—¡MALDITA SEA! ¡¿Cuántas enfermerías tiene esta maldita universidad?! —Susurró Natalia un tanto alterada al haber entrado a la tercer enfermería de ese campus y no encontrar a su chica.
Juliana resoplaba a su lado, estaba en la misma posición que ella, no había manera humana de que la preocupación bajara un poco. — No lo sé Natalia, pero tenemos que encontrarlas, no me pienso quedar tranquila hasta que la vea.
Hace no más de 30 minutos, ambas chicas había recibido una llamada de una de las enfermeras de la universidad, la chica había dicho con claridad que Makis De Angulo y Olga Vives habían sido tiradas escaleras abajo, que ambas chicas se encontraban aturdidas, casi inconscientes y que debían hacerle un par de exámenes para asegurar el bien estar de cada chica, desde entonces, ambas chicas corrían como locas por la universidad, esperando que la siguiente puerta tuviera a esas chicas que habían vuelto su mundo de cabeza.
—¿Están Makis y Olga en esa enfermería? — Exclamó Natalia sin siquiera preocuparse de saludar, solo abrió la puerta; la chica que miraba el ordenador solo levantó la cabeza para mirarlas un poco sorprendida.
—No le entendí nada señorita, ¿Puede repartir? — La voz calma de esa muchacha solo logró desesperar a la morena que esperaba impaciente que confirmaran la presencia de su pequeña en ese recinto.
—María Cristina De Angulo, o Makis como todo el mundo le dice ¿Está acá? — Gruñó con los puños apretados; si algo caracterizaba a Juliana, era la impaciencia y el nerviosismo que la invadía con rapidez, es por eso por lo que ese el tiquear de uñas en el mostrador le confirmó a la enfermera que la chica no estaba en el mejor estado.
—María Cristina De Angulo, estudiante de psicología, está en la camilla 3 señorita, pero ya hay alguien acompañándola. — La enfermera corroboraba con rapidez los datos requeridos.
—¿Camila Esguerra?
—No, es un chico de otra facultad.
Natalia no se puede quedar quieta, mucho menos esperando a que la conversación de su amiga con la enfermera terminara. — ¿Olga Vives? ¿Está acá?
—Así es, está en la camilla 2, también la está acompañando alguien; los mismo chicos que las trajeron están con ellas, como no sabíamos si tenían a alguien que pudieran disponer de tiempo para llenar formularios, al parecer son los mismos chicos que ocasionaron el accidente.
Juliana y Natalia no escucharon más, solo fueron ciegas hacia donde había dicho la enfermera que estaban las chicas; para su suerte, solo estaban separadas por una fina cortina, así que gran impedimento no era para corroborar el estado de salud de ambas muchachas. Al lado de las camillas, se encontraban con cara de preocupación; ellas los conocían bien, eran parte del grupo que con el que se codeaban al principio del año, frente a ellas estaban con sus malditas caras de niños buenos Tyler Posey y Daniel Sherman, ambos estudiantes de tercer año de alguna carrera a la que no le tomaban el peso en lo absoluto, sino que simplemente estaban ahí por su beca de deportes.
—¡Aléjate de ella! — Gruñó Juliana completamente poseída por la rabia, pues veía que el chico no tenía las mejores intenciones con su tierna Makis.
—¡¿Qué?! — Daniel fue quien respondió, parece que el hecho de que lo sacaran de su ensoñación le molestó. — ¡Oh eres tú! ¿Qué pasa Juliana? ¿Es acaso la nerd otro de tus juguetes? — Su sonrisa arrogante no hacía más que alterar de manera impresionante a las chicas. — ¡No me digan que están esperando para llevárselas a la cama! — El chico se acercó a Natalia con un poco de malicia, con esa cara que despilfarraba esa arrogancia que volarías a golpes. — Aunque no te culpo Afanador, tienes bien gusto, aunque preferiría ver a la rubia desnuda en mi cama.
—Aunque Pérez no se queda atrás, la pequeña ratita de lentes es hermosa, les arrancaría la ropa a mordidas, me encantaría corromper ese cuerpo. — Posey caminaba en como lobo enjaulado alrededor de la camilla de Makis, provocando a Juliana; como si de una iluminación se tratase, la morena y la castaña se miraron, transmitiendo su idea de manera silenciosa.
—Ni con los años cambian.
—Siguen siendo un par de títeres babosos, siguen siendo unos simples peones en el tablero de esas arpías. — Juliana provocó con la mirada a Tyler.
—Sigues siendo un maldito juguete de Garzón, Sherman, asúmelo. — Natalia se había propuesto a hacer pequeño a ese muchacho con la punta de su tacón de aguja. — Ella solo te usa para que le liberes el camino, sabes que me quiere a mi y aún así, hiciste todo este teatro, dañaste a una chica inocente, y todo por esa perra que ni siquiera es capaz de mirarte a la cara sin sentir asco.
—Camila Gallardo sigue siendo buena en sus manipulaciones. — Juliana había adoptado esa misma pose que Natalia. — Después de todas esas veces que te humilló, sigues aquí, tan fiel como un perro, moviendo tu rabo para ver si obtienes algo de atención; pero chicos, no se preocupen, les regalamos a ese par de perras, mientras no se vuelvan a meter en nuestro camino, mientras no se vuelvan a meter con ellas.
Posey, invadido por el odio y por la humillación pura apretó la muñeca de la aturdida Makis, ocasionando la guerra en ese preciso momento; Juliana lanzó el primer golpe y no tuvo remordimiento alguno de ver al chico tirado en el suelo con cara de sorpresa, luego le propinó una patada en pleno estómago con todo lo que sus fuerzas. Natalia no iba a perder la oportunidad, así que con todo lo que su cuerpo le permitía le propinó un puntapié en las partes intimas a Sherman, dejando a un adolorido chico, haciendo intento vagos para mitigar su dolor.
—¡NO MIRES A MI NOVIA!
Como si de un baile ensayado se tratase, ambas chicas habían hablado al tiempo, mirándolos con completa furia, eran la imagen viva del infierno desatándose sobre sus cabezas, ninguna tuvo compasión, tampoco tuvieron vergüenza al tomar el cabello de ambos muchachos y los arrastraron afuera de la enfermería bajo la intenta mirada de la enfermera.
—Señorita...
Nada las detenía, sus cuerpos movidos por la rabia arrastraban a ese par de chicos completamente adoloridos por los pasillos de la universidad, de hecho, cualquiera que las viera diría que son de esas típicas matonas que atropellan a cuantas personas se les cruza por delante, nadie nunca pensaría que eran las princesas privilegiadas que estaban arrastrando del cabello a ese par de jugadores de futbol, pero la vida es irrisoria y las cosas terminaron así, completamente torcidas y un tanto desgastadas.
Juliana y Natalia terminaron por arrojar a esos cobardes a los pies de esas chicas que se secreteaban en un rincón; cabe destacar que ahí estaba todo el grupo que secundaba a ese par de arpías, lamentablemente, gente que hace algún tiempo atrás ellas mismas estaban llamando amigos.
—Ahí tienes a tu pedazo de mierda Poché. —Gruñó Natalia de mala gana.
—Espero que estos les sirva de lección Gallardo, no quiero que la mires, no quiero que la hables...— Juliana comenzaba esa firme advertencia con una mirada que parecía congelarte el alma.
—No quiero que te le acerques.
—No quiero que respires cerca de ella.
—Simplemente, no te quiero cerca de ella.
Camila Gallardo y Poché Garzón miraban a ese par de animales furiosos que rezongaban al frente y casi se quedan calladas, casi, de no ser por esa incesante necesidad de enterrar en lo más profundo su sentido común las cosas no habrían terminado de ese modo.
—Y si no ¿Qué?
Nadie supo quien dio el primer golpe, solo se escuchaban los gritos y los constantes insulto; lo único que se dirá al respecto es que Natalia y Juliana volvieron a la enfermería, esta vez, como pacientes; la castaña llevaba el labio partido, un corte en la ceja y unos cuantos morados, Juliana llevaba la nariz hinchada, los ojos morados y un par de cortes en la mejilla, estragos que pudieron observar con claridad las chicas que habían ingresado horas antes.
—¡Natalia Afanador! — Dijo en tono de reproche Olga al ver a la chica toda apaleada, y para sorpresa de todos, la castaña bajó la cabeza e hizo un puchero mientras jugaba con sus dedos.
—¿Así que novia? — Makis la empujaba del hombro. — Que yo sepa nunca me lo pediste.
Capítulo 14 —Cita especial (Nalga)
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Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]
RomantizmUna noche de tragos y de atrevimientos puede causar estragos, sobretodo cuando dos mundos completamente diferentes chocan.