Capítulo 3: Adictos

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Somos adictos a lo que nos destruye.



— Ya déjalo — dice la voz de un chico entrando a la habitación — ¿No puedes dejar a nadie en paz? Por eso nadie entra a esta habitación.
— Esa es la idea — dice él de cabello castaño riendo — Poder tener paz, ya me acostumbré a que estemos los seis solos aquí.
— Pues te aguantas — el chico se acerca a mi — Soy SeokJin, bienvenido.
— Jimin — respondo — espero que esto sea algo efímero, realmente no quiero estar aquí.
— Tranquilo — dice él con una sonrisa — Aquí nadie hace daño a nadie, si te hace algo le hechas agua fría.

Suelto una pequeña risa a lo que él sonríe; es realmente agradable, mientras tanto en chico al cual conocí anteriormente me mira de una manera extraña.

— Oye, ¿por qué me vez así? — pregunto con el seño fruncido.
— Sólo quiero verte — responde — ¿No puedo?
— No, no es que no puedas es que.. es raro — volteo mi vista en dirección opuesta a él.

Me pongo de pie y comienzo a sacar la ropa de la maleta; aunque no lo veo directamente siento su mirada sobre mi, ¿por qué es así? Sigue siendo tan misterioso como la primera vez que nos vimos en la biblioteca.
Las preguntas comienzan a repetirse una y otra vez en mi cabeza, ¿Por qué está aquí? ¿Qué hace? Y lo más importante, ¿Por qué está aquí justo en el mismo lugar que yo?.

Acomodo lentamente la ropa en el armario vacío, este poco a poco se llena, me coloco frente a la maleta mirándola vacía... un escalofrío recorre mi cuerpo; siento sus brazos rodeandome, su erección en mi trasero, esta duro. Me hace jadear; tiro mi cabeza hacia atrás recargandola sobre su hombro, sus labios depositan un beso en mi cuello el cual provoca que mi cuerpo reciba algo parecido a pequeña descargas eléctricas.

— Déjame — ordeno intentando soltarme de su agarre. — Para..
— ¿Por qué quieres que lo haga? — pregunta en un tono burlesco— si te gusta, te gusta demasiado que con sólo tocarte te pones a jadear... Niño sucio.
—¡Ya!— digo alzando un poco la voz — deja de hacerme esto, Por favor.
— Okey.  — ¿y que gano si dejo de hacerlo?
— Nada — respondo — sólo te evitas un golpe en el rostro.
— golpeame— se burla — eres excitante.

Sólo ruedo mis ojos y continuo con lo mío, por alguna razón deseo volver a sentir su miembro tocando mi trasero, por Dios es totalmente excitante su forma de hablar, el sabe como exitarme, es un idiota pero aún así es ardiente y sexy el muy desgraciado.






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