Perdida dentro del reflejo del espejo, no conseguí distinguir mi rostro del de ella y borrosa, encontraba la imagen de una cara; con dos profundos y negros hoyos con atisbo naranja al fondo de estos, justo en donde debían ir los ojos, que me atormentaba durante las noches.
Sin poder dormir comencé a tener ensoñaciones que no lograba diferenciar de la realidad; así como ellos no lograban diferenciarnos a nosotras.
Sola en la habitación rodeada de personas.
Ahora me tocaba vivir las consecuencias de sus acciones, solo porque una vez más me habían confundido con ella.
Fui llevada contra la corriente para ser juzgada por un destino que no era el mío. Pero, al parecer eso tampoco les importo mucho, porque yo no era ella. Si no su reflejo.
Aunque cada una siguió caminos totalmente diferentes, debía admitir que nunca imagine a que se había referido cuando expresaba que quería cambiar al mundo. Tonta e ingenua, creí que la cura del cáncer o el fin a la hambruna podía ser de lo que hablaba.
Y de haberlo sabido, me habría cambiado el nombre y me habría sometido a más de mil y una cirugías para poder cambiar centímetro a centímetro cada parte de mi rostro. Claro, si lo hubiera sabido... Sin embargo, el hubiera no existía dentro de las cuatro paredes blancas en las que ahora estaba aprisionada.
Elizabeth no solo había dejado mala cara por donde paso, si no que las personas que no sabían de mi existencia, tenían la intención de hacerme pagar por sus crimines sin detenerse a preguntar. Además, ahora ¿Cómo demostrar que tenía una hermana? Si los nuevos horizontes de los que tanto había alucinado en nuestra infancia, la habían dejado seis metros bajo tierra.
Toda mi vida ahora dependía de ellos.
Si esos resultados les mostraban algo que no les fuera de agrado, mi vida se extinguiría en sus manos. Ni lo mucho o lo poco que pude lograr bajo la sombra de Elizabeth habría valido la pena.
Mi casa, mi trabajo, mis pequeñas flores en ese jarrón... Nada de eso quedaba ahora.
Entre toda esa penumbra que mortificaba mi corazón, un pequeño atisbo de esperanza se asomo cuando desvanecida, mi vida solo dependía de esos ruidosos aparatos y molestas agujas.
Sus ojos marrones me veían a mí.
Compasivo, aliviaba hasta mi alma de todo ese desprecio que recibía de los demás que la veían a ella en lugar de a mí. Sin él, desde el primer día, no habría tenido ánimos de resistir y continuar por el infierno que se habían propuesto a hacerme pasar.
Pruebas de sangre, electrocardiogramas, resistencia, inmunidad y esas malditas agujas en mis manos y ante brazos. Día y noche.
Únicamente para averiguar si dentro de mí se guardaba algo tan monstruoso como tenía mí hermana. Un virus...
Aun pasado el tiempo, yo no podía olvidar esas imágenes que me mostraron de Elizabeth cuando dicho virus muto en su cuerpo.
¿Yo podría tener lo que ellos buscaban? ¿Cómo sería eso posible?
Me puse a pensar en ello luego de que terminaron de hacerme unas cuantas pruebas más. Mirando el techo, sentía como mi piel se dolía del resorte que sujetaba el respirador sobre mi nariz. Apenas si lograba moverme y ello me lastimaba hasta los huesos.
Estaba débil a más no poder.
Cuando escuché el cerrojo quitarse, traté de mirar de reojo de quien se trataba; y rogué para mis adentros, que si tenían que hacer algún otro examen, lo pospusieran para mañana y que tan solo me dejaran descansar un momento.
—Hola, Elle. —sonreí aunque mis mejillas se afligieron por el movimiento.
Verlo atravesar ese umbral me hizo sentir que una clase de fuerza interna, aun escondida, salía flote permitiéndome alegrarme.
—Mi Elle. —No le tomó más que dar dos zancadas en mi dirección, cuando ya estaba sentado al borde de la cama sujetando mi mano—. Me entere de que tuviste una recaída luego de las pruebas —su gran mano acaricio mi frente antes de depositar un beso cálido y tierno en ella—, ¿Cómo te sientes ahora?
—Mucho mejor ahora que estás a mi lado. —me esforcé por hablar y al oírme sonrió negando—. Chris, te extrañe mucho.
A pesar de querer ser un poco más fuerte delante de él, no lo logré cuando unas traicioneras lágrimas abandonaron mis ojos.
Estaban tan interesados en saber si mi cuerpo poseía las mismas características que el de Elizabeth, que en el proceso se deshumanizaron.
—Dentro de poco, te aseguro que todo acabará y podrás regresar a casa. —cerré los ojos ante esa posibilidad. Su dedo se deslizó por mi mejilla borrando el rastro de la lágrima.
No obstante, realmente, ¿A dónde volvería? ¿Tenía una casa? ¿Aún conservaba ese trabajo? Las flores en el jarrón, ¿No se habrían marchitado ya? Todo había sido cruelmente interrumpido cuando la BSAA me encontró.
—O también hay otra opción. —Al escuchar la seriedad de su voz, le presté toda mi atención—. En cambio de regresar, podrías venir conmigo.
— ¿Estás jugando conmigo? ¿Acaso me van a matar ya?
Conseguí que sonriera mostrando todos sus dientes cuando me escuchó decir eso, pero negó con la cabeza para luego mirarme a los ojos.
—Ese no es el plan.
—Ya sé, entonces estoy agonizando. —solté el poco aire de mis pulmones y con una pequeña complicación, respiré nuevamente—. ¿A quiénes van a invitar a mi funeral?
—Eleanor, no estoy jugando. —serio, tomo mis manos y las sostuvo entre las suyas—. Cuando las pruebas terminen y confirmen que no tienes a Genova dentro de ti, te dejarán partir —se enderezó en su asiento y continuo con esa mirada cargada de sentimiento—, por eso, te estoy pidiendo que cuando eso pase, vengas conmigo.
Embargada por la emoción, no me pude contener más y rompí en llanto.
—Me ofreces todo un mundo a tu lado, si no tengo ese virus dentro de mí... pero, ¿Y si lo tengo? ¿Si me convierto en algo como Elizabeth? —giro el rostro cuando le pregunté eso, pero volvió a negar.
—Nada de eso, yo he estado al pendiente de todo tu proceso, no hay rastros que indiquen que lo portas, Elle... Cuando todo esto termine, podrás venir conmigo, ¿Tú quieres eso?
—Si.
No me costó nada responderle esa pregunta.
Como si fuera un recordatorio de que todo lo que había pasado había valido la pena; Chris dijo que solo debía esperar a que me dieran los resultados de las últimas pruebas que me habían realizado y a que retornara de su nueva misión para poder irnos de ese lugar, tan lejos como fuera posible, tan lejos donde pudiera olvidar que esto en verdad había pasado.
Ahora, solo tenía que esperar un poco más. Tan poco para recibir tanto.
Solo tenía que mejorar y esperar por él.
Y cuando el capitán Redfield volviera de su misión... Estaríamos juntos y yo dejaría atrás todo este recuerdo como una amarga pesadilla de la que al fin podía despertar para ver un nuevo amanecer.
Una nueva vida entonces empezaría para mí y podría ser feliz.
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The reflection into mirror
FanfictionUn pasado tormentoso la obligo a escapar de las manos que solo la lastimaban, de los ojos que la criticaban y de las palabras que la castigaban. Y por algo que no tenia la culpa. -¡Yo no soy ella! ¡Yo no soy Elizabeth! ¡Yo no soy ella! -comencé a g...