El tiempo, suspendido en el aire, permitía que ambos se mirasen de manera tímida, como si fuesen dos adolescentes que por primera vez se enfrentan al amor, al verdadero amor.
YoonGi estaba convencido de que debía dejar de lado el presentimiento de que hacía sufrir a los demás, pues lo que su corazón demandaba daba a entender que sus sentimientos hacia TaeHyung conllevaban una pureza sin igual, por lo que dañar al violinista no sería factible. No, su alma no se lo permitiría y estaba seguro de que preferiría sufrir él antes que dañar al castaño.
Anteponer su bienestar por el de alguien más no estaba en los planes de YoonGi y no podía culpar a la belleza de quien tenía enfrente, sino que debía culpar a esa alma que lo había cautivado. Nunca antes extrañó a nadie, ni se valió de un retrato para apaciguar sus anhelos de querer verlo, de escuchar su voz y obtener aunque fuese un mínimo roce de sus manos.
No obstante, el problema de YoonGi era verbalizar lo que el castaño ocasionaba en él, tenía miedo de hablar, ese miedo de que todo puede terminar mal y que obliga a callar, a permitir que otros tomen la iniciativa de arrebatarle la felicidad. Por consiguiente, la única salida de YoonGi siempre fue la acción y así, levantándose del asiento para tomar la mano del castaño, consiguió que éste también se pusiera de pie y, sin mediar palabra alguna, lo besó frente a todos los ojos curiosos de la cafetería, lo besó con el único propósito de expresar lo que sus labios se negaban a decir.
— ¡Min YoonGi! —Fue entonces cuando un golpe en su cabeza dado por unos guantes lo separó del delicioso contacto— ¿Cómo se te ocurre? —cuestionó entonces su madre, quien alternaba la mirada entre su travieso hijo y un avergonzado TaeHyung.
Alrededor, las personas murmuraban entre sí, lo que no fue impedimento para que YoonGi tomara de la mano al violinista.
— Hace unas horas insistía en que debía formar una familia, pues aquí está mi familia, mamá.
Por un instante, TaeHyung sintió un vuelco en su estómago y se cuestionó el hecho de que YoonGi estuviese hablando en serio o, por el contrario, todo se tratara de una broma, de esa costumbre que tenía YoonGi de fastidiar a los demás.
— Hijo, te prohíbo que juegues con este niño.
— No estoy jugando, sólo les estoy demostrando a los demás que no pueden tocar lo que es mío.
— ¡No sigas! —Lo quiso apartar del violinista, mas YoonGi procuró interponerse entre su madre y el castaño— Si esto aparece en las páginas sociales... ¡tu padre se va a escandalizar!
— Él no puede decir nada —YoonGi se encogió de hombros y afianzó su agarre en la mano del castaño.
— ¡Niño malcriado! —reprochó entre dientes y lo volvió a golpear en la cabeza con sus guantes.
YoonGi sólo reía, divertido por la situación y por cómo los demás no daban crédito a lo que estaba sucediendo. De hecho, TaeHyung parecía pasmado al igual que los demás, hasta que la intervención de otra persona lo sacó abruptamente de sus cavilaciones.
— Perdón por interrumpir —expresó un hombre de pelo cano, lo que llamó la atención de aquellos tres—. Necesito conversar con usted, Kim TaeHyung.
❀❀❀
Cuando TaeHyung ingresó al departamento, lo primero que hizo fue lanzarse a los brazos de un confuso NamJoon, quien a pesar de que no entendía el actuar de su amigo, aun así lo meció entre sus brazos en una muestra de afecto que sólo conseguía ensanchar todavía más la sonrisa del violinista.
— ¡Lo conseguí, hyung! ¡Lo conseguí!
— ¿Qué cosa? —fue Hwasa la que preguntó una vez que salió de la cocina y se encontró con tal escena en la sala.
Sin embargo, los saltos de felicidad de TaeHyung no se detuvieron, por lo que Hwasa decidió unirse a aquella contagiosa algarabía.
Minutos después, invadiendo la habitación de JungKook y JiMin, quienes tuvieron que poner pausa a la película que veían, todos escucharon atentos las palabras del castaño.
— Él dijo, dijo, dijo que era parte de la Orquesta Filarmónica de Seúl y y y que tenía buenas referencias de mi talento, ¿se dan cuenta? ¡Dijo que era talentoso!
A esas alturas, JiMin sonreía de tan sólo ver la felicidad de su amigo, mientras JungKook miraba de reojo a la somnolienta pequeña que, en brazos de NamJoon, luchaba con el sueño al estar pendiente de los movimientos de TaeHyung.
— El que diga que no eres talentoso está definitivamente sordo, bebé —apoyó Hwasa las palabras del castaño.
— ¿Y qué más dijo? —quiso indagar JiMin, ansioso por lo que su amigo relataba.
— Dijo que mañana realizarán una audición y que debía ir, me dio su tarjeta y algunos consejos ¡Aaaah! ¡No saben lo feliz que estoy! —acabó por lanzarse a la cama, donde Hwasa, JiMin y JungKook lo abrazaron, contentos por su logro.
— ¡Mañana te prepararé el mejor desayuno! —expresó JungKook.
— ¡Yo elegiré tu mejor vestuario! —dijo JiMin.
— ¡Yo te haré el mejor maquillaje y peinado del mundo! —añadió Hwasa.
— Yo te puedo llevar al lugar de la audición —ofreció NamJoon.
— Gracias, gracias —expresó TaeHyung con emoción, aunque pronto su rostro se tiñó de rojo y, avergonzado, se dirigió a NamJoon—. Hyung..., YoonGi dijo que me pasará a buscar, él... él me acompañará a la audición.
— Wo wo wo woooo~ —sonrió JiMin— ¿Hay algo más que nos debas contar?
Contraria a toda su actitud animada y risueña, pronto TaeHyung bajó la mirada y se volvió tímido, tanto que Hwasa no reprimió los deseos de apretarle una mejilla y decir lo tierno que se veía al estar así.
— Vamos, dinos... —lo animó JungKook.
— Pues... —comenzó en un susurro, lo que obligó a los demás a acercarse al castaño para así escucharlo mejor— Pues... volví a decirle a YoonGi que lo amaba y él... pues... me besó frente a todos los que estaban en la cafetería del teatro, luego llegó su mamá y YoonGi dijo que yo era su familia, después llegó ese hombre de la Orquesta y YoonGi no dejó de alagarme e insistirle a su mamá que yo era lo mejor que había encontrado en su vida y terminé viniendo al departamento en el auto de ellos —expuso de forma rápida, tanto que al terminar inhaló profundo para recuperar el aire.
— ¿Eso significa que están en una relación? —preguntó NamJoon.
— No lo sé —se sinceró TaeHyung—. YoonGi es... un tanto extraño.
— Basta con ver lo que pinta como para saber que es extraño —intervino Hwasa, haciendo que el castaño volviera a sonreír—. Lo importante es que ese Min YoonGi ya es TÚ-Min-YoonGi, ¿no?
— No sé... ¿supongo? —sonrió, a lo que Hwasa lo volvió a abrazar al insistir en lo tierno que se mostraba cuando estaba avergonzado.
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Van quedando muy muy muy pocos capítulos!
Fanart de: https://www.instagram.com/soshiscult
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LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.。o○.
FanficYoonGi sólo quiere descubrir qué oculta TaeHyung tras la máscara ¿Será timidez o perversión? ××× Historia completa!