Manipulable [Cyrus y TJ]

Igual que antes

Con su mochila encima y con un gran cansancio también, por haber tenido que viajar durante la noche para estar ahí, tocó a la puerta de la casa de su amiga, después de esto esperó paciente a ser atendido.

Miró por un momento hacía arriba, para darse cuenta de que, al menos por hoy sería una agradable mañana, cuando  a él no le tocó una noche muy buena para viajar porque el dichoso clima no parecía haber sido muy grato la noche anterior, bueno era eso o  hasta el clima parecía querer advertirle que no debía estar ahí, y sabía muy bien que era mejor no estar donde ahora se encontraba pero se lo había prometido a Amber, además como cada vez que la venía a ver no corría riesgo alguno de encontrarse con personas no deseadas.

Con una gran sonrisa en el rostro, lo recibió la recién recordada rubia, y antes de que este pudiera terminar de saludar, se lanzó hacía él para darle lo que fue un fuerte y gran abrazo de bienvenida, aunque el ex capitán del equipo de básquet, sintió que perdía lentamente la capacidad para respirar ante el demandante abrazo, pero bueno, hoy era un día especial para ella y podía permitirle que lo dejará sin respiración, mientras que no fuera letal, después de todo hoy sería un día de muchas emociones.

Era su graduación, aquel momento que desde que ella se convirtió en adolecente planeó, y quizás era raro o normal, si se tomaba en cuenta de que él era hombre y un hombre de pocas emociones, pero aunque hoy también era su graduación no pensaba siquiera asistir a la ceremonia dada por los directivos de su colegio, ni siquiera parecía importante el haber concluido esa etapa en su vida.

¿Alguna vez haz escuchado la frase “vivir por vivir”? Bueno, pues en el caso TJ, él hacía esto, porque después de lo que había pasado hacía ya tres años atrás con aquella persona que marcó un antes y un después en en él, su vida había dejado sin duda de ser la misma, no era que hubiera perdido el sentido de esta o que ya nada le importara, claro que no, él seguía siendo TJ Kippen, pero su visión de la vida misma había cambiado mucho, dado que no sólo había madurado como nunca pensó hacerlo, si no que también había experimentado el sabor amargo de todos y cada uno sus errores por lo que ahora procuraba siempre estar a la altura de la situación y actuar con la madurez que esta exigía lo que sin remedio le quitaba diversión a su día a día, y para que negar que aunque siguiera siendo el mismo idiota de siempre, aunque volviera incluso al ser el de antes, ya nada sería igual porque aún le faltaría Cyrus, su Cyrus, aquella persona que ni soñando podría volver a tener.

En todo aquel tiempo que le tocó estar sin su calor, sin su ternura, sin sus sonrisas, comprendió que él jamás podría dejarlo atrás, no importaba la distancia o el tiempo, simplemente nunca podría olvidarse que una vez tuvo la fortuna de conocerlo, su sentir por Cyrus, nunca permitiría que lo olvidará de una vez, que lo dejará atrás, y quizás su vulnerabilidad  era su peor defecto porque aunque sabía que estaba mal, muy en el fondo también moria por ir detrás de su pequeño niño, pero el saber que ahora estaba bien, feliz era lo único que le impedía volver a la vida de quien tanto daño le causó porque aunque incluso su voluntad se riera en su cara, esto no quitaba el hecho de que sabía muy bien que era lo correcto, y lo correcto era la distancia que hasta ahora después de tres largos años aún existía entre ellos, porque al final de cuentas valía la pena sólo por hacer feliz a Cyrus, sólo porque sabía lo bien que de seguro estaba sin él, lo hacía sólo por eso. Y es que esa posibilidad de que él otro fuera feliz era lo único que mantenía su determinación y su cordura, la posibilidad de que Cyrus estuviera bien sin él.

Cuando le tocó volver a su realidad, supo que había sido arrastrado hasta el cuarto de la rubia, como si fuera una marioneta.

Con el cansancio aún sobre él, arrojó la mochila sobre el suelo y fue directo hasta la cama, para terminar tendido sobre esta, consiguiendo desordenarla un poco.