LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.｡o○.

29. Vida

YoonGi pensó que nunca se enamoraría, pero ahí estaba, con una sonrisa amplia apenas vio a TaeHyung en medio de la inauguración de su exposición. Días atrás había consolado y apoyado al menor en cuanto a la verdad que le había sido revelada y entonces, como si los problemas no los persiguiesen más, YoonGi esperó paciente en medio de preguntas de los medios y comentarios de los críticos. Esperó su momento, en el que TaeHyung o él tuviesen la oportunidad de llegar a su lado y compartir la alegría de estar ahí, en medio de obras que ocultaban los rasgos del violinista porque sí, YoonGi había cubierto con capas de pintura lo que realmente había querido expresar y sabía que, si algún día intervenían sus obras con químicos que removieran las últimas pinceladas, se darían cuenta de que bajo todo ello estaba la persona que lo había cautivado.

Sin embargo, YoonGi reservaría aquella idolatría a la imagen del violinista y callaría esos sentimientos abrumadores ante el resto porque su amor no era un espectáculo. Lo de ellos no se debía transformar en algo de lo que todos tuviesen opinión, sino que el amor que sentía por TaeHyung debía ser cuidado, protegido y era precisamente por ello, que lo que comenzó como una broma, acabó transformándose en realidad.

— Aquí estás —reconociéndolo al instante, sonrió el pintor una vez que el violinista consiguió estar a su lado.

El menor vestía unas zapatillas y un pantalón cargo de color negro que eran propiedad de JungKook, mientras que la camisa del mismo tono era de NamJoon. Con respecto a su maquillaje, Hwasa había hecho un buen trabajo al comprar lentillas de color negro, donde se encargó de ensombrecer los párpados del violinista y aplicar un brillo labial que, lamentablemente, no se podía apreciar del todo ante la oscura mascarilla que cubría las facciones del menor hasta la nariz. En cuanto a su cabello, JiMin fue el que se consiguió una peluca de color azul. En tal punto, JungKook reclamó que hacer pasar a TaeHyung desapercibido en la exposición sería todo un fracaso con esa tonalidad de pelo, por lo que el mismo JungKook se quitó su propia gorra y la colocó sobre la cabeza del violinista.

Era el disfraz perfecto, concordaron todos, a sabiendas de que la mayoría de los asistentes lucirían extravagantes prendas para llamar la atención. Era el disfraz perfecto, asintió TaeHyung, feliz de poder ingresar a la exposición con total libertad, con la seguridad de que los medios de prensa no lo reconocerían y ansioso ante la reacción de YoonGi, quien sólo había apreciado su disfraz mediante una fotografía.

— Lo felicito, señor Min —expresó TaeHyung en un fingido tono de voz, que claramente se burlaba de quienes habían acudido a la exposición—. Sus obras son perfectas.

— Son perfectas porque guardan un secreto muy importante y valioso para mí —expresó YoonGi en un tono formal mezclado en coquetería.

— ¿Sí? ¿Cuál es ese secreto?

— No soy de los que revela sus secretos a extraños.

En tal punto, ambos rieron con disimulo. Se estaban divirtiendo, a pesar de la atención que de manera constante estaba centrada en YoonGi.

— No puedo creer que no me hayan reconocido —descubriendo un poco sus labios, susurró TaeHyung y pronto se sonrojó ante la forma en que YoonGi recorrió su cuerpo de pies a cabeza en una mirada para nada inocente—. No hagas eso —pidió desesperado—, llamarás la atención de los demás.

El de pálida piel estaba por responder, pero la intervención de SeokJin y HoSeok detuvieron sus palabras.

— YoonGi —expresó Jin en un tono bastante áspero, lo que llamó de inmediato la atención de TaeHyung—, deberías estar atendiendo a los demás asistentes.