LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.｡o○.

23. Ebrio

Como si fuese una persona obsesiva, TaeHyung no había dejado de reproducir en su cabeza la conversación en la que NamJoon aseguraba que Min YoonGi lo amaba, pero luego, al recordar que el de pálida piel nunca respondió a su involuntario te amo, el violinista luchaba contra el grito desesperado que quería salir de sus labios, donde la vergüenza lo tenía atado de manos, sin permitirse buscar al mayor a pesar de que llevaban casi tres semanas sin verse.

A veces, TaeHyung buscaba en NamJoon la ayuda necesaria y preguntaba qué estaría haciendo YoonGi como para no ser él quien diera el primer paso y lo buscase. Tres semanas sin recibir una llamada o mensaje, tres semanas sin verse en algún evento de caridad o en el teatro tenía al violinista combatiendo consigo mismo, en no saber cuánto más esperaría por, aunque fuera, un mínimo encuentro.

En cambio, a quien sí vio más de una vez fue a MinHo, quien furioso por los comentarios que se esparcieron sin remedio, no sabía cómo negar que entre TaeHyung y YoonGi no había pasado nada en Stigma, que las personas que aseguraban que los vieron besarse estaban erradas, que todo era una invención y que el violinista al que todos amaban por su talento y angelical belleza jamás, por ningún motivo, sería capaz de involucrarse con ese pintor que sólo buscaba burlarse de los demás.

"Perderás la protección de mucha gente importante si no niegas lo que están diciendo sobre tu supuesta relación con Min YoonGi", fue lo que dijo MinHo en una de sus constantes discusiones, a lo que TaeHyung se mostró sereno y se defendió diciendo que ello no era nada en comparación a lo que había hecho tiempo atrás en Stigma y que, de algún modo, estaba aliviado de que su pasado haya salido a la luz sin la necesidad de caer en el escándalo, pues Kim SeokJin, hábil en convencer a los demás, dejó bien en claro que TaeHyung fue declarado inocente en aquel juicio en su contra.

Entonces, riéndose de los temores que tanto nublaron sus pensamientos, TaeHyung se vio enfrentado a una nueva etapa, en donde su pasado no lo atormentó más, donde se burló de la ironía de la vida al comprobar que a nadie más que a MinHo y a Seungri les importaba lo ocurrido en Stigma. Años viviendo en el terror de lo que había hecho, sintiéndose culpable a pesar de ser inocente según la justicia para que luego, sin justificación aparente, su presente con YoonGi se haya transformado en su dolor de cabeza, en cómo todos opinaban de supuestos, de rumores que el violinista sabía que tenían más de verdad que fantasía. Sin embargo, ante las preguntas de algunos en los dos eventos de caridad a los que había asistido tras su regreso de Daegu, TaeHyung no sabía qué responder porque ni él mismo tenía claro de qué pasaba entre él y Min YoonGi.

Por ello, esa noche de viernes al estar sentado en uno de los asientos de la platea del teatro, lo único que podía hacer TaeHyung era elevar la mirada hacia uno de los balcones y sonrojarse ante la presencia de YoonGi, quien acompañado por su madre sonreía ante los comentarios que ésta realizaba en ciertas escenas de la obra; quizás alabando la música de fondo, o tal vez burlándose de la sobreactuación del personaje antagónico.

Casi un mes sin verlo y TaeHyung juraba que Min YoonGi lo tenía ebrio ante su sola presencia. Ese pálido rostro, serio e indiferente como todos lo describían, no se comparaba en nada a cómo el violinista lo recordaba, pues en sus memorias atesoraba esos momentos en que con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas, YoonGi se mostraba como una persona cálida que era capaz de sonreír y besarlo como si fuese lo más preciado del universo. En definitiva, TaeHyung se sintió nostálgico y fue consciente de cuánto lo extrañaba y de lo cobarde que había sido por no dar el primer paso e ir a su encuentro.

— ¿Eso fue una referencia a Shakespeare? —consultó la persona que estaba sentada junto al castaño, a lo que éste, saliendo de su ensoñación, afirmó con la cabeza sin tener la mínima idea sobre lo preguntado. Incluso, si alguno le pidiera una opinión sobre lo que veían, vergonzosamente TaeHyung tendría que reconocer que no sabía, que ni siquiera tenía real conocimiento de cómo se llamaba la obra a la que había sido invitado a presenciar.