CAP 54

2.1K 164 26
                                    

Jeremías sigue haciendo sus monerías mientras Ruggero y yo lo grabamos para enviarle el video a Isabella. Está muy contento desde que llegamos, no extraña nada de casa

Hemos tenido que compartir cama con él, y el miedo que Ruggero tiene a lastimarlo es imenso. Por eso ocupa su lugar y no se mueve durante toda la noche

Ahora mismo se encuentra en el mismo lugar jugando con Jeremías en medio de tantas risas. Son un par de niños preciosos

El parecido entre ambos es increíble, no tienen una sola diferencia. Lo que en cierto modo me ha llenado de celos

Fuí yo quien lo llevó casi nueve meses dentro, pero no, el niño tenía que salí idéntico a su padre. ¿Por qué? Solamente quiero saber por qué

Al principio era muy feliz sabiendo que tenía el cabello castaño y lacio como yo. Pero no, la vida me odia y por eso se formaron esos adorables rulitos en el cabello de mi bebito

R: ¿Desayunamos afuera? -asentí parando el video- ¿Por qué vas a llorar?

Negué poniendome de pie para entrar al baño dispuesta a darme una larga ducha que aclare mis pensamientos. ¿Siempre que vengamos va a pasar esto?

Yo no siento que sea el mejor momento para esto, es decir, nos falta mucho por vivir junto a nuestro pequeño de seis meses. Es tan chiquitito y bonito que no se si sea correcto lo que está pasando

Mis dudas no me han dejado dormir por noches seguidas, sentía que era imposible pero a la vez que no era tan así. Las posibilidades terminan siendo muy altas

Dejando todo de lado comencé a prepararme para salir a desayunar y seguramente pasar nuestra última semana aventurandonos. Me encanta este lugar, pero también siento que está hechizado

Me siento tan culpable por lo que sin saber comenzó a pasar. Deseo que se trate de una mala pesadilla o así

K: ¿No te vas a bañar?
R: Lo hice ayer en la noche -respondió simplemente- y ya vestí a Jeremías, también alisté su pañalera. Tardaste demasiado, solamente faltas tú
K: ¿De verdad? Lo siento, amor. Pero ya estoy lista

Antes de que pudiera hacer o decir algo más su mano había tomado la mía impidiendome seguir. Supongo que quiere que le cuente lo que está pasando

R: Dime por qué querías llorar y por qué te ves tan triste. ¿Quieres regresar ya?
K; Si, es eso -mentí limpiando las lágrimas que comenzaron a rodar por mis mejillas-
R: Yo sé que no, mi amor. Algo te pasa y quiero que me digas

Negué intentando parecer convincente mientras me lanzaba a abrazarlo. No es el mejor momento, tengo que entenderlo

Quiero recomponer mis ideas, sacarme de dudas y demás. Tenía que hacerlo pero a escondidas de Ruggero

K: ¿Nos vamos ya? Tengo mucha, mucha hambre -sollozé haciéndolo reír-
R: Bueno, pero no te vas a librar tan fácil de mí, eh. Quiero que me digas qué te pasó

Asentí riendo para poder parecer tranquila, pero esa maldita duda seguía atormentandome por dentro. ¿Y qué tal si los resultados son distintos a lo que espero?

La mañana transcurrió con tranquilidad en todo lo que nos planteamos. Jeremías parecía muy emocionado con todo lo que veía

Varias veces balbuceó soniditos raros y según Ruggero ya había dicho papá y mamá. Su imaginación está por lo alto ultimamente

Él no entiende, o quizá no quiere hacerlo, pero un bebé de seis meses no habla. A duras penas consume papillas de fruta

Casi a la hora del almuerzo comenzó a llorar con fuerza y su piel comenzaba a calentarse. Decidimos llevarlo a algún doctor cercano al hotel por si las dudas

Pero no creí que fuera una buena elección al ver a una de las ex conquistas de mi esposo. Los ojos le brillaron en cuanto lo vió

L: Lo siento, Ruggero. No hay turnos disponibles aún -bufé desesperada- el único disponible es para mañana a las seis
R: Lo necesito ahora, mi hijo tiene fiebre y no ha dejado de llorar
L: ¿Qué edad tiene?
R: Seis meses
L: Parece de un añito, está grande para su edad
K: Siempre ha sido un niño sano, se puso mal de la nada -me atreví a confesar-
L: Es normal, le están creciendo los dientes

Explicó con total paciencia que las encías van a dolerle por la aparición de sus primeros dientes. Incluso sugirió que compremos algunos juguetes masticables para aliviar el dolor

Incluso se tomó el atrevimiento se recetarnos una pequeña cremita no tóxica para un bebé de su edad. Me sorprendía ver la amabilidad que había dentro de ella después de todo

Aparte Jeremías la recibió muy bien, nunca se había comportado tan bien con in desconocido. Lo mínimo que yo esperaba era que se ponga a llorar, pero eso no sucedió

Volvimos al hotel sin ganas de hacer una sola cosa más. Incluso el estado de nuestro pequeño no era el mejor

R: Supongo que es mejor que regresemos ya -asentí acostando a Jeremías-
K: Sería lo mejor para este pequenín
R: De acuerdo, voy a reservar los vuelos
K: Y yo voy a pedir que nos traigan la cena a la habitación

Cada quien fue a cumplir con lo acordado procurando tener toda la atención en el pequeño que yacía dormido sobre la cama. Temía que la fiebre pueda subir mucho más

R: Ahora si ya podemos hablar -volteé asustada-
K: Me espantaste. ¿Sobre qué quieres hablar?
R: Lo de esta mañana, te he notado rara durante la última semana
K: No es nada, amor. Extraño volver a casa simplemente
R: Mientes, nunca has podido fingir en mi delante, así que dime por favor qué tienes

Escondí mi rostro en su cuello aferrándome a sus brazos, de verdad me sentía mal. Pero no quería hablarlo

Solamente me lastimaría más si esto no llegase a gustarle. No es la mejor situación en la familia, no tenemos suficiente estabilidad

K: Tengo miedo de que todo resulte mal -sollozé rendida-
R: Solamente dime qué tienes. Yo sabré comprenderlo
K: Tengo un retraso muy importante, Ruggero. Temo estar embarazada otra vez

¿Cómo mirarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora