Min Yoongi, un enfermo mental para las personas normales, pero para Park Jimin, él es sólo un ángel convirtiéndose en demonio.
El encuentro de estos dos chicos es inevitable, como si el mundo cospirara para que sus caminos estuvieran unidos.
Jimin...
Los gritos de mi madre hacen que salte de la cama, literalmente, otra vez está discutiendo con mi padre por culpa mía. Mi padre no acepta el hecho de que sea homosexual; muchas veces me ha regañado, es un hombre bastante cerrado y anticuado, tiene la idea de que lo "normal" es una relación entre un hombre y una mujer. Pero no, estamos en otro siglo y todo a cambiado.
Descubrí mi identidad a los quince años, estuve bastante confundido, todo era nuevo para mi. Cambiando de tema, han pasado tres meses desde mi encuentro con ese chico en la biblioteca desde ese día no he vuelto a verlo, es extraño. Busque en redes sociales su nombre y no aparece nada, fue algo extraño ese momento pero aún así ansío hablar con el nuevamente, ¿por que? No lo se.
— ¡Jimin ven aquí! — grita mi padre. — No lo pienso, bajo rápidamente hasta el living donde se encuentran mis padres. — ¿Qué estabas haciendo? — Leyendo — miento. — Tu madre y yo decimos que irás a un Instituto privado, de donde no podrás salir hasta que acabes la secundaria — habla mi padre con el seño fruncido. — Pero... ¿Por que? — pregunto tímidamente, mis ojos comienzan a mojarse. — Desde que iniciaste la secundaria haz tenido ideas raras — responde él mostrando enojo. — ¿Haces esto por que soy gay? — pregunto con la cara mojada por las lágrimas. — Lo hago, por que no quiero que tu cabeza se llene de ideas tontas. — responde él, con calma. — eres mi hijo, tienes que buscarte una novia, enamorarte, estudiar. — Lo único que te interesa es que sea como ustedes — deslizo mi mano sobre mis ojos — Pero no, no voy a hacer lo que tu quieres. Puedes enviarme a ese internado pero algo ten por seguro ¡Yo jamás dejaré de ser quien soy, por que me amo a mi mismo tal y como soy!
Diciendo esto subo las escaleras rápidamente hasta mi habitación; los gritos de mi padre se hacen menos audibles al cerrar la puerta y colocar el seguro, no quiero que mi padre entre y me mate a golpes. Aunque nunca lo haya hecho, cuando él se molesta no tiene control.
— Por que tuvo que ser así... — me digo a mi mismo, me tumbo en la cama. — ¿Por qué no me quiere?
Los pasos de mi padre se oyen, intenta abrir la puerta pero después de intentarlo varias veces deja de hacerlo.
— Te irás mañana — dice lo suficientemente fuerte para que pueda oírlo. — prepara tus cosas, no hay vuelta atrás.
Cierro mis ojos y una lágrima recorre mi piel, no hay vuelta atrás. Pero quizás esto sea parte de un nuevo comienzo.
¡Hola! No olviden dejarme su voto y su comentario contándome que les parece este libro 💜
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
