Nyo!Chibitalia.

Cleo, el Sacro Imperio Romano.

- Te comprendo.- Concordó la castaña asintiendo.

- ¿E-en cerio?- Los ojos azules de la niña brillaron con una alegría característica del amor correspondido.

- Sí, no desayune, también tengo hambre.

- ¡T-tonto!- Gritó en su oído, bajando de la roca para mirarla a los ojos.- ¡Significa te amo en el idioma de mi nación!

- ¿Eh?- Italia rascó su cabeza confundida.- ¿Y porqué me dices esto?

- ¡Porque te amo, Italia!- Siguió gritando sordamente.- ¡Te he amado desde el año 900's!

- ¿Q-que cosas dices?- Los ojos cafés de Italia se abrieron a más no poder, y su corazón parecía estar teniendo un infarto hay mismo.- Sa-Sacri...

- ¡Y si te estoy diciendo esto es porque quiero que seas mi novio! ¿¡Tengo que decirlo más fuerte!?- Sacro Imperio Romano empezó a jadear de todo el aire que expulsó en su momento, dejando sólo un par de caras sonrojadas.- ¿Q-quieres ser mi novio sí o no?

- A-Ah...- Italia bajó tambaleante de la piedra y se dirigió hacia SIR, donde está la miraba confusa.- ¡Sacri!- Exclamó con felicidad arrojándose sobre el imperio.

- ¡B-bájate de encima!- Ordenó la niña, casi con un tono militar.- Sólo quiero mi respuesta.

- Sí Sacri, sí quiero ser tu novio.- Río la italiana asintiendo.- Yo también te amo.

- ¡I-Italia!- Dijo para sí misma haciendo sus ojos brillar otro vez.- Mi nombré es Cleo.

- ¿Porqué hasta ahora me lo dices?- Volteó los ojos parándose y ayudando a la rubia para que se parará igualmente.

- Porque ahora eres una persona con derecho a llamarme por mi nombre.- Comentó respetuosa hacia sí misma.- Y si te interesa saberlo, sólo mi hermana, Abuela Germanía y tía Austria lo saben hasta, ahora incluyéndote.

- Vaya.- Italia sintió un aire de importancia en su ser.

- ¿Cuál es tu nombre humano, Italia?

- No tengo, no lo recuerdo.- Suspiró la niña.- A mi no me pusieron...es simplemente, Italia.

- Oh.- Suspiró también decepcionada, pues ella quería conocer absolutamente todo sobré Italia.

Y cuando nos referimos a todo es...todo, su pasatiempo favorito, color favorito, número de prendas en el armario, comida favorita (después de la pasta, claro) cuadros que haya hecho, juguete de la infancia, todo (cabe recapitular que ella conocía muy poco de Italia, incluso del país, sólo conocía un par de calles).