esa frágil belleza que los hacía temblar, parecía no ser consciente de lo que provocaba en los demás. Quizá, fue por eso que hubo uno de los presentes que sospechó de la máscara que llevaba el joven violinista, pues lo veía sonreír con gratitud mezclada en timidez y sabía que algo no encajaba, que esa sonrisa en verdad ocultaba desdén y un tanto de pícara travesura.

— Suga hyung —fue llamado de pronto por su amigo.

— ¿Qué quieres?

HoSeok sonrío, extendiéndole una copa de espumante. Sabía que estar ahí aburría a su amigo, pero no entendía por qué, de pronto, aquél parecía molesto.

— ¿Qué te pasó? —sentándose a su lado, expresó— Tienes cara de querer matar a alguien.

— A Jin, por ejemplo —le siguió el juego—. Sabes que odio estos eventos de caridad y él me chantajea para venir acá.

— ¿Con qué te chantajeó?

— Con revelarle a mi padre que gasté 3 millones de dólares en un capricho.

HoSeok sonrió ante lo dicho por su amigo, pues sabía muy bien cuánto se esforzó YoonGi en realizar aquella compra en total reserva, pero ahí estaba, SeokJin se había enterado de igual modo.

— Al parecer, Jin hyung te tendrá amarrado en el siguiente evento también.

— ¿Por qué?

— Porque lo harán en la residencia de tus padres.

— No sé qué odio más; a Jin y sus estúpidos eventos o a ese idiota de MinHo que se pavonea con la atracción del momento.

HoSeok dirigió la mirada hacia donde su amigo se había perdido y ahí, entre una multitud que se obligaba a guardar la compostura, se deleitó con la presencia de quien tanto había oído hablar en el último tiempo.

— Es la primera vez que lo veo y sí, acepto que me quedé corto en imaginación porque ese violinista es más lindo de lo que pensé.

YoonGi lo escuchó hablar y no supo por qué deseaba soltar un sinfín de reproches que anularan tanto lo que pensaba HoSeok como lo que pensaban los asistentes al evento de caridad.

— Tanta belleza debería opacar su talento —prefirió decir YoonGi y, llamando a uno de los empleados, pidió otro trago.

— La semana pasada desayuné con Jin hyung, él me dijo que lo escuchó tocar una pieza de... de... Loco..., Loca..., Loca...