En realidad, Italia y SIR no eran nada vanidosas a simple vista, una tenía el pelo corto y lleno de nudos junto con unos pantalones sucios, que le daba una apariencia bastante masculina, en cambio, Sacro Imperio Romano era claramente femenina, y parecía nada más que una niña, pero era la única que no tenía miedo a las guerras, a usar espadas o de ensuciar su característico vestido negro, como se dijo antes, era fuerte y bella, al igual que Austria y Prussia.
- ¿Qué tanto no puedes entender?- Interrumpió la italiana un poco confusa.
- No, no es nada.- Mintió la otra niña sacudiendo su vestido y limpiando las botas.
- ¿Lo vez, Sacri? Por eso los hombres jamás entenderemos a las mujeres, cambian de parecer cuando les conviene.- Afirmo Italia, seguido se dio la vuelta y siguió apreciando al pollo.
Por supuesto, nadie sabía que Italia era chica, mucho menos ella, sólo su hermana, Italia del sur, y Hungría, lo sabían, pero jamás creyeron que Italia dudará de su sexo.
- ¿Disculpa?- Reclamo una tercera voz, pero la única que lo noto fue SIR.
- ¿Quien te dio permiso de usar el diminutivo de mi nombre?- Interrumpió audaz, cruzando sus brazos con descontento y a la vez con alegría, pues su "amor platónico" le había hablado con relativo amor.
- No he dicho nada Sacri, sólo estoy observando el ave.- Río por lo bajó acercando al pollo a la cara de SIR.- ¿Ves, Sa-cri?- Repitió, dando un toque en su voz para resaltar la última palabra dicha.
- ¡Si lo estas diciendo ahora mismo!- Sacro Imperio dio un ligero golpe al hombro de Italia.- No es gracioso.
- ¡Uhhhhh! Los novios.- La tercera voz de hizo presente de nuevo, esta vez ambas se percataron de ella.- Kesesese~ Hermanita, nunca me dijiste.- Prussia salió de otro arbusto, como parecía empezar a ser costumbre.
- No es mi novio.- Corrigió.- Es El Niño que vive conmigo y que hace de comer, nada más.
- Vaya.- Suspiro la italiana.- Y yo que creí que éramos amigos.- El corazón de la germana empezó a palpitar.
- B-bueno, yo quise decir...- Se quitó su sombrero y tosió un poco.- Que nuestra relación es un p-poco, buena...
- Aja, no necesitas excusarte más Sacro Imperio Romano Germánico, yo entiendo.- Dijo algo enojada Italia dándose la vuelta y pasando atraves de todos los arbustos y se encaminó a la casa de SIR. Sin darse cuenta de que el pollito que llevaba consigo salió volando hacia la prusiana.
- I-Italia...- Pensó arrepentida, pues, si la castaña estaba tan dolida como para que la llamara por su nombre completo de nación, era algo muy grave.
- Kesesese~! Con qué aquí estabas amiguito!- Celebro Prusia colocando al ave en su albina cabeza como de costumbre, seguido se giró hacia su hermana menor- Cleo, hermanita, te daré unos cuentos consejos.- SIR se estremeció, hace décadas que no la llamaban por su nombre humano, para ella era una falta de respeto que cualquiera le llamara por su nombre humano, por eso a nadie se lo decía, para ella la única que tenía derecho a hacerlo era su hermana, Prusia.- Come mucha carne, practica la espada, toma leche, no le demuestres ni tus pasiones ni tus debilidades al mundo...- Dio un leve suspiro.- Y ten cuidado con lo que dices.- Volvió a sonreír, victoriosa.- Te veo luego.- Seguido, como parecía empezar a ser costumbre, se dio la vuelta y desapareció entre la oscuridad de las plantas.
- ¡No lo entiendo Abuelo Roma!- Dijo para sí misma Italia pateando con frustración una inocente piedra mientras caminaba.- ¡¿Porqué tiene que ser así!? ¿Por qué me enoja tanto?
Hechando humo por todas partes, abrió la puerta con todas las fuerzas que tenía, de tal manera de que se dañara el cerrojo o se quebrará un vidrio.
Esa casa le pertenecía a nadie más que al Sacro Imperio Romano, si algo se rompía nadie más que ella tendría que pagar.
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Nyo!Chibitalia.
FanfictionMientras el pequeño Chibitalia era una "sirvienta" más en la casa de Sacro Imperio Romano y su mayor austriaco, mientras barría, lavaba y atendía a sus superiores, su versión femenina, Nyo!Chibitalia pasaba por una vida ni tan igual y tan diferente...