Natalia Prov:
Ya no me aguanté más, cuando empujaron a Olga contra mis brazos no pude evitar besarla, su piel tan blanca y sus labios tan tersos me llamaban, ver sus ojitos de asustada al verse descubierta me movieron el piso de manera horrible, sabía con claridad que significaba, ella me estaba gustando y una clara señal de eso, era que desde que ella apareció no he tenido encuentros fortuitos con ninguna de las chicas de la universidad.
—Lo siento.
Fue todo lo que le dije cuando nos separamos, sin embargo, no me atreví a soltar su cintura, sabía que, si lo hacía, ella se me escaparía, tal como pasó esa noche que dormí en su habitación porque su amiga estaba en la mía. Esa noche ella me dio un espacio en su cama, pero en una vuelta mal dada terminamos de frente a escasos centímetros de tocar nuestros labios; al darse cuenta ella corrió hacia la cama de Makis y durmió ahí, dejándome inmersa en una nube de pensamientos que no logré aclarar, hasta ahora.
—Suel... suel... suéltame...por... por favor. — tartamudeo ella.
—No preciosa.
—Natalia por... por favor.
—No.
—Deja...
—No.
—Quiero terminar de hab...
—No.
—Mal educada.
—No.
Olga comenzó a refunfuñar mientras hacía fuerzas para intentar soltarse, pero no la dejé, solo di un par de pasos hasta tenerla contra una de las paredes de la universidad, para mi suerte, una que tenía una puerta, cosa que aproveché, metiéndonos dentro de ese mundo aparte a las odiosas vidas ajetreadas de los universitarios.
—Déjame salir.
—¿Ya no tartamudeas preciosa?
—¿Estás jugando conmigo?
—¿Por qué huyes de mí? ¿Por qué me tienes miedo? No puedo creer que eras la persona que animaba a su amiga a aventurarse en una relación con alguien a quien básicamente le tenía miedo. — No podía evitar sonreír con socarronería, sabía que eso le daría en el orgullo, quizás la llevaría a pelear un poco, soltar un par de cosas que me servirían para confirmar mi teoría, un empujoncito para tenerla entre mis brazos, para decir sin ningún remordimiento que la muchacha me encantaba.
—Porque a mi amiga le gusta la idiota.
—Esa idiota es mi amiga.
—Igual de idiota que tú. — Contra atacó.
—Pero soy una idiota que te gusta.
—Tu no me gustas Natalia.
No dudé en dar un par de pasos hacia ella, logrando que retrocediera hasta chocar contra una mesa, no dudé en poner mis manos a sus costados, sin llegar a tocar su cuerpo.
—¿No? ¿Entonces por qué no quieres que esté cerca de ti? — Me incliné suavemente sobre su cuerpo, respirando sobre sus propios labios. — ¿Por qué me tienes miedo?
—No...no te tengo miedo.
—¿Qué pasa si te beso preciosa?
Vi sus mejillas colorarse de un furioso rojo, claro, lo que no vi fueron sus ojos cristalizándose. — Deja de jugar conmigo Natalia, yo no quiero... no quiero ser otra de las chicas que van babeando por ti... no quiero... no quiero ser otra chica desplazada por María José Garzón.
—¿Qué tiene que ver Poché en todo esto? — No entendía absolutamente nada.
—Te conozco desde hace tiempo Natalia, sé con claridad la clase de chica que has sido hasta ahora, también sé que prometes ser fiel, prometes solo estar con una, pero llega Poché y te olvidas absolutamente de todo, llega ella y tu pareces olvidarte de todas tus promesas. — Olga no me miraba, pero en ese momento me recordé de lo muy enamorada que me encontraba de esa chica hace algún tiempo, de las muchas veces que intenté superarla, pero ella siempre llegaba a tirar abajo todos mis intentos, de las muchas veces que lloré porque ella no me quería, recordé lo mal que me sentí el día que la busqué cuando mi hermano murió y ella prácticamente me sacó de su casa porque le estaba arruinando la noche de sexo que le esperaba, pero luego llegó Olga y sus amigas, esa muchacha había llegado y me había arrancado a Garzón de cuajo. — No quiero ser otra más desplazada por Garzón.
ESTÁS LEYENDO
Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]
RomanceUna noche de tragos y de atrevimientos puede causar estragos, sobretodo cuando dos mundos completamente diferentes chocan.