CAP 57

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Jeremías ríe a carcajadas correteando de un lugar a otro intentando escapar. Mientras tanto yo lo persigo con el mismo pincel que usó para manchar mi trabajo

Karol se limita a sonreír viendonos correr por toda la galería empeñada en encontrar su arete. Lleva días buscándolo y hasta el momento no ha logrado encontrarlo

Intento hacer que el regreso de Adara se mantenga en un rincón muy alejado de mi mente. No quería problemas ahora que todo va muy bien en mi vida

Hablé durante toda la noche con mi esposa, ambos tenemos miedo a lo que Candelaria construyó en mi hija. Sabemos que Adara no seguirá siendo esa niña dulce de dos años

Ahora su pequeño corazón está lleno del odio que su madre sembró, todo lo que le pasó no ha sido nada fácil. Y lo entiendo de cierto modo, pero quiero que mi hija sea feliz, pero al lado de su madre no va a serlo

J: Mira, mami. Tu arete -corrió hasta ella dejando el pequeño objeto en sus manos-
K: ¿Ves, amor? Te dije que aquí estaba. Muchas gracias, mi vida. Sigue jugando
R: No con mis cosas, pequeño

Me acerqué dejando un beso sobre los labios de mi esposa antes de salir corriendo detrás de Jeremías. Es todo un travieso, sería un milagro que no rompa nada

Por eso me encargué de dejar lo más valioso lejos de su alcance. O de lo contrario esta galería estaría totalmente destruida

K: Ya basta, se van a caer si siguen así -advirtió sentándose en la silla-
R: Mírala, amor. Me está molestando y no me deja trabajar
J: Mentira, mami. Yo también quiero trabajar

Reí despeinando su cabello antes de manchar su rostro con la pintura. Gritó molesto y mordió mi mano con fuerza antes de volver a salir corriendo

Tres años, solamente tiene tres años y ya hace todo el desorden del mundo. No quiero ni imaginarme como será después

K: Jeremías, ya siéntate a descanzar un ratito, amor -lo tomó en brazos sentándolo en sus piernas-
R: Les tengo una sorpresa a ambos, pero no se muevan, primero quiero una foto de ambos

Tomé la cámara en manos sonriendo al verlos sonreir a ellos también. Mi pequeña familia, eran perfectos

Luego de haber tomado una foto de ambos dejé la cámara un lado tomando la caja del suelo. Estoy seguro de que les va a encantar mi sorpresa

R: Amor, ¿Recuerdas cuando nos conocimos? -asintió limpiando la mejilla de nuestro hijo- ¿Y recuerdas también la gran obra de arte que hiciste?
K: ¿El dibujo de la casa en la que quiero vivir con mi esposo, mis hijos y mi mascota?
R: Exacto, ahora dime. ¿Qué te hace falta?
K: La mascota, ya tengo el esposo, la casa y el hijo perfectos

Asentí poniendo la caja sobre la mesa dejando que el pequeño Jeremías la abra. Ambos soltaron un grito de emoción tomando al pequeño conejito en manos

J: Es muy peludito, papá -reí besando su mejilla-
R: ¿Ya vas a dejarme trabajar?
J: Si, ya puedes trabajar, papi. Vamos, Tina
K: Dime que si es una coneja
R: Si, es una coneja
K: Bueno, al menos le va a gustar su nombre -dejó a Jeremías en el suelo junto a Tina-

La tomé de la cintura acercandola a mí lo más que podía mientras sus labios hacián un pequeño recorrido en mi rostro. Se sentía bien tenerlos junto a mí

K: Es muy hermosa, mi amor. Hasta que por fín aceptaste que tengamos un conejo como mascota
R: Bueno, eres tú la que va a limpiar, así que por mí no hay problema. Eso sí, no quiero que duerma en mi cama
K: No, amorcito. Tú compraste el conejo, tú limpias su desorden

Jadeé indignado haciendola reír mientras Caminaba hacia el lienzo que segundos atrás nuestro pequeño dañó. Seguramente va a ser un gran artista

K: ¿Es pintura fresca? Se suponía que ya terminaste esto
R: Si, ya terminé esto pero una pequeña réplica mía dañó todo. Jamás adivinarías quien fue
K: Jeremías Benjamín Pasquarelli Sevilla, ¿Adiviné?

Asentí besando su mejilla repetidas veces mientras ambos mirabamos hacia el pequeño jugando en la entrada de la galería. Pero las sonrisas desaparecieron cuando vimos a Candelaria parada en el mismo lugar

Ada: ¡Papá! -corrió hasta mí lanzandose a mis brazos-
R: Hola, pequeña. ¿Cómo estás?
Cande: Te la traje para que la cuides, regreso mañana por ella
R: ¿Okey?

La vi dar media vuelta y comenzar a caminar moviendo sus caderas como toda una modelo. Solo que esta vez exageraba como una verdadera idiota

Escuché a mi esposa bufar irritada y reí, la entiendo en cierto modo. Candelaria llegó decidida a llamar mi atención

K: Ni siquiera dejó las cosas de la niña -se quejó sonando apenas audible-
R: Descuida, iremos a comprar algo antes de volver a casa
Ada: ¿Compraste este conejo para mí? Gracias, papá
R: No, amor. Esta bola de pelos le pertenece a Jeremías

Le quité a Tina de las manos dejándola en el suelo para que Jeremías pueda seguor jugando. No sabía cómo iba a evitar una pelea entre ambos

K: Ven, amor. Tenemos que construirle una casa a Tina -tomó la pequeña mano de mi hijo llevándoselo de vuelta a la mesa-
R: Hay muchas cajas grandes en la parte de atrás
J: ¿Verdad que me prestas tus pinceles, papi?
R: Toma los que quieras, mi pequeño

Ambos comenzaron a jugar y a diseñar la casa de Tina quien seguía correteando por toda la galería. Me gustaban los momentos así

Adara se la pasó toda la tarde conmigo, y me encantaría decir que se comportó muy bien. Pero no, hizo muchos berrinches durante todo el día

Definitivamente salió idéntica a su madre, y que pena. No me gusta que mi hija sea así

K: Muy bien, amor. Te quedó preciosa -llegué a su lado besando la frente de ambos-
J: ¿Te gusta, papi?
R: Es preciosa, campeón. Vamos a dejar que se seque mientras comemos, ¿Te parece?
J: Si, papito
R: Muy bien, mi amor. Princesa, necesito tu ayuda
K: Dime, corazón. ¿Pasa algo malo?
R: Habla con Adara. Yo sé que contigo su manera de pensar va a cambiar
K: No estoy segura, mira que...
R: Por favor, solo un intento

Asintió besando la frente de nuestro pequeño antes de comenzar a caminar hasta Adara. Se sentó a su lado sonriendole y la plática comenzó

Las vi pelear levemente, luego las ví reír y finalmente Adara la abrazó sollozando. Yo sabía que ella iba a lograr ablandar ese pequeño corazón

K: Una pequeña princesa quiere conocer a su hermano, ¿Verdad, Adara?
Ada: Si, papá. ¿Puedo jugar con él?
R: ¿Por qué no? Benja, ven aquí campeón
J: Mira tu pincel, papi. Es rosa -lo tomé en brazos subiendolo a la mesa-
K: ¿Recuerdas que preguntaste sobre esa niña que abrazó a papá el otro día?
J: Sí, mamita. Es ella
R: Si, Jeremías. Ella es Adara, y es tu hermana mayor
J: ¿Así de grande?

Levantó su mano como lo hace de costumbre y asentí indicandole que era cierto lo que él decía. Al menos Jeremías lo está tomando bien

Apebas es un niño de tres años, y explicarle las cosas a él no fue fácil. Pero con un poquito de tino logró comprender

Él y Adara jugaron el resto de la tarde conociendose como lo que eran, hermanos. Y sabía que con un poco más de tiempo podré sobrellevar esta situación

No iba a dejar que una vez más, la maldad de Candelaria arruine las cosas. Mi familia está por delante de todo

Y el rencór no es algo que nos asuste, juntos hemoa logrado cosas maravillas. Y esta vez no será la excepción

¿Cómo mirarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora