Página X: Fucsia.

268 41 40
                                    

Osomatsu tarareaba contento una canción que había escuchado sonar en la radio del transporte público que tomaba camino al trabajo. Era de alguna de las muchas estrellas pop de fama instantánea y efímera; la tonada era pegadiza y el estribillo, aunque bastante simple, daba un mensaje perfectamente claro, ¿el tema principal? El amor, por supuesto. Narraba la relación de dos jóvenes que eran amigos y, para confesarse, ambos enumeraban las cosas que les gustaba del otro.

Osomatsu dejó escapar una risa corta mientras terminaba de arreglar su área correspondiente de trabajo aquella mañana. Meditándolo a manera de broma en su cabeza, por un instante no le pareció mala idea comenzar a hacer lo mismo que los protagonistas de la canción, después de todo ya no tenía más trabajo que hacer hasta el mediodía y de alguna manera debía matar el tiempo que le estaba sobrando. No, adelantar trabajo no era una opción siquiera aceptable para Matsuno.

Sin prisa caminó hacia la pequeña sala acondicionada en la planta alta de la librería y con pereza se dejó caer en uno de los muchos sillones que ahí había; usualmente eran los clientes los únicos autorizados para utilizar esa sección de recreación de la librería por lo cual siempre se encontraba atestada de gente que iba a leer o a dormirse descaradamente con algún libro tapándoles la cara, pero aquella fresca mañana de martes parecía un milagro que no hubiese nadie acaparando los asientos, para suerte de Matsuno.

Una vez acomodado como es debido en el amplio sillón color beige, Osomatsu sacó tranquilamente un pequeño block de notas y una pluma de uno de los bolsillos de su pantalón. No era nada raro que llevara siempre consigo algo donde hacer rápidas anotaciones, sobre todo por su naturaleza bastante olvidadiza y descuidada; cerró los ojos unos instantes mientras pensaba como podía comenzar su escrito, entreteniéndose con la pluma en su mano derecha. Se enderezó rápidamente y comenzó a escribir.

~Cosas que me agradan de mi amigo, Karamatsu Nakamura~

El titulo no lo convencía del todo pero tampoco es como si aquel pequeño escrito fuera a parar en las manos de alguien más. Con un encogimiento de hombros se decidió a continuar, cerciorándose de nueva cuenta que no hubiese nadie cerca para poder pensar con tranquilidad.

1. Su amabilidad

Aquello fue algo que le llegó a la mente casi de manera instantánea, ¡pero simplemente no podía evitarlo! Karamatsu era una persona muy amable ¡Ridículamente amable! Siempre tratando de ayudar a los demás aún y cuando nadie se lo pidiera. Osomatsu recordó aquella vez en la cual el menor le llevó una solución para los problemas de su nariz y su alergia al polen, gracias a eso no murió de un ataque de estornudos en la florería aquel día.

2. Su transparencia.

Aquella era otra de las cosas que agradecía de su amigo. Karamatsu era bastante sincero en sus opiniones y aunque algunas las expresaba con timidez, éstas siempre eran verdaderas, sin mentiras o arreglos innecesarios de por medio. Nakamura es el tipo de persona que siempre te dará su genuina opinión sobre cualquier cosa que le preguntes o sobre cualquier critica constructiva que le pidas.

3. Su increíble paciencia.

Si bien es cierto que las primeras semanas de su convivencia ambos tenían bastantes discusiones por pequeñeces o estupideces, sobre todo por culpa de Matsuno, también es un hecho irrefutable que Karamatsu es bastante paciente con él, sobre todo cuando se ponía a hacer berrinches de niño pequeño por cualquier tontería. Osomatsu estaba considerando seriamente comprarle algo a Karamatsu en compensación por aguantarlo todo el tiempo.

4. Su voz.

Era ligeramente más grave que la suya, pero con la enorme diferencia de que cada que la escuchaba se sentía tranquilo, como si entrara en alguna especie de paz y adormecimiento interior, casi como un pequeño nirvana. Y no, no se refería a la voz ridícula que el menor siempre hacia tratando de verse "cool", se refería a aquel terciopelo hecho sonido que Karamatsu utilizaba cuando estaban solos y en confianza el uno con el otro.

5. Su sonrisa.

Era como ver el amanecer resplandeciendo frente suyo, como el más bonito espectáculo de fuegos artificiales, como una fresca mañana de primavera ¡Y eso que Matsuno odiaba la primavera! Pero le gustaba como todo lo encantador que alguna vez pudo haber conocido se reflejaba en la curvatura que se formaba en el rostro de Karamatsu cada que éste sonreía de aquella manera tan puramente genuina y feliz. Como dato secreto, aquella sonrisa le parecía aún más hermosa a Osomatsu cuando era dirigida única y exclusivamente a él.

6. Sus ojos azules.

Un increíble mar abierto, el más brillante de los cielos, donde podía perderse por horas simplemente contemplando todos los matices de azul que se mezclaban en las irises de Nakamura. Osomatsu estaba seguro que nunca había admirado un azul tan hermoso como el que brillaba en los ojos del menor cada vez que ambos hacían contacto visual, esos luceros que le quitaban el aliento y lo dejaban completamente sin palabras mientras su corazón martillaba como loco en su pecho y...

—¡¿En qué diablos estoy pensando?! —Osomatsu frenó violentamente su tren de pensamientos mientras arrojaba el pequeño block de notas lejos de su persona, sentía el rostro caliente y estaba casi seguro que estaba sonrojado hasta las orejas.

—¡Wow! Sabía que eras idiota pero tampoco pensé que hasta tú te llegases a superar de esta forma. —El mencionado pegó un brinco mientras volteaba hacia el origen de aquella molesta voz. A su espalda Akumatsu sonreía con burla.

—¡¿Desde hace cuánto estas espiándome?! —Lo señalo acusadoramente con su dedo.

—Nah, nah, nah, tampoco me grites estúpido. —Akumatsu le enseño el dedo medio en respuesta. —Te estuve llamando desde hace rato para decirte que me ayudaras con la nueva mercancía pero como estabas tan entretenido perdiéndote en tu mundo de fantasía homosexual no me escuchaste.

—¡¿Y porque simplemente no me moviste o empujaste?! —Si antes se sentía acalorado por la vergüenza ahora podía decir con seguridad que la cara se le iba a derretir en cualquier momento.

—Es entretenido ver la cara de retrasado que pones cuando te concentras. —Akumatsu alzó los hombros, restándole importancia al asunto e ignorando el berrinche que seguramente Osomatsu estaba a nada de empezar. —Felicidades, por cierto.

—¿Felicidades...?

—Digievolucionaste de "marica" a "súper marica" ¡Nuevo logro desbloqueado! —Akumatsu sonrió de forma macabra antes de salir corriendo, esquivando un pesado ejemplar de "Rayuela" que casualmente alguien había dejado en la pequeña mesita para café y que Osomatsu con todo el amor del mundo le lanzó con la intención de golpearlo. —¡Date prisa y ayúdame con la nueva mercancía!

Matsuno suspiró, contando hasta cien, mientras recogía su pequeño block de notas y lo guardaba de nuevo en el bolsillo de su pantalón. Jamás, nunca, ni siquiera bajo tortura, dejará que aquella lista del demonio llegue a manos de Karamatsu, si eso llegase a pasar entonces esperaba que en su funeral pusieran Fucsias en su tumba porque él definitivamente iba a suicidarse si su gusto culposo llegara a ser descubierto por el menor.

—0—

Tururururu~ el amor ya se puede sentir X3 

Gracias por su paciencia con las actualizaciones! ;3; 

Entre pétalos de rosas rojas y hojas con tinta azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora