CAP 45

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Sale de la ducha ya vestida con ese hermoso vestido floreado que le llega un hasta medio muslo y que tanto me encanta. Cuando voltea para atar su recién desenredado cabello puedo notar que no lleva brasier haciendome pensar que lo está haciendo a propósito

Ese escote en su espalda se ve tan bien que le dan tantas ganas de quitarle el vestido para repetir lo de la noche anterior. Solamente recordarlo hace que todos mis sentidos se revolucionen

K: ¿Qué tanto miras, Pasquarelli? -dejó el labial sobre la mesa mirándome divertida-
R: Espera, tu vestido tiene un pequeño escote en el pecho también
K: Lo sé, ¿Bonito, verdad?
R: No, no es bonito, los idiotas van a mirar a mi esposa y no quiero que eso pase
K: ¿Acaso ayer no te dejé claro que soy solamente tuya?

Negué sonriente a lo que ella se levantó de la silla caminando hasta mí. Seguía descalza y eso la hacía ver mucho más tierna

Ayer era la novia más hermosa y envidada de todo Italia. Y hoy era la esposa más tierna y cariñosa de todo Brasil

K: La fiesta fue muy bonita aunque no pudimos disfrutarla completamente -asentí besando sus labios-
R: Teníamos que llegar a Brasil a tiempo
K: Si, y no me quejo, la bienvenida fue maravillosa
R: No te lastimé, ¿Verdad?
K: No, me gustó

Sonreí acercando mis labios a su cuello dejando pequeñas mordidas en el trayecto a sus labios. Creo que recogerse el cabello no fue una buena opción

Llegué a sus labios besandola con pasión a lo que ella respondió con un gemido bajo. Jadeé cuando se movió involuntariamente provocando una reacción igual de involuntaria

K: ¿A dónde vas a llevarme primero? -apreté mi agarre a su alrededor volviendo a besarla-
R: A la cama
K: Oh que emoción

Murmuró con sarcasmo antes de ponerse de pie buscando un par de zapatos en la maleta. Me apresuré a entrar al baño para darme una larga ducha con agua fría

Veinte minutos después ambos estabamos listos para salir a recorrer Brasil. Esperaba no encontrarme con nadie de mis conquistas

La llevé a almorzar en un lindo restaurante al aire libre de donde no quiso moverse por un buen rato. Y por eso incluso hasta pidió un postre extra

K: Oye, mi amor. ¿Cuánto tarda una persona en quedar embarazada?
R: ¿Qué? -pregunté riendo- ¿Cómo saber eso, mi amor?
K: Es que digo, una mujer siempre se entera al menos al mes que ya está embarazada. ¿Pero por qué no puede entrarse un día después?
R: Supongo que es por el desarrollo del bebé
K: ¿Tú crees, amor?

Asentí un poco desconcertado por lo que me decía a lo que ella comenzó a contarme lo que había soñado. Y por eso sus dudas tan extrañas y divertidas a la vez

Pedí la cuenta mientras ella reía al darse cuenta de lo ridículo que era su sueño. Y si, tengo que admitir que de verdad fue ridículo pero no voy a decírselo

X: ¡Ruggero! ¡¿De verdad eres tú?!
K: ¿Quién es, mi amor?
R: Oh Dios, te pedí que no me mandes a estas locas -murmuré poniendome de pie- vámonos, hermosa

Asintió tomando mi mano para salir del lugar pero ya era tarde porque ya tenía a la loca detrás de nosotros. Karol me miraba desconcertada pero me limité a sonreirle caminando más de prisa

X: ¡Ruggero, espera! ¡¿No me recuerdas, bebé?!
K: Espera, te llamó bebé
R: Ignórala, amor. Vámonos -negó volteando para mirarla-
K: ¿Quién eres tú? ¿Y por qué acabas de llamar bebé a Ruggero?
X: Soy Jeanethe. Y lo llamé bebé porque es mi novio, ¿Tú quien eres?
K: ¿Novio? ¿Desde hace cuánto es tu novio?
J: Uf, muchísimo. Cinco o seis años, de hecho vamos a casarnos. Me lo prometiste, bebé
R: Karol, vámonos

Intenté tomar su mano llevandola conmigo lejos de esa loca que en algún momento fue mi conquista pero no pude. Ella se mantenía estática con todo lo que Jeanethe le acaba de decir

J: Y dime, ¿Tú quién eres? ¿De dónde conoces a mi bebé?
K: Tú te vas a la mierda -me señaló cabreada-

Salió corriendo ignorando mis llamados mientras yo lanzaba un grito de coraje. Maldito seas Ruggero Pasquarelli

R: Escucha, Jeniffer
J: Jeanethe -corrigió sonriente-
R: Como sea, el chiste es que lo que nosotros tuvimos fue solo un juego. Ya sé que te prometí que me casaría contigo. Pero eso prometía siempre a cada chica con la que me acostaba, ahora. Esa mujer que acaba de irse cabreada es Karol Sevilla, mi esposa
J: Pero, bebé. Tu prometiste que...
R: ¡Fue una maldita mentira!

Expliqué frustrado, esta linda chica no tenía la capacidad de entender que yo estaba casado con una mujer que de verdad amo. Y a la que nunca le prometí nada por supuesto

Sin querer dar más explicaciones salí corriendo detrás de mi esposa para no perderla de vista. Si se termina perdiendo aquí sería el colmo de los males

La encontré sentada en una banca mirando el anillo en su mano con algo de enojo en su mirada. Y es aquí cuando me arrepiento de haberla traído a Brasil

K: Deja de mirarme y vete, Pasquarelli -susurró sollozando-
R: Amor, bebita, chiquita. Escucha
K: Ya sé lo que vas a decir, así que ahorrate los putos comentarios
R: Vamos, es nuestra luna de miel. No te enojes, por favor

Levantó la mirada y limpié sus lagrimas sonriendole convincente. Pero la cachetada que me lanzó solamente me hizo suspirar profundo

K: ¿Qué fué lo que te dije respecto a las bromas de mal gusto? Te juro que voy a castrarte, Pasquarelli
R: Pero, amor. No hice nada malo
K: ¿No? ¡Me ocultaste que estabas vacilando con una chica en Brasil! Hasta le prometiste a la pobre que te casarías con ella. Pero yo no quiero compartirte, no me dan ganas
R: Es que yo no le prometí eso, osea sí pero fue hace mucho. Van a ser seis años que no le hablo, apenas hoy volví a verla, te lo juro, mi amor
K: Ya sé, Ruggero. Pero me disgusta que hasta en nuestra luna de miel hayan brijas persiguiendote
R: Soy solo tuyo
K: Eso también lo sé

Escondió su rostro en mi cuello susurrando algo que no logré comprender mientras sus manos viajaban por debajo de mi camiseta. Jodida suerte, estamos en medio de la ciudad

K: ¿Cuántas faltan, Ruggero?
R: ¿En serio quieres saber? -asintió como niña pequeña- no muchas, como seis o siete
K: ¡Que animal!
R: Oye -rió besando mis labios-
K: Voy a encontrarlas y dejarles claro que eres mío, ¿De acuerdo?

No pienso oponerme...

¿Cómo mirarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora