Natalia estaba nerviosa, no sabía cómo sacar a Olga de clases para poder llevarla a su cita, ella solo esperaba que la rubia no se negara a saltarse el último bloque para poder llevarla a ese lugar tan especial para ella. Nada iba a ser fácil, sobre todo por el hecho de que la rubia había estado un poco cabreada con ella desde que se atravesó a golpes con María José Garzón; nada de ese enojo era por el hecho de que golpeara a esa horrible persona, sino que era porque no se arrepentía en lo más mínimo del hecho de haberla hecho zumbar, y por, sobre todo, el hecho de expresar que lo haría mil y un veces.
—¿Por qué no solo vas y te la llevas a rastras en tu carro? — Sugirió con sorna Juliana.
—No puedo hacerle eso. — Un puchero volvió a hacerse presente en el rostro de Natalia. — Si ya se enojó conmigo porque le pegué a la fea, imagínate lo enojada que se pondrá si me la llevo de clases.
—Entonces anda con un ramo de rosas gigante y dale una serenata.
—Juliana, no juegues conmigo así. — Juliana pudo ver el rostro afligido de su amiga, y supo que en verdad estaba teniendo una especie de bloqueo mental con respecto al perdón de la rubia.
La morena se acercó a su amiga y atusó el pelo con delicadeza. — No hagas esa carita, sabes que me mata. — Sin querer, su cuerpo se amoldó al de la castaña. — Esa es la misma carita que ponías cuando esa idiota te rompía el corazón y te mandaba desecha a mi casa. — Los ojitos de la mayor se llenaron de lágrimas. — Sabes que tu Lulú no es igual a Poché, sabes que ella es más buena que un pan de Dios, solo debes ir allí, tomarla de la mano, besarla como si el mundo se fuera a acabar y te la llevas, ella no se negará. — Un risa animó a Juliana a seguir con su discurso de ánimos. —Apuesto a que vuelves con ella de la mano siendo tu novia.
Natalia sonrío con dulzura. —¿De verdad crees que ella me acepte? ¿Incluso sabiendo lo mierda que fui cuando estaba con Poche?
—Tienes que confiar en ella Nati, no todas las personas son como tu hermana.
Natalia apretó los labios, recordando de inmediato esa oscura etapa que vivió con su hermana mayor, con esa que se supone que la protegería de todo, pero que nunca se preocupó de nada más que de ser satisfecha, esa que traicionó su confianza de tal forma que no le quedó de otra que refugiarse en los brazos de una arpía que era mínimamente mejor que esa bestia que destruyó su confianza y su alma.
—Confiaré en ella, y aplicaré tu método. — Dijo entre risas, quizás para quitarle el aplomo a todo el asunto.
Ese mismo valor que había adquirido en la conversación con su mejor amiga, se vio flaquear cuando estaba a un par de pasos del aula de su chica, porque si, aunque aún no se lo hubiese pedido formalmente, para ella, Olga era su chica.
—Olga. — Susurró, en un vano intento por llamar la atención de la rubia, pero ella simplemente, no la vi.
—Bésala. —Susurró Juliana al pasar por su lado. La castaña vio como su mejor amiga por su lado, tomó de la cintura a Makis y sin ninguna culpa la besó, mientras que Olga las miraba divertida, lanzando disimuladas miradas hacia los lados, pero sin llegar a chocar con los suyos.
—Vamos Afanador, no seas cobarde. — Susurró para si misma.
Dos pasos bastaron para que la chica estuviera frente a la rubia, quien la miró un poco sorprendida por el atrevimiento. Natalia no dijo nada, Olga tampoco, Natalia tomó su cintura y tan pronto como sus cuerpos se juntaron, la mano de la castaña acarició la mejilla de la rubia con dulzura para hacer colisionar sus labios con ternura, moviendo su boca con ternura sobre la de su adorada chica, quien se había aferrado a su cuerpo con fuerza por los hombros, en un intento por que los labios de esa nerviosa castaña no le arrancaran los pies del suelo.
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Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]
RomanceUna noche de tragos y de atrevimientos puede causar estragos, sobretodo cuando dos mundos completamente diferentes chocan.