Capítulo 11: Besos malditos

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La mañana pasó rápido, después de el almuerzo me dirijo al salón de clases, poesía. La mirada penetrante de Yoongi no la puedo quitar de mi, cada momento está sobre mi; mirándome de una manera tan provocativa, es eso exactamente su forma de ser, su forma de mirarme es la razón por la cual me vuelve loco.

— Park Jimin — dice el profesor. —¿Podrías presentar a la clase tu poema favorito?
— S-si — respondo con timidez para después ponerme de pie — este poema es de un libro que me gusta mucho, Demian. — camino hasta a lado del profesor y comienzo a hablar. — Muchas cosas conservan aún su perfume y me conmueven en lo mas profundo con pena y dulce nostálgia; callejas oscuras y claras, casas y torres, campanadas de reloj y rostros humanos, habitaciones llenas de acogedor y cálido bienestar, habitaciones de misterio y profundo miedo a los fantasmas. Olores a calida intimidad, a conejos y criadas, a remedios caseros y a fruta seca, dos mundos se confundían allí: de dos polos opuestos surgían el dia y la noche.

Es un hermoso libro — dice el profesor seguido de un par de aplausos de la clase — se los recomiendo, ya puedes sentarte.
— Gracias. 
— Min Yoongi — dice el profesor — pasa al frente.

Él con una sonrisa camina hacia el y comienza a hablar.

Los ángeles tienen debilidades, son débiles a la sangre de un demonio, pues, no importa cuantas veces lo intenten siempre terminarán por corromperse y caer al infierno de el cual nunca podrán escapar — su mirada se dirije a mi.
— ¡Muy bueno! — Exclama el profesor rompiendo el silencio. — vuelve a tu asiento. 

Cada alumno fue pasando hasta terminar la clase, las palabras de Yoongi aún resuenan en mi cabeza, un simple "No puedes escapar" me está volviendo loco, tal como lo describió soy como un ángel llegando a la corrupción, un ángel cayendo en manos de un demonio, un demonio que posee tentación y placer.

La clase termina y el profesor sale del salón con un <Hasta luego> minutos después Yoongi se acerca a mi.

— No olvides lo que te dije — susurra —hoy a las diez, no llegues tarde.
— ¿Que quieres? — pregunto.
— Llevarte a un lugar — responde sonriendo — no te mataré, tranquilo.
— Idiota — murmuro — ¿Que quieres  de mi?
— Ya lo he dicho — responde — solo quiero divertirme contigo, es todo. Inciciaste esto, ahora no te queda mas que soportarlo. 

Si en algo tiene razón es que yo fui quien inicio esta locura, fue mi culpa por haberle rogado que me hiciera suyo, por haberle rogado que mi cuerpo le perteneciera, en algo Min Yoongi tiene razón, no puedo escapar de algo que yo mismo inicié.

(...)

Doy vueltas en la cama sin poder dormir, miro a cada momento el reloj esperando con ansias la hora acordada; miro nuevamente el reloj falta media hora, no lo soporto y me pongo de pie y tomo una cobija de la cama para después salir de la habitación directo a la azotea, no vi si Yoongi esta en su cama, solo me interesa saber que esta planeando hacer este maldito y sensual demente.
Me siento en el mismo lugar de la primera vez y me cubro con la cobija; hace frío. Me recuesto sobre el piso y cierro mis ojos, lentamente el sueño me gana hasta quedarme dormido.


















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