LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.｡o○.

17. Hechos

Al ver la sangre que comenzaba a manchar sus zapatos, TaeHyung se llevó las manos a la cabeza y, tirando de sus cabellos, se preguntaba qué demonios había hecho. Hiperventilando, todo a su alrededor se desvanecía en gritos, en personas que se acercaban al salón a ver qué ocurría y luego huían. El que no huyó fue Seungri, quien tomando a su moribundo hermanastro entre sus brazos gritó cosas que TaeHyung no escuchó.

— Tae, ¿qué hiciste? ¡¿QUÉ HICISTE?! —fue BoGum quien intentó hacerlo entrar en razón, pero desde que TaeHyung estrelló su violín contra la cabeza de SeungHyun, la razón quedó olvidada en lo más recóndito de su ser.

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Temprano por la mañana, TaeHyung ingresó en la habitación intentando hacer el menor ruido posible, dejó la bandeja del desayuno sobre la mesa de noche y se encargó de abrazar a YoonGi con tal de despertarlo.

— ¿Qué hora es? —preguntó el mayor, abriendo sus brazos para que TaeHyung se acomodara de mejor modo al estar sobre él.

— Son las seis treinta.

— Es muy temprano —se quejó, haciendo un intento por recostar al castaño a su lado—, vamos a dormir un poco más —terminó diciendo en un bostezo.

— Preparé el desayuno —se libró TaeHyung de los brazos de YoonGi y se sentó al borde de la cama, tomando una taza con té.

En definitiva, TaeHyung no deseaba volver a dormir, no después de la pesadilla o más bien recuerdo que lo había despertado hacía tres horas atrás.

Si YoonGi conociera la historia completa, ¿seguiría mirándolo con cariño tal como lo hacía en esos momentos? Sin lugar a dudas el violinista temía conocer la respuesta, por lo que sólo sonrió y permitió que el mayor acariciara su mejilla antes de que se incorporara para tomar una taza con café.

— No has podido dormir bien —afirmó tras el primer trago, a lo que TaeHyung respondió negando con la cabeza.

Aun cuando YoonGi deseaba indagar en los sentimientos del menor, prefirió callar y comer en silencio. A ratos se observaban y dedicaban tímidas sonrisas, como si nunca se hubiesen visto en situaciones comprometedoras, como si YoonGi no siguiera desnudo bajo las sábanas.

— ¡Tae, me voy! —fue el grito que rompió la burbuja en la que estaban inmersos.

— ¡Que te vaya bien, Kookie! —respondió el castaño y se decidió a ir por algún suéter que pudiese cubrir al mayor— Toma, ponte esto, yo iré a darme una ducha.

— ¿Tienes cosas que hacer hoy?

— Debo reunirme con MinHo.

— ¿Es por lo que te pasó ayer?

— Uhm... algo así.

— ¿Quieres que te acompañe?

— Es mejor que no nos vea juntos.

Al verlo salir de la habitación, YoonGi se cuestionó el por qué se había involucrado de tal modo con el castaño. En parte, si tuviese que expresar matemáticamente cuánto lo conocía, diría que ello no alcanzaba ni siquiera un 20%, pero a pesar de aquella mínima cifra, YoonGi sentía que ello bastaba para que cada vez el nombre de Kim TaeHyung fuese acompañado por la palabra querer. La palabra amor no estaba en su repertorio, así es que la rechazaba de sólo sentir que se quería hacer eco en su corazón.

Cuando se disponían a separar sus caminos, aun con el pelo húmedo, YoonGi se dejó abrazar en la entrada del departamento y permitió que los labios de TaeHyung se unieran a los suyos en un beso lento, cuidadoso e incluso cariñoso. En definitiva, YoonGi prefería mirar más que hablar, prefería delinear con sus dedos las facciones del menor y sonreír cuando éste recargó la cabeza sobre la palma de su mano.