Capítulo 20: El sacrificio.

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Muchas entidades, con distintos niveles de poder se reunían en un sólo lugar. Poca  distancia nos separaba. Diane, King y Escanor hablaban a un lado, apartados. El último en llegar parecía realmente molesto.

- Por qué estás tan amargado, Escanor - Resonó la voz de Merlín.

- Lady Me... -.

Orgullo volteó y encontró nada más ni menos que a Gowther y a mí. Cuando todos lo llamaron, posó de forma en la que sus caderas resultaban la cosa más hermosa del mundo. Su nueva ropa le sentaba realmente bien, como todo lo que se ponía.

- ¿(Nombre), estás bien? - Diane se preocupaba mucho por mí - ¿Puedes luchar? -.

Sonreí ante su dulzura. Desde el lado izquierdo, el rey hada me veía algo arrepentido.

- La oscuridad ya no puede dañarme - Me aferré a los brazos de lujuria - No, si él está aquí -.

El ambiente se llenó de preguntas y comentarios adorables con respecto a si salíamos o no.
Rápidamente, las tropas avanzaron frente a la amenaza latente de los demonios. Humanos de todos sitios combatían hombro a hombro con los pecados y stigma. Gloriosos y deplorables poderes reducían la cantidad de adversarios. Desde la cima, la diosa Elizabeth se encargaba de curar a los heridos. Nadie se libraba de su milagrosa medicina. Gowther, de momentos, se perdía progresivamente y volvía a la normalidad. Un nombre, Arcángel Mael, le provocaba tal daño. Y, cuando Estarossa apareció, con su manto de destrucción y dolor, el destino fue marcado. Los más poderosos del ejercicio se enfrentaron a él. Poseía una cantidad de poder mágico descomunal. Derriere, su objetivo, luchaba mano a mano con la diosa. El punto culminante del enfrentamiento fue cuando la masa oscura de poder que en algún momento se llamó Estarossa, tomó entre sus garras a Elizabeth por su propia decisión. Un pequeño grupo de guerreros conformado por dos de los cuatro arcángeles, el rey de las hadas y la demonio aliada, partieron en su rescate. Las tropas, dirigidas por Howser, avanzaron en los enfrentamientos campañas contra la raza enemiga. En cambio, Gowther se quedó inmóvil, observando a Hawk.

- Capitán de las sobras, debe llevarme con ellos -.

A segundos de subirse, jalé la manga larga de su blusa. Tenía la mirada perdida, inmerso en otra realidad alterna. Reaccionó, por fin, al quitarle suavemente las gafas.

- (Nombre), debes saber que ya tengo que irme - Esperó varios segundos sin mirarme - Hay algo que necesito hacer -.

Encerré sus manos dentro las mías. Fue fijándose en mí con el pasar de los segundos. Cuando ya estuvimos frente a frente, hablé.

- No sé lo que tengas en mente, cabra. Pero yo también voy -.

- No puedes - Se limitó a responder.

- Puedo. Y, si vas a hacer algo que defina el destino del mundo, o explotarás, o morirás en batalla, lo veré - No ocultaba la sorpresa en absoluto - ¿Por qué te pierdes en tu propia cabeza cuando alguien dice "Arcángel Mael"? ¿ Por qué no ayudaste en absoluto contra Estarossa? -.

No respondía, miraba de reojo el lomo del Señor Cerdo. Me paré frente a él, bloqueando el paso. Mi paciencia se iba evaporando como el río en verano.

- Gowther, ¿qué demonios te está pasando? Si te estás guardando algo, te lo sacaré como sea y... -.

No me permitió continuar en mis amenazas que subió al transporte animal conmigo. Durante el viaje se mantenía callado, pensativo. Dudaba mucho que me contase algo, ya me parecía mucho que me llevara. De la nada, empezó a relatar una antigua leyenda.

- "Un hechizo puede cambiar todos los recuerdos se una persona y de los que le conocieron" -.

Sorprendida, me cuestioné qué relación había entre la leyenda y el hijo del rey demonio.

- Cuando Gowther me contó eso, lo primero que hice fue preguntar si se podía revertir - Sólo se oía el rugir del viento.

- ¿Gowther, de qué hablas? ¿Ese hechizo está ahora mismo en uso? -.

Aterrizamos sin que obtuviera una contestación. Al llegar, el auge se había terminado. El grupo de pelea a penas podía moverse. Todo el mundo se retorcía de dolor.

- Finalmente, su percepción compartida se está destruyendo - Comentó.

La leyenda que había narrado antes y sus palabras más recientes conectaban hilando una teoría no tan descabellada. Alguien había utilizado el hechizo que cambiaba el mundo sobre Estarossa y todo quien le conoció. Pero, ¿con qué propósito?.

- Todos los recuerdos que tienen de él, deberían volver a su verdadera forma.
Sus recuerdos siento parte del clan de los demonios, se convierten en aquellos en los que era parte del clan de las diosas. Y, sus recuerdos de su hermano mayor Meliodas, cambian por los de si hermano mayor Ludociel -.

Sujetó fuertemente mis hombros y, viéndome directamente a los ojos, dijo:

- Si ocurre lo peor, entonces usaré mi vida para detenerlo -.

Trató de frenar con sus pulgares el llanto desconsolado que emanaba de mis ojos. No lograba pensar con claridad.

- Pero... Pero tú... Yo... - Acarició mis mejillas empapadas - ¿Por qué tú? -.

- Es mi otro pecado, el cual tuve que soportar junto a Gowther - No había una pizca de duda en su voz - Es mi responsabilidad -.

- No quiero, Gowther, no te vayas... -.

- Lo más probable es que no vuelva. Me disculpo por no poder realizar ese sueño en el que viviste. Y haber dicho y hecho las cosas horribles que te lastimaron - Me abrazó con fuerza - (Nombre), gracias por haberme amado y permitirme amarte también -.

No me interesaba la gran revelación del arcángel, ni cuanto había asesinado ni a quien. En lo único que podía pensar era en Gowther y en lo que sus palabras significaban. Él iba a sacrificarse en nombre del pecado de su padre. Con los gritos de Mael, lujuria se acercaba más hasta el núcleo de de poder. Corrí para alcanzarlo. El grito ensordecedor paró el mundo.

- ¿ Quién? - Masculló - ¿Quién hizo esto? -.

- Toda la responsabilidad me pertenece. Así que destrúyeme -.

Probé lanzarme sobre quien trataba de ofrendarse, King, el entrometido rey, obstruyó mi acción sometiéndola entre sus brazos. Emitía golpes hacia todos sitios en un intento de escapar. Lloraba y pataleaba como si habría estado en juego mi vida, pero no, era de la persona que amaba.

- ¡Gowther! - Grité - Por favor... No... -.

A penas podía pronunciar palabra.

- Todo está bien, (Nombre) -.

Y el ataque comenzó. Uno tras otro, los golpes valieron con todo su poder hacia él. 

El chico de las estrellas 🐐💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora