Capitulo 13: Sangre, sudor y lágrimas.

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Mi cuerpo se tensa por el frio y el rose de sus caricias toscas; mi boca entreabierta deja escapar leves gemidos a su tacto, siento como sus labios recorren mi cuerpo succionando cada parte de mi piel, las marcas rojas aparecen de inmediato.

— ¡Ahah! — gimo fuerte.
— ¿Te gusta? — pregunta deteniendose por un momento.
— S-si — respondo entre jadeos — Sigue, por favor.

Los besos continúan pasando ahora de simples besos a fuertes mordidas de las cuáles salen un poco de sangre, me lástima pero me gusta demasiado, el sudor comienza a aparecer en mi cuerpo y también en el de él.
Intento hablar pero enseguida siento su mano sobre mi boca indicándome que no diga ni una sola palabra.

— Levantate — dice poniéndose de pie — sigueme.

Intento levantarme y no lo logro, después de varios intentos logro incorporarme para seguirlo, es como si mi cuerpo no tuviera energía, como si toda mi fuerza hubiera sido drenada por su boca, su sucia y sensual boca.

— Acuestate, — dice apuntando una cama matrimonial un poco empolvada.  — y cierra tus ojos.

Le hago caso, pues no quiero desafiar sus ordenes, me acuesto en la cama y coloco mis manos atadas sobre mi cabeza; aún con los ojos cerrados puedo sentirlo cerca de mi. Un momento después siento como quita el resto de mi ropa, mi cuerpo se estremece con el frio que entra por una pequeña ventana rota; un peso sobre mi me hace gemir, es él. El filo de su navaja - ya conocida- se desliza por mi pecho y vientre.
Un ardor sobre mi vientre me hace gritar; no quiero abrir los ojos pero lo hago su mirada se dirije a mi y sin decir nada sigue haciendo pequeños cortes por mi pecho y vientre, la sangre comienza a deslizarse hacia abajo, un espectáculo de sangre en caída libre es observado por sus ojos, esos ojos que irradian placer y una extraña felicidad.

— ¡Ah! — gimo al sentir el ultimo corte — Duele...
— Si, lo sé — dice él sonriendo divertido — pero me encanta hacerte esto, tu cuerpo es tan hermoso que sólo deseo marcarlo una y otra vez hasta dejarlo completamente lleno de cortes. — habla mientras que con su lengua limpia cada gota de sangre haciendome gemir — date vuelta y ponte en cuatro, ya.

Hago caso y me pongo en la posición pedida; mis mejillas se tornan rojas por la vergüenza. Lo oigo ponerse de pie para minutos después sentir un fuerte golpe sobre mis nalgas, — ¡Ah Yoongi! — gimo fuerte,  de inmediato otro golpe resuena sobre mi piel y otro, otro y otro más.  Mis gemidos ya no son gemidos, ahora son gritos de dolor y placer. — ¡Ahh! ¡Yoongi basta! ¡Duele! — grito mordiendo mis labios con fuerza hasta hacerlos sangrar.
— Cállate — dice él volviendo a descargar su cinturón sobre mis nalgas ya rojas. — Eres un niño muy malo — dice jadeando — tengo que darte el castigo que te mereces.

Toma el cinturón nuevamente y lo golpea fuertemente sobre mi piel — esto es por ser tan masoquista — gimo nuevamente y golpea — esto es por cortarte los brazos ¡Amate! Ten un poco de decencia — Golpea nuevamente haciendo mis gemidos aún mas fuerte, convertidos en súplicas.  — ¡Para! ¡Por favor! — suplico con lágrimas en los ojos. — No, no lo haré — dice él antes de golpear el cuero contra mi piel otra vez, me siento cansado, el cuerpo me pesa.

— Eres un niño masoquista — rie — ¿Te gusta?

Inconscientemente asiento.

— ¿Me quieres dentro de ti? — pregunta entre jadeos mientras que mete sus dedos dentro de mi — ¿Quieres mi niño?

— S-si — respondo — si, si, si, por favor.

Sin piedad, siento su pene dentro de mi, mis piernas pierden fuerzas haciendo que caiga sobre la cama, sus manos rodean mi cintura mientras me penetra fuertemente — ¡Ahhh! ¡rico! — gimo fuerte, él me penetra aún mas fuerte entre gemidos y jadeos, se detiene por un momento y termina quitando su camiseta y su pantalón junto con la ropa interior; me penetra nuevamente aún mas fuerte, siento como mis músculos duelen, mis gemidos se convierten nuevamente en gritos y súplicas, no deseo que pare; solo deseo que siga, que siga hasta partirme en dos, — ¿Te gusta? — pregunta mientras penetra — S-si ¡Ah! — respondo gimiendo. — ¿Eres felíz? Niño masoquista... — gime, jadea y con su mano da fuertes nalgadas haciendome gemir y gritar aún más.  Entre gemidos, sangre, sudor y lágrimas las horas pasan, cada minuto es mas fuerte. Hasta que siento como se detiene lentamente, sale de mi con cuidado provocando un poco de dolor, caigo en la cama y siento su semen resbalar.

Me encanta, Min Yoongi me posee cada día.













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