Página V: Peonia Malva.

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Los ojos azules de Karamatsu se paseaban con creciente curiosidad por aquellos viejos estantes repletos de libros mientras, a su lado, Osomatsu terminaba de acomodar los nuevos volúmenes que les habían llegado hace pocas horas. Aquel día su jefe había decidido no abrir la florería por algunas cuestiones personales que no quiso comentarle a Karamatsu, aunque al joven de ojos azules le preocupara genuinamente lo que ocurría con su jefe, puesto que de cierta manera lo estimaba, tampoco quería preguntar o decir algo que hiciera sentir incomodo al pobre hombre ya entrado en años.

Por lo que, sin tener algo más que hacer y sin ánimos de quedarse en casa a aburrirse, decidió que podía pasar a la librería a ver a Osomatsu al menos por unos minutos, tampoco quería distraer al de rojo de su trabajo. Ambos estaban empezando con este proceso que Osomatsu catalogó como "Ritual de iniciación para una amistad duradera sin morir o matarse en el intento", algo que realmente al de azul le parecía gracioso e irrelevante, Osomatsu era su amigo, tan simple como eso, no necesitaba más. Le gustaba pasar tiempo a su lado hablando de todo y de nada, además siempre aprendía algo nuevo con el de rojo puesto que en muchas ocasiones Osomatsu lo sorprendía con algo nuevo que había leído o aprendido en la librería.

-Karamachu~ -Lo llamó el dueño de sus recientes pensamientos. Karamatsu parpadeo un par de veces antes de sonreír suavemente al otro. -Te he estado llamando por varios minutos y tu parecías en trance ¿Qué plan maligno se estaba desarrollando en esa cabezota tuya?

-Heh, sabes que soy incapaz de siquiera planear una simple broma. -Se recostó en uno de los estantes manteniendo su pose dramática. -Soy incapaz de dañar a cualquier alma buena que convive en armonía con...

-¡Ya dile que se calle por el amor a Satanás! -Se escuchó la voz de Akumatsu en el pasillo que se encontraba al lado de ellos. -Esto es peor que escuchar al viejo hablar sobre sus conquistas de adolescente, joder.

-Cállate tú. -Le respondió el de rojo arrojándole un pesado tomo de "El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" que al parecer dio justo en el blanco puesto que lo único que se escuchó después de eso fue el sonido de dolor que salió de los labios de Akumatsu después de una maldición hacia la pobre progenitora de Osomatsu.

-Perdón. -Susurró algo apenado Karamatsu después de observar aquella pequeña discusión. -Creo que debería irme, Osomatsu, no quiero seguir causando problemas en tu trabajo y tampoco con tus compañeros.

-¿Problemas? Nah, Akumatsu siempre ha sido un imbécil de primera, no deberías preocuparte por eso Karamatsu. -Sonrió mientras se llevaba su dedo índice debajo de su nariz en aquel característico gesto despreocupado que el de azul conocía bien. -Además ya casi es hora del almuerzo y le he pedido permiso al viejo para poder salir a comer algo contigo, así que deja tus dramas de princesa y vámonos que ya muero de hambre.

-¡Que no soy una princesa! Osomatsu idiota. -Le regañó, golpeándolo suavemente en el hombro mientras le sonreía de manera cómplice, como si ambos tuvieran una conexión más personal. De cierta manera se sentía bien que Osomatsu lo defendiera de aquella manera, lo hacia sentir especial, mas cercano e importante para el de rojo.

-Claro que lo eres. -Osomatsu le devolvió el gesto mientras se quitaba el delgado mandil que utilizaba para no ensuciar su ropa de trabajo con el polvo que usualmente se acumulaba sobre los estantes y los libros. -Eres una linda princesita, siempre rodeada de flores, con unos bonitos ojos azules y con la piel suave y delicada.

-¿Y tú como sabes que mi piel es suave y delicada? -Lo miró suspicaz cuando ambos ya se encontraban fuera de la librería, caminando hacia una pequeña cafetería que se encontraba a unos cuantos locales de distancia.

Osomatsu se sonrojó levemente, mordiendo su lengua por haber hablado de más. No es que no lo pensara antes, después de todo, en el primer instante en que sus ojos escarlatas se posaron en Karamatsu supo que el chico debía ser un fanático del cuidado personal. Solo había que prestar un poco de atención para poder notarlo, la manera en la que su cabello brillaba, pareciendo suave al tacto, también estaba el hecho de que el joven desprendía un delicioso aroma a jazmín y no precisamente porque el menor trabajara en una florería, el de rojo había notado que aquel era el aroma propio de Karamatsu.

-Solo bromeo. -Se encogió de hombros, aun sin mirar al otro, restándole importancia al asunto. Ambos ya se encontraban dentro del pequeño local, mirando a su alrededor tratando de encontrar una mesa vacía. -A todo esto ¿Qué vas a invitarme hoy Karamachu~?

-¡Fuiste tú el que propuso la comida! -Le sorprendía la facilidad que tenía Osomatsu de cambiar de tema o evadir los cuestionamientos incomodos, era como si toda su vida hubiera practicado para eso. Casi como si se comunicaran con la mente, habían escogido una de los gabinetes cerca del ventanal que daba a la calle principal -¿No deberías ser tú el que pague la cuenta?

-¿Ves como si eres una princesa? -Siguió burlándose, aun a sabiendas de que podría o molestar a su acompañante o que el tiro le saliera a él por la culata. -Por esta vez tomare mi papel de caballero de brillante armadura y pagare por los dos, pero para la próxima tendrás que recompensármelo.

Karamatsu rodó los ojos, reteniendo una sonrisa traicionera que quería aflorar en sus labios, mientras le seguía el juego al otro. Ambos ordenaron los platillos que deseaban y, entre pláticas y bromas esperando a que su desayuno llegara, pasaron casi toda la mañana en compañía del otro. Como lo había prometido, Osomatsu pagó la cuenta y, cuando Karamatsu intentó aportar dinero también, el de rojo lo detuvo, imitando un gesto galante que más bien parecía una pose graciosa, "No puedo dejar que tú también pagues en nuestra primera cita Karamachu~" se burló ante el gesto de berrinche del de azul. Ambos salieron del lugar, con el estomago lleno y una enorme sonrisa en los labios.

-¡Ah! Estoy reventando. -Osomatsu palmeó su estomago suavemente mientras bostezaba un poco. -Ya es tarde y el viejo va a matarme por haberme tomado más tiempo del esperado.

-Ahora también me siento responsable de eso. -Dramatizó el de azul, aunque podía notarse el tono de preocupación en sus palabras. -Tal vez no debimos tomarnos tanto tiempo...

-La verdad es que no me importa Karamatsu, si de mí dependiera me la pasaría todo el día contigo. -Sonrió, mientras buscaba algo en su bolsillo izquierdo ignorando el enorme sonrojo que cubrió el rostro del menor ante sus palabras. -Por cierto, esto es para ti.

-¡¿Te robaste el florero?!-Exclamó al observar el pequeño racimo de flores de tonalidad malva que el de rojo ponía frente a él y que le resultaba familiar. Los pétalos estaban algo dañados pero eso no le quitaba lo hermoso a las flores.

-No me robe el florero. -Respondió mientras ponía una mueca indignada. -Me robe las flores del florero, que es diferente.

-¡¿Por...?!

-Además. -Lo interrumpió abruptamente mientras sujetaba una de las manos de Karamatsu, colocando en ella el pequeño ramillete, aprovechando en acariciar la piel del dorso de esta. Era suave, justo como lo había imaginado. -Dudo mucho que esos idiotas sepan siquiera para que son estas flores.

-Ilústrame. -El ligero tono molesto del menor no pasó desapercibido por Osomatsu, pero aquel gesto de enojo simplemente lo hacía ver más adorable, sus ojos azules resplandecían de una manera más bonita. Karamatsu era bonito, punto.

-Eso te lo iré demostrando con el tiempo, Karamatsu. -Seguía sin soltar la mano del menor, mientras reanudaba su camino hacia la librería con un sonrojado florista detrás de él. -A todo esto ¿Quién carajos escoge peonias malvas como adorno de mesa en un restaurante?

-Alguien que realmente aprecia salir a comer con sus amigos. -Murmuró el de azul, sonriendo levemente mientras se llevaba las delicadas flores cerca de su rostro para apreciar mejor su aroma.

"Mi amistad por ti es fuerte, Osomatsu, y crece un poco más con cada día que pasa... ¿Tú te sentirás de la misma manera...?"

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No crean que me he olvidado de esta historia! Es solo que estoy reorganizando mis ideas T.T por favor tengan paciencia con mis lentas actualizaciones.

Gracias por leer y comentar :D

Entre pétalos de rosas rojas y hojas con tinta azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora