12. Musa

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TaeHyung ejercía una fuerza en YoonGi que lo hacía desconocerse a sí mismo. Siempre había sido firme en sus convicciones, había basureado a todos con tal de obtener lo que quería y poco interesado estaba en la vida de los demás. Pero TaeHyung, TaeHyung lo obligaba a hacer cosas que nunca antes había realizado, lo hacía caer rendido a sus pies y el deseo de hacerlo suyo lo convertía en uno más de los que había seguido el mismo instinto salvaje de anhelar, tal como había dicho BoGum, abrirlo de piernas y llegar a lo más profundo de su ser.

Sin embargo, YoonGi no se quería parecer a los demás, no quería albergar el anhelo animal de ver a TaeHyung como un objeto de deseo, quería verlo en todo su ser, verlo brillar en medio de esas heridas que a todas luces no cicatrizaban, quería convencerlo de que en él podía confiar y que no haría como los demás, que sería capaz de controlarse y poner ante los instintos a la razón.

Fue así que YoonGi tuvo las fuerzas para que el beso no tomara la intensidad de sus besos pasados, quería que la lujuria quedara olvidada en esa mañana y decidió, muy a su pesar, detener el beso con suavidad. Ambos respiraban agitados y el rojo de sus labios parecían tentarlos a unirlos de nuevo, pero YoonGi exhaló con fuerza para tomar el control de sus emociones.

— Tae, yo... debo ir a trabajar.

Los ojos almendrados del menor reflejaron curiosidad, mientras YoonGi volvía a dejar la bandeja del desayuno frente al violinista.

— Termina con tu desayuno, yo... le pediré al chofer que te lleve a casa.

— ¿En qué trabajas?

Al no conocer a YoonGi, el menor no sabía descifrar si la mirada del mayor estaba cargada de indignación o de indiferencia, aunque pronto los ojos de YoonGi reflejaron una chispa de travesura.

Googléame —le guiñó un ojo y luego le dio un fugaz beso en los labios antes de ponerse de pie—. Bien, te dejo en tu casa.


❀❀❀


El retorno a su hogar iba cargado de suspiros, de la brisa revolviendo sus cabellos y de su sonrisa tranquila que disfrutaba del jazz que iba escuchando el conductor. Debajo de todo el dolor, TaeHyung seguía encontrando instantes en los que se veía disfrutando de cosas simples, tan simples como esa sensación en sus labios que dejaron otros al presionar los suyos, a cómo YoonGi había dejado en sus fosas nasales el delicioso aroma de su perfume. TaeHyung no lo había notado en una primera instancia, pero en esos momentos en que disfrutaba del viaje, repasaba cada detalle del mayor; de sus gestos, sus miradas, sus palabras. Estaba cayendo en la contemplación y por más que sentía que no merecía nada, el violinista hacía oídos sordos y seguía ahí, contento por cómo la brisa revolvía sus cabellos.


Al llegar al edificio, TaeHyung se dispuso a subir los escalones de dos en dos. Quería llegar lo antes posible y meterse en la ducha para luego tomar su violín y practicar durante un par de horas. Quería que el día fuera sólo para él, para él y ese olvidado calor que se alojaba en sus mejillas de tan sólo pensar en YoonGi, en esa persona que no conocía.

— Tae, ¿eres tú? —saliendo de la habitación de NamJoon apenas sintió la puerta de entrada, preguntó Hwasa, quien sólo vestía una holgada camiseta que cubría parte de sus muslos.

— Hola —sonrió el castaño mientras se quitaba los zapatos.

— ¿Se te descargó el celular? Anoche con Jiminnie te llamamos y nada, sólo agonía.

— Sí, no me di cuenta.

— ¿Dónde pasaste la noche? —comenzó a seguirlo.

No era su costumbre inmiscuirse en los asuntos de TaeHyung, pero JiMin la había llevado a averiguar sin descanso alguno quién era ese tal Min YoonGi que al parecer había captado la atención del castaño.

— Oh, me puedes responder cuando quieras —dijo ante el silencio de TaeHyung, quien en vez de entrar a su habitación, decidió que su primera parada sería el baño, anhelando como nunca una ducha—. Con JiMin nos preguntábamos si te habías ido con ese tal MinHo o con... ¿Min YoonGi?

Sin perderse detalles de las expresiones de TaeHyung, Hwasa lo miró de reojo, ayudándolo a abrir la llave de la ducha para que el agua se calentara pronto.

— Con Jiminnie lo buscamos en internet —decidió volver a hablar ante el hecho de que TaeHyung sólo estaba preocupado en buscar toallas—. Es muy famoso en su mundillo.

— ¿Qué mundillo?

— Ay, su mundiiillo —respondió como si TaeHyung se estuviera burlando de ella, sin percatarse realmente del repentino interés del castaño—. El año pasado subastaron una de sus obras en Paris... Woooo, qué refinados son tus gustos, Tae. Con Jiminnie no creíamos que era el mismo Min YoonGi que habías mencionado, pero en la prensa salió un artículo del evento de caridad al que fuiste a Daegu y ahí estaba su familia. Él no salía en la foto, pero imagino que debe ser guapo, ¿no?

TaeHyung apenas podía procesar el rápido hablar de Hwasa. De a poco el baño se iba llenando de vapor, al igual como su cabeza se iba llenando de preguntas.

— Deberías ser su musa, Tae. Posar ante él desnudo, así como Jack pintó a Rose en el Titanic. Aaah..., pero él sólo pinta... no sé, cosas raras que a los expertos en arte les gusta catalogar como obras maestras, pero para mí son rayas, son formas a las que tu Min YoonGi añade rayas, muchas rayas.

— No es mi Min YoonGi —decidió aclarar TaeHyung, avergonzado por lo que decía Hwasa.

— ¿No? ¿Aún no? —se sorprendió ella y se dispuso a desabrochar la camisa del castaño— Con ese rostro divino que tienes y este cuerpo, pensé que ya te había saltado encima.

— Hwasa... —se sonrojó y, apartando las manos de la chica, trató de cubrir su piel que había sido descubierta.

— Aaayyy, qué pudoroso, Taeee... —frunció el ceño— Si tienes lo mismo que Nam, Jiminnie..., aunque no tan magnífico a como Jungkookie tiene ese six pack de infarto.

— Ya... vete —sonrío el castaño.

— Bien, bien..., pero te aseguro que cuando regrese Jiminnie del trabajo te llenaremos de preguntas sobre ese tu-no-Min-YoonGi.

TaeHyung negó con la cabeza al verla salir y se desvistió. Luego, bajo el chorro de agua, pensaba en cómo Hwasa sabía mucho más que él sobre la vida de YoonGi y, sonriendo, no pudo olvidar esa egolatría con la que el mayor había dicho que lo googleara.

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LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora