Sus ojos color almendra le devolvieron la mirada haciendo que sus latidos se desbordaran. Sólo fueron unos escasos segundos, cuando en uno de los pasillos del teatro se encontraron. TaeHyung iba acompañado de MinHo, mientras que YoonGi iba acompañado de HoSeok y SeokJin. Y a pesar de que todos se reconocieron, ignoraron el saludo y siguieron su camino hacia sus palcos correspondientes.
¿Recordará el movimiento de sus caderas?, ¿el cómo sus bocas se reconocieron como una sola?, pensaba YoonGi al observar, desde su posición, la atenta mirada de TaeHyung que no se perdía detalles de la obra de teatro que se estaba llevando a cabo. A su lado, a ratos MinHo parecía dejar un comentario en su oído, comentario al que TaeHyung no respondía con palabras, sino con asentimientos o negaciones de cabeza. Si iba e interrumpía aquella cercanía, YoonGi se preguntaba si las palabras de MinHo se transformarían en realidad, pero, a su vez, YoonGi no deseaba acabar con la fama del castaño, sino que deseaba potenciarlo aún más para sentir, una vez que estuviesen a solas, que sólo él podía probar el fruto del deseo de muchos ¿Eso era alimentar su ego o se trataba de amor sincero?
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Cuando la obra llegó a su fin, HoSeok propuso ir a la cafetería del teatro, lugar en el que pocos se reunían para comentar lo que habían visto y en el que muchos se reunían para hablar de sus vidas.
MinHo siempre se permitía ir a ese lugar, pero para curiosidad de YoonGi, TaeHyung no estaba junto a él. Hecho que lo puso nervioso por creer que MinHo nuevamente había dejado al castaño a merced de cualquiera que se quisiera aprovechar de sus hermosas facciones.
– ¿A qué lugar piensan ir cuando llegue el verano? –fue la pregunta de HoSeok lo que trajo a YoonGi a la realidad.
– Con mi mamá nos queremos escapar del calor –mencionó SeokJin–, quizá pasemos algunos días en Canadá.
– ¿No te preocupa la ola de frío?
– Prefiero el frío a estar todo sudado.
– ¿Y tú, hyung? –preguntó HoSeok, pero YoonGi tan sólo se encogió de hombros y bebió lo que restaba de café en su taza.
– ¿Te pasa algo? Te ves distraído.
– No es nada, Jin hyung.
– Cuando dices que es nada, es porque pasa de todo.
YoonGi no respondió a lo último, sino que siguió su corazonada y se puso de pie. No se disculpó, simplemente se alejó de la cafetería sin dar explicaciones, lo que conllevó a que sus amigos hicieran suposiciones de lo que estaba pasando con su amigo. Siempre lo habían visto como alguien extraño, pero en el último tiempo reconocían que el de pálida piel se guardaba más cosas de las que acostumbraba a quejarse en voz alta. "¿Estará así por Kim TaeHyung?", terminó preguntando SeokJin en un intento por descubrir lo que estaba pasando.
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MinHo nunca reveló con quién se encontraría. Simplemente indicó una sala privada y se alejó. Casi siempre era así, abrir la puerta y saber con lo que se encontraría para luego buscar las palabras prudentes para aceptar o rechazar ciertas propuestas. Sin embargo, cuando TaeHyung ingresó a la sala y cerró la puerta tras de sí, algo de aquella persona que le daba la espalda lo puso en alerta.
En primera instancia no supo reconocer muy bien la sensación de alerta que liberó su cuerpo, mas una vez que la persona dio la media vuelta, TaeHyung palideció al instante y no supo cómo su cuerpo pudo seguir de pie a pesar del pánico que lo estaba invadiendo.
– Tiempo sin vernos, Taehyungie...
¿Qué haces aquí?
Esa era la pregunta que el castaño no pudo formular al estar temblando de pies a cabeza, petrificado en el peor momento, justo cuando esa persona del pasado se acercó lo suficiente como para estar separados por un paso de distancia.
– Estás más hermoso que antes, como si ninguno de tus pecados te hubiese pasado la cuenta –sonrió con sorna.
¿Qué haces aquí?
Deseaba preguntar TaeHyung con todas sus fuerzas, pero no podía.
– Cuando escuché el rumor del violinista que tenía a todos babeando, no me fue difícil suponer que se trataba de ti ¿Qué estás planeando hacer ahora? ¿Quién será tu nueva víctima?
– No... –formuló en un hilo de voz, con los ojos cerrados y las manos en puño apenas sintió la caricia de aquél sobre su mejilla.
– Sabes que podría acabar con tu carrera en un solo segundo, TaeHyung.
Como cuchillos incrustándose en su alma, así era el daño que ocasionaba cada una de sus palabras y que consiguieron doblegar a TaeHyung.
– Pero no haré nada..., por ahora. Sólo esperaré y pensaré muy bien en lo que haré. Me debes una, ¿lo recuerdas?
– Seungri..., por favor... –fue capaz de responder con los ojos aguados.
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Abrazado a JiMin, el castaño lloraba sin remedio y por más que Hwasa deseaba descubrir la verdad, NamJoon insistía en que no debían presionarlo, incluso cuando JungKook había amenazado con que buscaría por cielo, mar y tierra al culpable del estado deplorable de su amigo. Por ello, cuando el timbre del departamento alertó a los presentes, ninguno fue capaz de detener a JungKook, quien, con la hija de JiMin en brazos, abrió la puerta y esperó con el ceño fruncido a que el desconocido revelara qué hacía ahí.
– Busco a TaeHyung.
– ¿Cómo sabes que vive aquí? Nunca nadie ha venido a visitarlo.
– El... –carraspeó incómodo ante la dureza de las palabras con que el azabache interrogaba– El guardia del clandestino me dijo el número del departamento.
– Ese hijo de... –se contuvo al ver que la pequeña lo observaba con curiosidad– Espera aquí –ordenó y prácticamente le cerró la puerta en la cara.
– ¿Quién era? –se asomó NamJoon desde la puerta de la habitación del castaño.
– Alguien que quiere hablar con Tae.
– ¿Quién? –en esa ocasión se asomó Hwasa y corrió a la entrada para averiguar a través de la mirilla de la puerta de quién se trataba– Oh... por... Dios... –se alejó y corrió nuevamente a la habitación del castaño– Tae, bebé... Es... te busca... YoonGi...
– ¿Min YoonGi? –preguntó JiMin ante la curiosidad de NamJoon y JungKook.
Sin llanto alguno después de casi media hora de lágrimas ininterrumpidas, TaeHyung se quedó quieto, mirando con sorpresa a su amigo y luego a Hwasa. No sabía qué hacer ante los latidos acelerados de su corazón, pero a la vez se sentía tan demacrado y sin fuerzas que no sabía cómo haría para mirar al mayor a los ojos y no revelar el porqué de su estado deplorable.
– ¿Él te tiene así? –expresó JungKook con rabia, dispuesto a ir a golpear al de pálida piel.
– ¡NO! –Se asustó TaeHyung cuando el azabache dejó a la hija de JiMin en brazos de NamJoon– Él... él no tiene la culpa.
De pronto, cuando uno de los presentes iba a hablar, el sonido del timbre los distrajo de nuevo.
– ¿Lo hacemos pasar? –con voz suave, preguntó JiMin y, sin saber cómo tuvo fuerzas para hacerlo, TaeHyung asintió.
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LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.。o○.
FanficYoonGi sólo quiere descubrir qué oculta TaeHyung tras la máscara ¿Será timidez o perversión? ××× Historia completa!