14. Ridículo

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Durante el trayecto al taller, luego de haber comentado de forma vaga lo ocurrido en el bar clandestino y de cómo TaeHyung había llegado ahí por primera vez, YoonGi fue explicando y mostrando sus últimas pinturas, añadía comentarios y una necesidad anhelante de que TaeHyung entendiera cuál era su sello propio, aquel que lo había llevado a la cima. Insistía en que sus obras daban la impresión de que todo debía ser descifrado, que detrás de cada pincelada, que varios veían como simples rayas, se ocultaba algo mucho más profundo y, precisamente, lo que ocultaban sus creaciones era lo que cautivaba al resto.

— Puede que mis obras se parezcan a ti.

— ¿En qué sentido? —cuestionó el castaño.

— En el sentido en el que tú y mis pinturas vuelven locas a las personas con respecto a lo que guardan en secreto.

— Pensé que no volverías a hablar de mis secretos —terminó sonriendo, un tanto distraído por todo lo que veía a su alrededor.

YoonGi no podía descubrir qué estaba pensando TaeHyung, pero a medida que lo veía observar sus pinturas se sentía cada vez más perdido, hecho un desastre, expectante a cualquier comentario que lo llevara a la gloria o a la perdición. Podía esperar cualquier cosa, sobre todo cuando el castaño se quedó quieto ante su última obra, aquella del niño que parecía estar devolviendo la mirada a esos ojos color miel.

— ¿Lo has hecho tú? —fue lo que preguntó TaeHyung sin quitar la vista de ese niño.

— Sí, de hecho... te fui a buscar para que lo vieras porque pretendo llenarlo de "rayas" —sonrío al decir lo último.

— No desperdicies tu tiempo, así como está, creo que está bien.

— No es mi estilo dejarlo así, sería como... no lo sé, si queda así perdería a mi fanaticada —ubicándose a su lado, YoonGi expresó de forma risueña.

— ¿Sabes cómo yo podría perder mi fanaticada?

— ¿Volviéndote feo?

TaeHyung no pudo reprimir la carcajada, lo que contagio a YoonGi y que luego provocó que ambos se mirasen un tanto ruborizados al ser la primera vez que compartían una emoción tan sincera.

— No, no —dijo TaeHyung sin borrar la sonrisa de su rostro.

— ¿Entonces cómo?

— Perdería mi fanaticada si ellos se enteran de que estás tras de mí..., encaprichado conmigo.

YoonGi no sabía cómo responder a aquello que sonaba en una mezcla de soberbia, altanería. Por ello, ante el silencio y la mirada confundida del mayor, TaeHyung se permitió volver a hablar.

— MinHo me lo dijo cuando estábamos en la casa de tus padres.

— ¿MinHo? —repitió endureciendo la mirada.

— Dijo que los demás se alejarían de mí al saber que estabas encaprichado conmigo.

— Encaprichado... —expresó con lentitud, como si saboreara la palabra— ¿Y tú qué piensas de eso?

Con un simple encogimiento de hombros, TaeHyung caminó hasta el sofá y se sentó.

— Esa noche MinHo dijo que estabas acostumbrado a jugar con las personas y que serías capaz de traicionar a tu propia familia con tal de conseguir lo que quieres —repitió sin saber que esas palabras las había dicho una y otra vez en su mente hasta el punto de proyectarlas de una manera casi cien por ciento exacta.

— Veo que MinHo me estima bastante —bromeó al ir por una botella con vino, un descorchador y un par de copas.

— ¿Se conocen bien?

LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora