Manipulable [Cyrus y TJ]

Hasta aquí

Intentar remar contra la corriente, a veces era un acto inútil pero que en el fondo mantenía la esperanza viva y otras veces era un acto de mera estupidez.

Bueno ella ahora lo sabía y ya no tenía ganas de luchar contra nada ni nadie en una pelea que en primer lugar nunca le correspondió, y que en segundo lugar prometía dejarla como perdedora. Ya no le importaba seguir defendiendo lo que nunca buscó ser defendido, y ahora que veía el resultado de sus acciones sabía que lo único que había podido conseguir en tres años era postergar lo inevitable, lo que de una u otra forma iba a terminar por suceder, claramente lo lamentaba pero ya no había nada que pudiera hacer, lo que tenía que ser seria y esta vez no lo evitaría.

Después de su baile de graduación, todo volvió a retomar el mismo color que en un pasado.

No muy grande fue su sorpresa cuando TJ le confesó que había decidido volver al lado de Cyrus, se sorprendió si, pero no mucho, y es que desde el momento en que vio de nuevo al de ojos marrones, esa noche supo que ya nada sería como antes, ahora sería mucho peor, pero ya dos meses enteros habían pasado desde entonces, dos meses en los que no hubo palabra que fuera suficiente para convencer a TJ de que lo correcto era marcharse, esta vez no fue tan fácil porque el mismo Cyrus había logrado que su querido y estúpido amigo perdiera toda capacidad de razonar con un simple “te amo”, salido de su boca, y es que en momentos como aquellos, en donde comenzaba a reflexionar se preguntaba si aún quedaba algo de cordura, por más mínima que fuera, en el que una vez fue su novio, y la respuesta siempre era la misma de siempre: no, él ya no poseia la capacidad de razonar, se había vuelto loco y su gran tormento en forma de Ángel, alimentaba tal demencia con cada sonrisa falsa, con cada beso, con cada caricia pero sobre todo con cada falso “te amo” salido de su boca. Con esas simples dos palabras tan embriagadoras como falsas, tenía a TJ comiendo de su mano, adorándolo cual milagro divino, era como un infierno disfrazado de cielo y ella sabía que el que una vez fue suyo, se estaba quemando en aquel infierno, estaba ardiendo el llamas de aquel infierno que una vez él mismo inició, pero no le importaba, nada que no fuera Cyrus le importaba. Nada más que él, que era su todo importaba.

Y sólo una cosa podía hacer ante aquella situación: resignarse.

Incluso ya demasiado había hecho cuando tampoco le correspondía hacerlo.

Y tener a un desquiciado cerca junto a alguien que siempre fingia muy bien infinita inocencia era demasiado peligroso para su bienestar emocional.

Sonrió con amargura al recordar, la gran emoción con la que su amigo le contó lo nervioso que había estado al tener que ver a los papás de Cyrus, para esta vez presentarse como su pareja en lugar del amigo que una vez fue, recordaba también que le mencionó que el de ojos marrones, no lo veía como algo necesario pero dado que él estaba empeñado en recuperar su confianza, había decidido hacer las cosas esta vez bien con su niño adorado. Y gracias a aquello y a la positiva reacción de los papás de Cyrus, TJ había vuelto a ser su novio oficial ante todos, incluso ante los amigos del más joven.

Desde hacía ya varias semanas su relación ya era oficial, así como también lo era el hecho de que el de ojos verdes, se había mudado nuevamente a su ciudad natal a vivir juntos a sus papás.

Y bueno, a causa de que Amber ya debía marcharse a la universidad de Arizona junto a Kid, y sólo porque el rubio había insistido mucho,  se marcharia dentro de unas horas, ya no estaría para ver como el otro se iba destruyendo asímismo a consecuencia de todas y cada una de sus decisiones, porque sabía que una vez que se marchará rara vez volvería a saber de su persona, pero aunque ella ya no estaría, todavía le quedaba su familia, confiaba mucho en qué los papás de TJ siempre estuvieran ahí para él, pero cuando recordaba que quizás ellos le terminarían dando también la espalda al saber sobre su orientación sexual, una gran angustia oprimia su pecho, y es que sus papás jamás le perdonarian que haya elegido a un hombre sobre una mujer, pero a la vez confiaba en el buen criterio de su amigo para callar aquella verdad ante sus progenitores.