IN YOUR HEAVEN

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Había cumplido su promesa, por fin después detanto tiempo pude tener a mi Adam entre mis brazos, mi niño me hizo muchas preguntas, a la cuales la mayoría le desviaba el tema y le decía cuanto me alegraba tenerlo junto a mí y que nunca volveríamos a separarnos. Al parecer a el doctor Birkin le cayó muy bien mi niño, dijo que extrañaba a su hija y que le cuanto le dolía tener que haberse separado fingiendo su muerte para poder alejarla de este mundo, sin embargo, yo trataría de tener a mi niño cerca e intentar que nada de esto lo afectara.

-bien, yo te hice una promesa; dije viéndolo frente a mi luego de que entrara a mi habitación junto al doctor Brikin, se había llevado a mi niño a dar la vuelta; ¿Qué quieres?

-un hijo; lo mire extrañada y me levante dando vueltas como perrito por la habitación; solo eso, la manera más completa de que el virus que habita en mi cuerpo se mezcle en perfecta sincronía con Genova

-no, yo te prometí algo lo se...; baje la mirada, ahora entendía a que se referían con eso de no prometer cuando estuviera triste o enojado; pero esto, Albert yo soy una mujer casada

Quise mostrarle mi anillo de bodas, pero la primera vez que entre al laboratorio me despojaron de cualquier pertenencia.

- ¿Cómo se llama?; pregunto sentándose en el mueble frente a mi cama cruzando su pierna sin cerrarlas por completo y llevo la mano a sus lentes para retirarlos de su cara

-su nombre es Jake Muller; recordé sus bellos ojos azul cielo y la ternura con que me miraba

- ¿Es el padre del niño?; me sentí llena de vergüenza con esa pregunta, supongo que no era tonto, debió haber investigado algo y las cuentas no le fueran exactas

-no; baje la mirada al traerlo a mi memoria; Adam es hijo de un miembro de la BSAA; un sonido escapo de su pecho y supe que quería que continuara; fue antes de que me... dejémonos de cosas, es que no te puedo dar lo que me pides

Se levanto y sabía que estaba molesto, camino lento hacia a mi logrando amedrentarme en todo segundo, su furia lleno su aura y comprendí que tal vez estaba en problemas.

-sin chistar; su aliento choco contra mi cara; esas fueron tus palabras, obedecer sin chistar; negó con la cabeza y los gestos de su cara describían una molestia tremenda; yo cumplí mi parte de trato, y tú también lo harás; sin verlo venir inyecto algo en mi cuello

Me llevé la mano a la zona y sentí el reciente piquetito. Se dirigió al minibar que por alguna razón estaba en mi habitación desde en la mañana y se sirvió un trago, camino de la misma manera hacia el sofá y con toda la tranquilidad del mundo tomo asiento, mirándome como si solo estuviera esperando a que pasara, lo que él quería que pasara.

- ¿Qué me inyectaste?; exigí mirando su pose arrogante y tomo de su trago

-solo un pequeño coctel para que me acompañes; dijo referente a su bebida; solo que no es Whisky; eso era obvio; una ligera mezcla de estrógeno, progesterona, oxitocina y vasopresina

¿Qué era todo eso?

-te dije que tú me lo pedirías

Guardo silencio después de eso, a los pocos minutos de su inyección empecé a sentir como si la habitación aumentara de temperatura, pero no era la recamara era yo. Mis piernas percibieron un cosquilleo familiar, mi boca se sentía como si necesitara algo, mis manos comenzaron a picarme y las abría y cerraba tratando de calmarme, luego eso, mi entrepierna era un caos, mordí mis labios porque no podía contenerme, pase mi mano por ella y apreté mis piernas haciendo fuerza en mis muslos, realmente lo quería. Pero sabía que mis dedos no me darían lo que necesitaba, me levante de la cama y mis piernas fallaron, esa sensación que comenzó a invadirme hizo que vinieran a mi memoria, todas las veces que había hecho el amor, las grandes y largas manos de Chris recorriendo mis piernas, los labios juguetones de Piers en mi cuello, el vaivén al que Jake me sometía, hasta esa tarde con Leon vino a mi mente, cuando sus manos apretaron mi cintura y dejo que lo sintiera.

Tenía que hacerlo, este calor me estaba enloqueciendo, quise levantarme, pero mis piernas no respondieron, así que me tuve que arrastrar hasta llegar a Albert. Puse mis manos en sus rodillas y sentí su mirada entre una burla y su habitual arrogancia.

-por favor...; puso su mano en mi barbilla inclinándose sobre mi

-por favor ¿Qué?

Mi mano como si tuviera vida propia, se abrió camino por su pierna y él solo la siguió con la mirada hasta que toque su hombría.

-dámelo... dame... dame; salió de mi boca ansiando que lo hiciera

-ya que insistes

Me tomo en brazos y rodee su cadera con mis piernas, sus manos apretaron mis muslos un momento y luego me tiro sobre la cama. Lo veía casi como una deidad, pidiéndolo, suplicándole que me tomara de una vez por todas.

Se quito la camisa y le ayude a deshacerse de su cinturón el cual arroje lejos desabrochando sus botones para dejar a la vista su hombría cubierta por la tela de su ropa interior, me empujo de nueva cuenta y se puso a horcadas sobre mí. Sus besos me arrebataban el aliento, pero quería más, lo quería dentro, lo necesitaba.

Maldoso, me hacía sentirlo, pero no entraba en mí. Se deshizo de la bata que me cubría y el calor comenzó a sofocarme a mas no poder. Y lo hizo.

Bajo mi braga hasta mis tobillos y se olvidó de la ropa interior, por fin podía sentirlo piel con piel, mi parte al sentir la suya se deshizo en segundos, abrió más mis piernas mientras yo echaba la cabeza para atrás sobre las almohadas, y de una embestida brutal entro por fin. Su vaivén me tenía enloquecida, aferre mis manos a sus hombros tratando de acercarlo más y cuando lo noto, puso mis piernas en sus hombros y tomo mis manos poniéndolas sobre mi cabeza, más placentero lo sentía. Como si lo hubiera estado pidiendo por mucho tiempo, ahora él me lo daba.

Su nombre se convirtió en gemidos saliendo de mi boca y sonidos guturales escapaban de él.

The reflection into mirrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora