Juliana Pérez Bejarano, una estudiante común de universidad, evitando a toda costa enamorarse y amarrarse, para ella, eso era cortarle las alas de vivir toda la experiencia universitaria, así que solo salía a fiestas cuando podía, no era necesario que se matara estudiando, pues no lo necesitaba, confiaba en sus capacidades, es por eso que cuando su compañera de habitación, Natalia Afanador le proponía salir a beber, bailar y divertirse, no se negaba, pues ella se ligaba con las personas más populares de la universidad.
Por otro lado, estaba María Cristina De Angulo Botero, para sus tres únicas amigas, Makis, esa pequeña desconfiada de sí misma, quien prefería enfrascarse en sus estudios antes que siquiera pensar en fallar, esa chica que se refugiaba tras esas grandes gafas y gruesos libros, ella era de las personas que nadie registraba, solo sus mejores amigas, por eso para ella fue una sorpresa muy grande cuando Olga y Camila le propusieron ir a esa fiesta de bienvenida.
-No tienes excusa Makis, es la fiesta de bienvenida, aún no empiezan las clases, ni tienes que estudiar, vamos, se te van a pasar los años de universidad y nunca habrás ido a una fiesta – la animaba Olga, quería que su amiga por lo menos viviera la experiencia de una fiesta.
-Es que no conozco a nadie, yo no soy de ese ambiente, de verdad, prefiero quedarme leyendo – Makis intentaba hacer pucheros para que sus amigas desistieran, pero ellas estaban empecinadas en sacar a la pequeña Makis de esa habitación.
-Nosotras tampoco conocemos a nadie, y no es necesario que lo hagas, es una fiesta de máscaras, solo anda a conocer gente y reírte un rato – Camila secundaba la ida de Olga, ambas querían salir, divertirse, Olga por una chica blanca con cabello de ensueño, y Cami por uno de los atletas que últimamente se había fijado en ella.
- ¿Si voy me van a dejar estudiar tranquila? – pregunta resignada, sus amigas asienten con renovado entusiasmo, poniendo manos a la obra de inmediato, pues ellas tenían todo planeado, hasta habían comprado el vestido que esa noche llevaría Makis, solo faltaba que ella diera su aprobación. Así que solo bastaron un par de horas para que Makis fuera otra persona, pues sus gafas y las holgadas ropas habían desaparecido y habían sido remplazados por un entallado vestido que le hacía resaltar su buen cuerpo, unos tacones negros, unos lentes de contacto para evitar que se cayera, medio rostro estaba cubierto por un antifaz dorado.
Fue una sorpresa para todos al ver entrar a esas tres lindas chicas a ese salón, ellas que en un principio parecían solo prestarse atención entre ellas, una en específico llamó la atención de Juliana, una que tenía prendado en su cuello una cadena de oro que tenía una M.
- ¿Puedo bailar contigo preciosa? – le preguntó seductoramente al oído, sintiéndola tensarse al sentir sus dedos vagar por su cintura.
-Cla… claro – dijo tímidamente la chica, cosa que aumentaron las ganas de Juliana de permanecer cerca de ella.-Eres hermosa, tu figura es hermosa - dice de manera libidinosa la más alta, pegando completamente a la chica a su cuerpo, moviéndose al compás de la música, ya más entrada la noche, Juliana presa del alcohol llevo a una cohibida y acalorada Makis hacia la barra.
-Denme una botella de amor, que esta noche me he enamorado de esa preciosura – le gritaba eufórica al cantinero, quien negando con una sonrisa le había entregado una botella de Whisky, Makis no sabía si aceptar los tragos que le ofrecía esa chica, ella nunca había bebido, pero la verdad es que quería alargar un poco más su estancia con esa chica de la cual, no conocía ni el nombre.
Solo bastaron unos tragos para que Makis no supiera de si y que Juliana simplemente se dejara arrastrar por el deseo, probando cada porción de piel que su boca pudo tocar, dejándose arrastrar por la lujuria, por el deseo.
Para Makis fue una sorpresa muy grande al verse despertar entre los brazos de una desconocida, con un fuerte dolor de cabeza y desnuda, más grande aún fue su sorpresa cuando descubrió que había dormido con Juliana Pérez, una de las chicas más populares de la universidad, entrando en pánico al imaginar de como ella se burlaría al descubrir quien era, así que apenas pudo sostenerse sobre sus piernas tomó su ropa y se marchó.
Juliana despertó porque si borracha amiga le había caído encima, en un vano intento por despertarla, pues Natalia venía recién llegando de la fiesta y al ver a su amiga desnuda no pudo evitar intentar despertarla, pero falló rotundamente, cayéndose sobre el cuerpo de Juliana, estallando en una carcajada.
-Cállate pendeja que me duele la cabeza – reclama entre dientes Juliana, quien al palpar el lado contrario de su cama se espantó, ella recordaba vagamente haber tenido una noche estupenda, pero no recordaba su cara, solo recordaba su olor, ese suave olor, su suave piel, su cuerpo de infarto y esos ojos marrones que parecían tener un universo inmerso en ellos.
-Ps… estás de… hip... mal humor – Natalia solo se reía por sus intentos fallidos de levantarse.
-La tengo que encontrar – replica Juliana escondiendo su rostro en la almohada.
- ¿A tu dignidad? – la iba a golpear, Juliana la quería golpear, pero no pudo, esa cadenita enredada entre sus dedos había tomado toda su atención completamente.
-Me enamoré y no me acuerdo de su cara, pero la voy a encontrar – esa mañana Juliana se hizo una promesa, luego de tirar a su amiga borracha de su cama, encontraría a la chica dueña de esa cadena, solo tenía ese colgante con una M en él como única pista para encontrarla.
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Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]
RomanceUna noche de tragos y de atrevimientos puede causar estragos, sobretodo cuando dos mundos completamente diferentes chocan.