|CAPÍTULO 23|

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Leila

Me desperté antes que Alex y fui a la cocina para preparar un desayuno. En mi cabeza no dejaba de pensar en ese sueño con Jhon, me daba miedo pensar que algo así llegara a pasar. Decidí sacar esos pensamientos de mi cabeza, sabía que con Alex iba a estar segura de cualquier cosa y de cualquier persona.

En un rato llegarían los chicos para terminar los preparativos de la fiesta, ya saben, comida, bebidas, música, decoración. Se me había ocurrido algo para hacer más divertida la fiesta, solo tenía que esperar a los chicos así avisaban a los invitados que había que cumplir un cierto detalle.

Luego de unos minutos pensando me sobresaltó el pitido de la pava, el agua se había hervido, eso significaba que iba a quemarme hasta el fondo de mi alma.

Decidí de igual forma prepararme un té, y enfriarlo un poco con leche.

- Mierda. -gruñí y acto seguido escupí todo, seguía caliente.

Detrás de mí escucho una risa.

- ¿De qué te ríes? -le digo a Alex apoyando los codos en la mesa y mi cara en mis manos.

- Veo que está muy caliente eso. -dijo entre risas.

- ¿Quieres probarlo? -dije ofreciéndole la taza.

- No, gracias, tengo mi confiable cereal. -dijo moviendo la caja con su mano.

Luego de desayunar ordenamos un poco, y preparamos unos refrescos para cuando vinieran los chicos a acomodar las cosas para la fiesta. Yo creo que van a aceptar mi idea de que los invitados vengan un antifaz, va a ser todo más divertido.

¿Con qué ahora te gustan las fiestas?

¿No habíamos hecho un trato de que no te volvería a escuchar?

Sí, bueno, sabes que conmigo esas cosas son imposibles, invitar a tu mejor amiga Emma no me suena a una grandiosa idea.

Solo dejame, es mi fiesta, además si piensa hacer algo tengo a mis amigos para defenderme.

Como tú digas, de todas formas puedes ir a jugar al baño ¿no extrañas esos momentos?

- Lei ya llegaron los chicos ¿vamos? -interrumpió Alex mis pensamientos.

- Eh... Sí, vamos. -dije "sonriendo".

Empecé a caminar a la sala, pero Alex me detuvo.

- ¿Te encuentras bien? Te noté un poco distraída.

- Sí, estoy bien, vamos con los chicos. -dije dándole un corto beso en los labios.

Caminamos hasta la sala donde se encontraban los chicos con un montón de cajas y bolsas con todo para la fiesta. Se habían tomado en serio esto de despedir las vacaciones de invierno. Había vasos, bebidas, globos, papeles de colores, juegos para emborracharse durante la fiesta, dos parlantes de música, micrófonos, parece que nadie iba a aburrirse este día.

Solo espero que nadie se emborrache de más o empiecen a hacer cosas de las que después me arrepienta por hacer esta clase de fiestas. Aunque me gusta este estilo de vida, estuve tanto tiempo sufriendo callada, pero ellos estuvieron ahí, puede que sean medios tontos, pero no los cambiaría por nada, ni por nadie.

Alex llegó y me mostró que la vida tiene dos lados, el bueno y el malo, pero solo nosotros decidimos cual es el que queremos que predomine. Luego del fallecimiento de mi padre decidí quedarme con el lado malo demasiado tiempo, pero yo sabía que era cuestión de tiempo para que algo así suceda, es muy cliché lo sé, pero este cliché es lo mejor.

Los Cambios siempre existieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora